Confesiones

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—Veo imposible que tú puedas hacerme sentir cualquiera de esas cosas— respondió Poché con mucha seguridad.

—La semana pasada tuve una recaída— soltó Daniela sin anestesia ni vueltas, yendo directo al grano, los ojos de María José se abrieron con sorpresa —Mi padre está atravesando por problemas graves por culpa de sus decisiones, algo que no solo me lastima a mi sino que a más gente— murmuró sin levantar la vista de sus manos entrelazadas y sus dedos jugando nerviosos —Además, mi madre quiere que vuelva a vivir con ella, y yo no quiero, no puedo irme ahora que te conozco— esa información golpeó fuertemente el corazón de la peliazul —Estaba abrumada y no vi mejor salida.

Imágenes de ese día venían a su cabeza como pequeños cuchillos que se clavaban en su piel. 

Flashback.

En el piso de abajo, Daniela podía escuchar como había ruidos de cosas rompiéndose. Cada vez que algún objeto era aventado hasta la pared o el piso. El cuerpo de la castaña temblaba con cada estruendo y a pesar de ponerse audífonos y la música al mayor volumen posible, era imposible dejar de escuchar lo que pasaba abajo.

Al parecer, su padre recibía la información de algún agente del CTI, quien le informaba acerca de cualquier nuevo descubrimiento para que él pudiera actuar a favor de su empresa y su nombre. Además ese día había recibido la visita de Gonzalo Albornoz, quien le pidió ayuda para salir limpio de toda la corrupción que habían llevado a cabo juntos. Por lo que Daniela había podido escuchar, Albornoz tenía algo con que amenazar a Germán y fue por esa razón por la cual, el presidente de Grupo Calle comenzó a romper cada objeto de su despacho en busca de liberar un poco de ira.

En un instinto primitivo, la castaña se lanzó sobre su cómoda, buscando alguna sustancia que haya guardado y que aún no había sido tirada, para su suerte encontró unas pastillitas, sin preocuparse mucho por qué era lo que se estaba llevando a la boca, tomó una y la ayudó a pasar mientras tomaba agua. Se tiró en la cama esperando a que hicieran efecto.

Luego de unos largos y tortuosos minutos el ataque de ira cesó pero Daniela ya no era tan consciente de ello para preocuparse. 

Su teléfono comenzó a sonar, mostrando en la pantalla la foto y el nombre de su madre, la llamada rompió un poco los efectos.

—Hola, mamá— contestó alegre, extrañaba a su madre.

—Hijita, chiquita, te extraño mucho— dijo la mujer al otro lado de la línea —I heard the news— soltó la mujer con amargura —Quiero que vuelvas conmigo, a casa.

El corazón de Daniela dio un vuelco, una parte de ella deseaba alejarse de toda la mierda que estaba sucediendo, olvidarse de su padre y de todo el drama mediático y legal alrededor de él, pero la otra parte le decía lo mucho que necesitaba permanecer cerca de María José.

—Me haría muy feliz volver mamá— comentó sin mucho ánimo.

—¿Por qué no suenas feliz? 

 —Conocí a alguien— soltó un suspiro antes de seguir hablando, necesitaba tiempo para procesar lo que se le cruzaba por la mente —Creo que estoy enamorada— dijo casi en un hilo de voz.

—Oh hija— expresó un poco afligida Mafe —Se que puede ser difícil para ti alejarte del muchacho pero prefiero tenerte aquí, lejos del problema legal de Germán.

—Lo voy a pensar mamá, no es una decisión fácil para mí.

Luego de hablar unos minutos más, Daniela recibió un mensaje de Luisa, después de haber ido a la casa del abuelo de Poché, las dos jóvenes se habían hecho bastante cercanas.

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