Ese año nuevo, había marcado el inicio de los sentimientos que la pequeña había comenzado a experimentar. Recordaba cada momento que pasaron juntos, en especial las veces que durmió a su lado. Tan solo de pensarlo se ruborizaba volviéndose un tomate de buena cosecha, como los que plantaba con su padre. El tiempo que había pasado allí sí había significado algo para ella. Shu había sido la persona más atenta y más bondadosa que había conocido. Las mariposas que había sentido cuando él la besó, ahora se multiplican en cada roce de piel, en cada abrazo y en todo lo que se refiriera al mayor. Narumi lo sabía, sentía y entendía, según los libros y las novelas que miraba antes de llegar a la mansión, así se comportaban las jóvenes que se enamoraban de príncipes, chicos que iban al secundario, muchachos normales. Bueno, siendo sincera, él no era exactamente normal. Si por chupasangre, se considera normal, bien. Aunque el come, duerme y siente como un ser humano normal. Esas tonterías que pensaba solo por girar en su entorno, por pensar en aquellos ojos celestes que estaban enloqueciéndola de a poco. No obstante, no le molestaba, al contrario, la hacía sentir más ligera, más alegre. El tiempo que pasaba a su lado era, sin duda, el más dulce. El poder pronunciar su nombre, aunque sin un honorífico, le daba un cierto toque de acercamiento. Las notas que ella escribía en su cuadernillo, lleno de dibujos de Shu, lo cual no podía evitar hacer, la llenaban de una inexplicable esencia que solo podía percibir con su imaginación y su tacto.
Despertó, como un día normal, ya enero estaba por terminar. Las vacaciones de invierno llegaron a su fin dejando un rastro de descubrimientos de ambos lados. Bajó con rapidez ya que tenía que buscar comida para a Aki antes de que Reiji se despertara y la reprendiera por su irresponsabilidad. Caminó con sigilo por los pasillos, era muy temprano. El día daba indicios de tormenta, como usualmente era ya que estaban en la etapa de lluvias. Tomó la comida para gato y volvió a correr de puntillas para su habitación. Subió las escaleras tomándose del barandal para no caerse, sus pasos se sentían desde la habitación de Yuuri, quien ya estaba despierto desde hace tiempo. Siempre hablaban entre ellos, pero nunca habían tenido una conversación extensa, y eso que él sabe lenguaje sordomudo. Decidió esperarla en su habitación, con una tetera y unas tasas. Por un lado, sabía bien que Kino seguiría intentando estar con ella más que nada por el hecho de las conexiones en la vida de ella, por el otro, Narumi le parecía realmente interesante y además de ser una muy buena amiga.
Se sentó en el suelo, colocó las tasas y algunos dulces para el desayuno, aunque era las seis y media de la madrugada, hay que desayunar sí o sí. No obstante, cuando la puerta se abrió, la castaña entró sin enterarse de la presciencia del mayordomo. Le dio comida al gato, que estaba mirando a Yuuri, y se acostó. Él se rió por la atención que le dio, se levantó y le tocó la cabeza.
—Señorita, el té está listo —le dijo en un tonó de voz suave. Narumi se asomó entre las mantas y lo miró, aun no estaba dormida—. Seria bueno que se levantase y me acompañe —ella obedeció asintiendo, se acercó a la mesa y se sentó en un extremo, él hizo lo mismo—. Dígame… ¿Cómo está su padre? ¿Ha podido hablar con él? —ella asintió y le explico a través de señas que hablaban cada tanto—. Ciertamente, me parecía muy raro que cada quince días llegaran cartas. No me engañó facilmente. Otra cosa, sabes que hoy habrá luna llena, ¿no? Te recomiendo que tengas cuidado, si bien ellos no te percibirán a partir de la noche, pueden llegar a atacarte, pero seguramente que no estarán aquí y se irán antes de que eso pase —le dijo mientras miraba como se ponía pálida—. Dudo que te hagan daño —rió para calmar el pequeño silencio que se había formado.
Siguieron hablando por una hora sobre temas variados, en especial por la fascinación que Yuuri tenía ante las obras de artes que Narumi creaba con solo lapices y oleos. Vio, entre todos esos cuadros, una silueta masculina que se encontraba entre todos ellos.
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Notas Doradas [Diabolik Lovers]
FanfictionAquellas notas eran musicales, eran gramaticales, eran de él y de ella. Ambos se mezclaban entre sentimientos y emociones. "No puedo juzgarme si aquellas palabras llegan a resonar en mi corazón" meditó el rubio acariciando aquel papel.