XII. Trágico Despertar

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No lo entendía, en cuanto despertó se topó con el rostro sonriente de Yamamoto quien le dio los buenos días con un casto beso en los labios que lo ruborizó. Todo iba bien hasta el momento en que el moreno se levantó y le extendió la mano para ayudarle a levantarse también. No podía pedir una mañana más perfecta con el de ojos miel abrazándole de felicidad y él por dentro estándolo, estaba aspirando el aroma del contrario mientras correspondía al abrazo cuando la puerta de su habitación se abrió de golpe.

Sin dudar alejó al más alto y palideció al ver a los recién llegados. Su padre, Xanxus y Viper en la retaguardia. Aunque lo que más llamó su atención fue la mirada del moreno de ojos rojos.

-El joven Xanxus había pensado en invitarte a ir al Coliseo-

Mientras Viper maldecía porque en realidad fue ella la que lo propuso y ni la tomó en cuenta el viejo monarca, otro ni siquiera podía tragar. La voz de su padre podía escucharse tranquila pero sabía por experiencia que tras de eso venían los peores castigos. Volteó a ver a Yamamoto quien mantenía una mirada totalmente seria fija en el otro moreno mientras se erguía sin vergüenza alguna; esa actitud le infundió un poco de valor.

-Padre puedo explicar...-

-Cállate-

Sin gritos, simplemente alzó la mano con el fin de golpearlo pero el golpe nunca llegó, fue Yamamoto quien recibió la bofetada. Los ojos de ambos hombres chocaron como cuando las bestias están a punto de pelear y tal vez habría sucedido de no ser porque la ilusionista intervino.

-Así que los rumores eran ciertos-

-¿Qué?- Preguntaron todos los presentes menos Xanxus

-Ah sí- Empezó a hablar mientras se hacía la desentendida- Cuando regresaba de mi expedición me topé con un viajero que me juró haber visto a un príncipe con un perro sarnoso entregándose afecto por la zona boscosa-

-¿Porqué no dijiste nada?-

Ahora era ella la que tembló al escuchar el tono de voz tan profundo que utilizó su hermano.

-No creí que fuera cierto- Respondió más rápido de lo que habría querido-Es el príncipe después de todo, un acto así significaría que la relación política acabase-

Mientras la mujer terminaba de poner excusas Xanxus caminó de forma tranquila hasta la cama, tomando la sábana de seda y acercándose a Gokudera se la colocó sobre la cabeza desconcertando a todos los presentes.

-¡Entren!-

Y Gokudera lo recordó, Xanxus no se movía sin su séquito de soldados. En ese instante entendió la acción de cubrirlo con la sábana, nadie más que él y el resto de "Varia" sabían que era en realidad un chico pero, no entendía porqué Xanxus a pesar de tener "razones" para delatarlo lo estaba cubriendo, aunque la verdad poco le importaba, algún interés político tendría.

Y ahí entre los brazos de Xamxus quien le impedía emitir algún sonido al taparle la boca, simplemente podía ver cómo al menos unos siete soldados se esforzaban por someter a Yamamoto quien pudo derribar a tres a puño limpio sin problemas pero estar bajo la presión de no querer ver cómo Gokudera se retorcía entre los brazos de otro le distrajo, dándoles algo de ventaja a los soldados mal heridos. Gokudera intentó soltarse del agarre del más alto pero en su lugar fue agarrado con más fuerza de la necesaria, pateaba y lanzaba golpes al aire pudiendo hacer nada más que ver cómo los guardias intentaban golpear a Yamamoto para llevarselo después pero, a pesar de superarlo en número les fue difícil controlarlo.

Por un segundo tuvo esperanza de que Yamamoto lograra salir de esa y escapar pero, lo que vió a continuación le quitó la respiración. Su padre, como todo político, sin importarle el honor en lo más mínimo había aprovechado un solo segundo de distracción para apuñalar el costado derecho de Yamamoto, haciendo que este se doblara del dolor y siendo por fin sostenido sin problemas por los guardias de Xanxus.

-A las mazmorras- Ordenó para luego indicarle a Viper que le acompañara para verificar que nada saliera mal en el trayecto. No sin antes dictaminar que el encargado del castigo final de Yamamoto sería decidido por Xanxus.

No supo cuando su habitación se vio vacía dejandolo solo con el pelinegro al que rápidamente encaró pero, al verlo podía apreciar una mirada difícil de interpretar era acaso vergüenza ajena, odio, furia, traición, tal vez todas o ninguna de las que dijo pero, estaba seguro que lo que venía no sería de su agrado y a nadie le importaría lo que le pasara y la única persona que se preocupaba por él, se encontraba mal herido.

-Juro que no pasó...-

-¡Cállate!-

Sabía que no le creería pero eso no lo hacía perder la esperanza de que lo escuchara

-NO HICE NADA- Rogar no era propio de él pero si con eso conseguía que dejarán en paz al moreno lo intentaría -Por favor, pensaba deshacer el matrimonio como es debido. ¡Créeme por favor!-

Y sin saber porqué esas palabras molestaron mucho más al mejor de los soldados del ejército romano cerró los ojos esperando que lo que se venía no le doliera tanto.

El Principe del Coliseo [8059]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora