CARLOTA
Llevábamos un mes en el hospital y prácticamente no nos habíamos ido de aquí, siempre nos quedábamos o yo o Marcos porque éramos los únicos que sabíamos que Gabriela estaba embarazada, y la terca no se quería ir a casa.
En ese mes ella había adelgazado algo, prácticamente no comía a pesar de que insistíamos en que lo hiciese, por el bien de ella y del niño que esperaba, pero se negaba, que no tenía hambre. También insistía que no trajéramos a Ana, no quería que la viese así, pero a pesar de todo la llevábamos porque al menos la animaba un poco.
Para nuestra suerte, hoy vendría otra vez, porque notábamos que cada vez se ponía peor, y queríamos evitar que pasase lo de hace un mes cuando estábamos en casa y se desplomó. Acabamos en urgencias con ella y estuvo en observación bajo sedación y calmantes, pero cuando despertó eso no sirvió prácticamente de nada porque se puso a gritar como una loca para que le dijesen algo de Alex y que la dejaran, que estaba bien y no le pasaba nada. Debo admitir que en este momento odiaba el lado terco de Gabriela, no le estaba haciendo nada bien ser así de terca, pero nadie lograba convencerla de que se fuese a casa a descansar un rato.
-Tía Carlota.
-Hola princesa, ¿Qué tal estás?
-Echo de menos que mami me lea cuentos por la noche.
-Pues no te preocupes de eso que esta noche te leerá uno Marcos.
-Carlota, esta noche me quedo yo aquí, llevas dos días y no pienso dejar que te quedes un día más.
-Pero...
-Pero nada, ve a casa con mi hermana, yo me quedo con Gabriela.
-Está bien. Ahora vamos a junto a tu madre, estoy segura de que se alegrará de verte, no, mejor vamos a por algo para que coma mientras Marcos va junto a ella, ¿te parece?
Ana medio sonrió y nos dirigimos a hacia la máquina que había en esta planta, espero que al menos esta vez comiese delante de Ana, porque la última vez se negó incluso a eso.
MARCOS
Mi hermana y Carlota se fueron a por algo de comer para Gabriela, creo que esta última tenía esperanza de que comiese delante de mi hermana al menos, pero yo estaba seguro de que no haría eso, conocía a Gabriela mejor que nadie aparte de Alex, y sé de sobra que no comerá nada.
Odiaba verla así, y hoy llegaría Carlos por unos días para acompañarla también. Tuve que insistir mucho para que viniese, y debo decir que estaba enfadado con él, porque nos había dejado a mí y a mi hermana, la excusa esa de que se iba por trabajo no me lo acababa de creer, más bien pienso que se iba para no estar cerca de Gabriela e intentar así olvidarla, pero en este momento Gabriela necesitaba a su hermano mayor como decían ellos, a mí no me hacía ni puto caso todo lo que le decía. Era la última carta que me quedaba, que mi hermano consiguiese lo que ninguno de nosotros consiguió, que Gabriela comiese y se fuese a casa al menos a descansar.
Cuando ellas se fueron, entré en la habitación y vi a Gabriela llorando, era algo que no dejaba de hacer desde que había pasado lo de Alex, al cual le habían inducido el coma para que se fuese recuperando, cosa que estaba sucediendo según los médicos, pero Gabriela no se lo creía.
Me acerqué a ella y le pase un brazo por encima de sus hombros para intentar consolarla de alguna manera, pero dudo que eso lo hiciese.
-Marcos, quiero estar sola.
-Pero no te vamos a dejar sola y lo sabes. ¿Comiste hoy?
-No tengo hambre.
-Eso llevas diciendo un mes, pero debes comer, por el bien de vuestro hijo.
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El Mejor Regalo
Teen FictionDespués de un mes demasiado largo para Gabriela, Alex se despierta del coma. Por una temporada las cosas estarán tranquilas y ellos serán felices esperando a que nazca su hijo, pero hay un pero como en toda historia, y en esta es que Paula, la chica...