VIII. Miedos

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Toda la presión, que le provocaba su ahora ajetreado modo de vida, siempre terminaba siendo apaciguada por el de azabaches cabellos. En el día podían fingir ser amo y sirviente pero en la noche eran dos simples jóvenes que disfrutaban de la compañía del otro, aunque esto no lo admitiría abiertamente el de ojos jade. Tener al moreno a su lado le hacía tener más claras sus ideas, si lo pensaba detenidamente el era de tomar acciones rápidas pero la tranquilidad que le proveía Yamamoto lo hacía afinar mucho más los detalles de sus planes; como el que debía poner en marcha.

-Saldrá bien-Susurró Yamamoto con una sonrisa-Y si pasa algo, estaré ahí-

-¡Cállate! Me desconcentras-

Ambos sabían que mentía pero, siempre fingían que no se daban cuenta que se debía a la timidez del platinado que actuara así.

La enorme puerta se abrió de par en par, dejando pasar al peli plata seguido de su guardia. Solo había puesto un pie dentro pero sintió el peso del ambiente recaer en sus hombros. La mirada fría de su padre, los ojos de Lal expectantes a qué cumpliera con los protocolos y esos cinco invitados. Sentía sus piernas flaquear y hubiera caído de no ser porque cierto moreno le ofreció su mano para "dirigirla" hasta donde se suponía debía posicionarse. Se dieron una fugaz mirada y bastó para que el menor se calmara.

-Ya se que eres hombre, escoria-

Las miradas se posaron en el joven que lucía sus cicatrices con orgullo pues eran pruebas de sus constantes batallas ganadas.

-No necesitas vestirte de esa manera ante mi, lo nuestro será puramente político-

-Aún así-Se animó a hablar- Mi deber será fingir que soy su esposa, Xanxus. Porqué no empezar desde ya, demostrándole que puedo cumplir con mi papel-

No estaba viendo a su institutriz pero sabía que Lal tenía una expresión de orgullo al escuchar una contestación tan diplomática ante la insinuación de intentar hacerlo ver inferior, tanto ensayo y prácticas valieron la pena. El tema se desvió a lo meramente político y en ese momento se permitió relajarse un poquito pues su turno de opinar llegaría a lo último. El tiempo corría y esto lograba ponerlo nervioso. Aún dudaba de su estrategia por lo que cuando se acercaba la hora de hablar buscó los ojos de Yamamoto, quien se había colocado en una pared de enfrente por si necesitaba darle apoyo moral a su amo y valla que lo hizo; con una mirada seria y un leve asentimiento le indicó que estaba ahí para defenderlo si las cosas pasaban a mayores.

-Hayato, esperamos tu respuesta-Repitió el emperador al no recibir palabras de su hijo

-Mis disculpas-Aportó con un poco más de calma-Analizaba la situación y si era conveniente para mi-

-Tu opinión no importa, solo eres meramente un objeto que se le dio un buen uso, bastardo-

Mentiría si dijera que la última palabra no le dolió pero debía mantener la cabeza fría.

-Podría ser cierto pero, como último hijo del emperador creo que por mis venas corre la sangre de él y se esperaría que también se me permitiera engendrar hijos con una mujer para proveer un heredero legítimo-Finalizó, intentando ocultar una sonrisa al ver que su padre sopesó esa opción pues en un principio nadie había tocado ese punto.

Se había acordado que Xanxus tomaría a la sirvienta personal que le pusieran a Gokudera para mentir diciendo que eran sus hijos. Ahora esperaba la pregunta de su padre, ese sería el gancho para seguir.

-¿Y quien sería?-

-Vipper-Respondió sin titubear y como si todos en el palacio hubieran escuchado, el silencio total se hizo presente, por lo que aprovechó para seguir- Una gran mujer perteneciente a una gran familia. Se imaginan una descendiente proveniente de un príncipe, una guerrera y de paso su figura paterna será el gran Xanxus-

-¿Y cómo piensas encontrarla?- Preguntó su padre-Se dice que solo aparece en el campo de batalla cuando se necesita ayuda para guiar las legiones romanas-

Sin decir palabra alguna caminó hacia los soldados de quien sería su futuro esposo y se detuvo frente al más bajo de todos los encapuchados.

