•CAPÍTULO 8

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—Lo siento mucho, pero esta noche no puedo hyung —suspiró Taehyung, frustrado y preocupado. En realidad, disfrutaba de la compañía de Yoongi, pero empezaba a preocuparle el acuerdo—. Espero lo entiendas, es una emergencia.

—Una contingencia que, al parecer, hemos olvidado en nuestro acuerdo.

Taehyung, no sabía si Yoongi estaba enojado o no, y no quería preguntar.

—Es que la semana pasada faltaron muchos padres que deberían de ayudar con los decorados de la obra de teatro. . .

—¿La obra de Navidad?

—Es el festival de invierno, hyung. Nosotros no promovemos una celebración en particular. En el colegio hay niños de todas las religiones.

—¿Y llamarlo "Festival de invierno" engaña a alguien?

—Es lo más sensato —rió Taehyung—. Pero hay que construir muchos decorados, pintar. . . Tengo que quedarme para ayudar. Además, estoy enseñando a los niños a cantar un villancico en lengua de signos.

—Ah, muy impresionante. Muy bien, señorito Kim. Llámame cuando hayas terminado. Si tienes tiempo, te llevaré al evento.

—Siento mucho tener que perdermelo  —inisistió el menor.

—Pero aún no sabemos si te lo vas a perder, ¿no?

—No somos muy habilidosos cuando se trata de construir decorados, hyung. Me temo que tendremos que estar aquí toda la noche.

—Llámame de todas formas.

Después de colgar, Taehyung se dirigió al salón de actos, dónde los demás profesores y un par de voluntarios estaban dividiéndose el trabajo. Como lo más parecido a construir decorados que había hecho en su vida eran la clases de costura a las que había asistido el verano anterior, le asignaron la tarea de pintar.

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Media hora después, todo el mundo estaba pintando, lijando y levantando decorados de madera. Pero quince minutos más tarde, cuatro tipos con botas de trabajo entraron el el salón de actos. Todos con impresionantes cajas de herramientas.

Seulgi, la directora apagó la sierra mecánica y se quitó los guantes.

—¿Desean algo?

—Hemos venido para ayudar con el montaje —contestó uno de ellos—. Nos envía Min Yoongi.

Los profesores se miraron unos a otros desconcertados, y Taehyung se aclaró la garganta.

—Yoongi es un amigo mío. Le dije que andábamos cortos de personal y. . . —intentaba parecer absolutamente tranquilo, pero seguramente no estaba funcionando, porque no podía dejar de sonreír.

La directora suspiró, agradecida.

—Estamos desesperados. ¿Han hecho alguna vez decorados para una obra escolar?

Los hombres se miraron.

—Dos de nosotros tenemos una empresa de construcción y los otros dos son pintores, señora. Si no dicen lo que hay que hacer, nosotros nos encargaremos de todo.

Taehyung sacó el móvil del bolsillo para llamar a Yoongi.

—Gracias hyung —le dijo—. Qué sorpresa.

—Te necesito esta noche. Iré a buscarte a las cinco, pero hoy no terminaremos muy tarde.

Taehyung quería decir algo más, quería que Yoongi admitiese que deseaba ayudarlo. Pero algo le decía que no iba a reconocerlo. La cuestión era por qué. ¿Que había en el pasado de Yoongi que lo hacía creer que ser amable y considerado con los demás era algo malo?. Tal vez era hora de descubrirlo.

•||SEDUCIDO POR EL MILLONARIO||•  •|YOONTAE|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora