GABRIELA
Cuando llegué a mi escondite no tan escondite, me senté y me quedé mirando el agua. Toda esa noche se estaba reproduciendo en mi cabeza y había empezado a llorar, menos mal que no iba conduciendo, porque si no me arriesgaría a tener un accidente, y no era lo que quería en este momento. También tenía sus palabras en mi cabeza, las que me había dicho hace una hora. No me podía creer que todo este tiempo me estuvo siguiendo. Prácticamente me había amenazado con ir a por Ana y por Nerea, cosa que no iba a permitir.
Vi como mis manos empezaban a temblar, por lo que saqué el frasco de las pastillas para tomarme un par, me tenía que mantener tranquila, por el bien de mis hijas.
Pasados unos minutos noté como las pastillas empezaron a hacer efecto, y con eso, también me pude centrar un poco más en pensar que hacer para que ese hijo de puta no se acercase a mi familia, y lo único que se me ocurría era que tenía que denunciarlo por lo que había pasado hace cuatro años, no veía otra forma de solucionarlo sin que yo misma me metiese en problemas, porque otra solución, era acabar con él yo misma, pero no me iba a meter en problemas, por o que esa era la mejor solución que se me ocurría en este momento.
Justo en ese momento me empieza a sonar el teléfono, pero lo ignoro, estoy casi segura que era Kevin y quería estar sola, sin que nadie me molestase, necesitaba pensar, relajarme del todo e intentar apartar todos estos pensamientos antes de volver a casa, no quería que nadie supiese nada de lo que había pasado hoy, y tampoco quería que me arruinasen el día después de que Andrea me dijera que todo iba bien con el embarazo y que seríamos padres de dos niñas.
Cuando el móvil dejó de sonar, lo cogí para llamar a Santi, él era el único que me podía ayudar en este momento, e iba a aprovechar mientras Kevin marcaba de nuevo mi número seguramente.
-Hola Gabriela, cuanto tiempo. Justo ahora te iba a llamar para informarte cómo va la búsqueda de Paula.
-Hola, eso me lo cuentas luego, ahora mismo necesito que me ayudes en algo Santi.
- ¿Paula ha aparecido por tu casa?
-No, no tiene nada que ver con ella, es otra cosa.
- ¿Tienes problemas con algo?
-Si, pero prefiero hablarlo en persona. ¿Crees que podrías venir?
-Claro, ¿dónde estás?
-Te envío la ubicación.
-Vale, tardaré el menor tiempo que pueda.
-Otra cosa más antes de que cuelgues.
-Dime.
-Si alguien de mi familia te llama, da igual quien sea, no le digas que te vas a encontrar conmigo.
-Espera, ¿estás sola?
-Sí, pero eso es lo de menos, prométeme que en caso de que alguien te llame no le dirás nada de que te vas a encontrar conmigo.
-Esto debe de ser serio si no quieres que nadie se entere de que me voy a encontrar contigo.
-Lo es, por favor Santi.
-Está bien, no se lo diré a nadie, pero tampoco veo el motivo por el que alguien me va a llamar a mi para saber algo de ti.
-Porque eres el que me estuvo cuidando mientras Mónica andaba por ahí, y el que me está cuidando y ayudando con lo de Paula ahora, por eso en caso de que no me aparezca te llamarán a ti para que los ayudes a buscarme.
-Está bien, no te preocupes, estaré ahí en nada y hablamos de eso tan importante que tienes que decirme. Nos vemos ahora Gabriela.
-Hasta ahora Santi.
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El Mejor Regalo
Teen FictionDespués de un mes demasiado largo para Gabriela, Alex se despierta del coma. Por una temporada las cosas estarán tranquilas y ellos serán felices esperando a que nazca su hijo, pero hay un pero como en toda historia, y en esta es que Paula, la chica...