-No hay necesidad de encontrarla, ¿acepta mi oferta Lady Vipper? De ese modo seguirá al lado de su hermano Xanxus-

Los segundos parecían eternos, temía haberse equivocado pero Yamamoto le había hecho la señal de que era ese encapuchado el que reaccionó al decir su nombre. No bajó la mirada, hasta que la persona frente suyo mordió con rabia su labio inferior, mientras que el sonreía con autosuficiencia.

[...]

Caminaron hasta el ala que le pertenecía solamente al peli plata, los dos jóvenes estaban algo nerviosos y el súbito golpe fuerte de la puerta cerrándose los sobresaltó un poco. Voltearon para toparse con la mirada asesina de la peli azul.

-¿Quién te habló de Vipper?-Preguntó mientras lo jalaba de un brazo-Fue él ¿verdad? Ese maldito asesino no entiende lo que hace, contarte semejante cosa o acaso él...-

-Está de acuerdo-Interrumpió serio mientras se zafaba del agarre-Pero si te preocupas por su seguridad y la del niño por el que se desvive, están camino a un país fuera de los dominios del imperio de Roma-

-El dinero...-

-Bien sabes que Reborn tiene suficiente para vivir bien, lo único que yo hice fue darle sirvientes y agilizar su viaje en barco- Miró serio a Lal para luego darle la espalda

Ni lento ni perezoso el moreno le siguió hasta la recámara, donde el ojos jade se dejó caer sobre sus rodillas. Yamamoto corrió a su lado para auxiliarlo pero en su lugar este se aferró a su hombro y le vio con una sonrisa nerviosa.

-Pensé que no aceptarían-

Ambos rieron por un momento para sacar el estrés pero al acabó de un momento el menor cayó en cuenta de lo que se le venía ahora, volvió a ese estado donde los nervios lo atacaban y su semblante cambiaba a uno más serio. Tenía miedo de que esa legionaria tomara represalias al enterarse del porqué la metió en ese embrollo; todos sabían que era una mujer que no entregaría su poder y libertad por una vida pacífica. Ella era tan ambiciosa como su hermano por eso le preocupó lo último que le susurró al oído. Su vida no le importaba mucho pero metió a alguien inocente en eso.

-¿Gokudera?- Preguntó un poco preocupado al percibir la ansiedad en el menor quien inconscientemente le vio asustado-¿Qué te pasa?-

-No sé si hice bien-Respondió-En un principio pensé que era por mi libertad pero ahora qué hay alguien involucrado no sé...-Frunció el entrecejo pues no quería admitir lo que sentía pero si era el moreno, estaba bien ¿no?-Estoy preocupado, Yamamoto tengo miedo-

Sabía bien que el protocolo le prohibía tocar demás al príncipe, por eso no le abrazo la vez anterior pero ahora, con ese sonrojo sobre sus pálidas mejillas y esos ojos preocupados... al diablo los protocolos.

-Yamam...-

Enrojeció más al sentir como era estrechado entre los brazos del moreno, intentó separarse al sentir que las manos reposaban en su cintura pero el más alto lo impidió al apretarlo aún más contra su cuerpo. Tembló al sentir un leve roce de los labios contrarios sobre su oreja.

-Déjame ser quien corte esos miedos que te atormentan-

No lo podía creer, su corazón se aceleró al escuchar aquellas palabras susurradas contra su oído a forma de súplica. Instintivamente sus brazos se enredaron sobre los hombros del moreno quien sonrió en medio del abrazo. No dio respuesta alguna pues en la cabeza del príncipe pasaba un solo pensamiento.

"No puede ser que caiga en sus garras"

El Principe del Coliseo [8059]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora