ALEX
Una semana y media más tarde desde que desperté me dieron el alta y las cosas iban bien. Gabriela se había quedado en mi casa por un par de días ya que lo que me dijo el médico me había dicho que necesitaba descansar y tener tranquilidad, aunque ella también debía de tener tranquilidad.
Debo admitir que ahora mismo era el hombre más feliz del mundo. Tenía a la chica que más amaba en el mundo conmigo después de todo lo que le hice que me iba a dar un hijo y que me cuidaba desde que el doctor dijo que necesitaba tranquilidad, prácticamente se quedó en la parte en la que el médico dijo que necesitaba tranquilidad y reposo, pero estaba bien, no me pasaba nada y debía cuidar a Gabriela y nuestro hijo, no iba a dejar que le pasase algo porque entonces sí que no me lo perdonaría.
Habíamos ido a casa de los padres de Gabriela para que no se preocupasen por ella y cuando estábamos volviendo a casa se quedó dormida, y eso que el camino no era muy largo que digamos, pero durante esta semana prácticamente se comía todo lo que veía y se pudiese comer y dormía mucho, que sé que es lo normal, está embarazada y necesita cuidarse, pero estaba feliz, el embarazo en este momento iba bien y era lo más importante para mí ahora mismo. Cuando llegamos a casa, la cogí en brazos y la llevé a la habitación para que durmiese en la cama, la tapé y me recosté a su lado. Se estaba haciendo de noche cuando Gabriela despertó y en mi cara la sonrisa se amplió.
- ¿Qué hora es?
-Van a ser las nueve.
-Mierda, me dormí toda la tarde.
-No te preocupes hermosa, tienes que recuperar todo el sueño de este mes, nuestro hijo tiene que descansar.
-Pero no quiero dejarte solo durante tanto tiempo.
-Por mí no te preocupes, estoy bien, de verdad.
-No sabes cuánto te eché de menos, amor.
-Me puedo hacer una idea de eso, pero no me pasó nada, estoy bien.
-Casi te mueres, eso es pasar algo.
-Pero no pasó, estoy aquí, contigo, con vosotros. Nunca os dejaré hermosa, lo sabes.
-Tuve miedo de perderte.
-Pues déjame decirte que no me perderás nunca. Eres la persona que más amo en este mundo y no permitiré que nadie nos separé, mucho menos ahora que vamos a ser padres.
-Vamos a ser padres, todavía no me lo creo.
-Pues te puedes ir haciendo a la idea hermosa, vamos a ser padres y tú serás una gran madre, ya lo verás.
-Igual que tú, vas a ser un gran padre amor. Pero ¿podemos ir a comer algo? Me muero de hambre.
-Me alegra que tengas hambre hermosa, debes de comer todo lo que no comiste en el hospital.
-En el hospital te juro que no tenía hambre.
-Bueno, ahora estamos en casa y comerás todo lo que te apetezca.
- ¿Todo?
-Todo.
-Mmmm, por mi te comería ahora mismo.
-Bueno, luego me comerás si quieres, pero antes vamos a comer algo, no quiero que te mueras de hambre.
Nos reímos y bajamos a la cocina para ir a comer algo. Mientras estaba haciendo la cena, nos pusimos a medio jugar con la harina, y acabamos en una sesión de besos hasta que el timbre sonó.
-Mi vida, debemos ir a ver quién es.
-No creo que sea alguien importante.
- ¿Y si lo es?
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El Mejor Regalo
Teen FictionDespués de un mes demasiado largo para Gabriela, Alex se despierta del coma. Por una temporada las cosas estarán tranquilas y ellos serán felices esperando a que nazca su hijo, pero hay un pero como en toda historia, y en esta es que Paula, la chica...