Esfuérzate

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Luego de ver a un médico que, después de tocar con delicadeza el tobillo de Poché para localizar el hueso roto, decidió hacer una tomografía para salir de dudas. Una vez la lesión fue reconocida, el doctor le colocó a María José una bota especial para permitir que el hueso vuelva a su lugar poco a poco.

—Vas a tomar estos medicamentos todos los días por una semana— habló el hombre mientras le entregaba a la peliazul un papel con distintos nombres.

—¿Cuánto voy a tardar en recuperarme?— preguntó impaciente Poché, quien ya se encontraba ansiosa al saber que debería estar en reposo por mucho tiempo.

—Generalmente este tipo de lesiones tarda entre seis a diez semanas, más dos semanas de fisioterapia para permitir que los músculos y tendones vuelvan a estar fuertes.

No lo demostró, pero por dentro, María José se sentía frustrada, pero sobretodo enojada con Jade, ella era la culpable de su lesión, por culpa de ella, la peliazul ahora debía pasar más de dos meses fuera de las canchas.

Daniela y Luisa esperaban por Poché en la sala de esperas, la rubia se había enterado de lo sucedido ya que una de las jugadoras le había avisado, y luego fue ella quien le contó a la castaña que llegó muy preocupada a la clínica.

—¿Sabes algo? ¿está bien?— preguntó Daniela una vez vio a Luisa.

—Lo único que sé, es que Jade fue la que la lastimó y que el enfermero de la escuela dijo que podría ser una fractura de tobillo, pero va a vivir, no te preocupes— bromeó la rubia al ver lo preocupada que se veía Daniela.

Justo en el momento en el que dejaron de hablar, Poché aparecía por los pasillos de aquel hospital en silla de ruedas, el doctor le había recomendado usarla ya que mantendría inmóvil el tobillo lastimado.

Daniela corrió al encuentro con su chiqui bombón, dejando ver claramente lo mucho que se preocupaba por su peliazul, quien al ver a la castaña tan interesada por su bienestar, logró dejar atrás los sentimientos negativos que había estado acumulando desde que salió de la escuela con la noticia de que podría estar fracturada.

—¿Cómo estás?— preguntó Daniela tomando una de las manos de Poché para besarla con cariño. Luisa se había acercado, ya que a ella también le interesaba conocer cuál era el estado tanto físico como emocional de su amiga.

—Tengo que estar así por dos meses, así que no estoy muy contenta— dijo mientras señalaba su pie con la férula.

—Se te van a pasar rápido esos dos meses, nosotras nos vamos a encargar de eso— comentó Luisa tratando de animar a su amiga pero no lo pudo lograr.

—Traje el auto, puedo llevarte a tu casa— propuso Daniela al notar el silencio que comenzaba a formarse debido a que María José parecía no tener las energías para hablar.

—Está bien.

Esas palabras fueron la señal para que Daniela comenzara a empujar la silla de ruedas en la que se encontraba Poché por los pasillos de la clínica hasta el estacionamiento donde estaba el auto que llevaría de regreso a casa a la más baja.

El trayecto en el auto fue silencioso, la de ojos avellana había notado que el humor de la peliazul no era el mejor, por lo tanto no quería molestarla con preguntas sobre su lesión que probablemente podrían ponerla peor de lo que ya se encontraba.

Subir las escaleras hasta el cuarto de Poché fue difícil, nadie se encontraba despierto en la mansión de Carlos ya que eran casi la una de la madrugada, por lo que Daniela tuvo que hacer todo el trabajo de cargar con cuidado a María José y subirla hasta el cuarto para luego ir por la silla de ruedas.

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