Taehyung iba sentando a su lado en el coche. Yoongi había vuelto diez minutos después de hablar con Irene y le había dicho que tenía que irse. No había vuelto a decir una palabra y ahora, sabiendo que lo llevaba a su casa, ya Taehyung se resignó a una breve despedida.
—Gracias por dejarme estás joyas, hyung— le dijo, por hablar de algo.
—De nada. Siento que no hayamos podido quedarnos más tiempo. Pero cuando Irene apareció. . . en fin, digamos que ha venido para causar problemas.
Lo que realmente Taehyung quería preguntar era que le había dicho, pero no tenía valor para hacerlo.
—¿Cómo lo sabes? —le preguntó, en cambio.
—Porque ella es así. No sabía si montaría una escena, así que marcharnos me ha parecido lo mejor. No quería involucrarte a tí.
—Te lo agradezco —Taehyung se aclaró la garganta —. Supongo que ha sido una sorpresa verla después de tanto tiempo, ¿No?
—Podría haber pasado más tiempo sin volver a verla, me da exactamente igual. Quiere algo y no parará hasta que haya hecho todo lo posible para conseguirlo.
¿Quería algo? ¿Se refería a dinero o al propio Yoongi?
Taehyung se dijo a sí mismo que debería ser lo bastante maduro como para alegrarse si Yoongi e Irene retomaban su relación. Pero el dolor que sentía en el pecho al imaginarlos juntos traicionaba ese razonamiento.
Yoongi detuvo el coche frente a su casa.
—La fiesta de mañana será más agradable, más pequeña. Vendré a buscarte a las seis y media.
A penas le miro mientras hablaba e, intentando disimular su desilusión, Taehyung se obligó a sí mismo a sonreír mientras salía del coche.
—Buenas noches Yoongi hyung. Hasta mañana.
—Hasta mañana.
Apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta cuando el arrancó de nuevo a toda velocidad, dejándolo atónito. Taehyung se preguntó volvería a la fiesta para estar con Irene. . . El no podría cambiar el pasado que habían compartido. Un pasado que, casi con toda seguridad, tendría un gran impacto en su presente.
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.—Muy bien, de modo que ser propietario de un banco es aún mejor de lo que yo había pensado —estaba diciendo Taehyung al día siguiente, mientras Yoongi aparentaba frente a una enorme mansión en Itaewon-dong—. ¿Los banqueros no han sufrido un duro golpe con la crisis de los últimos años?
—No todos.
Habían pasado casi veinticuatro horas desde que Yoongi lo dejo en su casa la noche anterior y Taehyung se había pasado veinte de ellas intentando convencerse de que, aunque no todo estuviera bien, el podría fingir que así era. Yoongi se había portado de manera normal cuando fue a buscarla, de modo que tal vez la noche anterior había sido un mal sueño, algo que desaparecería con la luz de día.
Un mayordomo uniformado les abrió la puerta y los acompañó hasta un enorme salón con una chimenea gigantesca. A la izquierda estaba el bar, delante de ellos cuatro puertas francesas que daban al jardín.
—El bufé está instalando fuera —les informó—. La zona tiene calefacción, de modo que estarán muy cómodos.
Yoongi le dijo gracias y Taehyung espero hasta que se alejo para decir:
—De modo que esa es la razón por la que en Yongsan-gu hace calor en invierno. Tienen calefacción en todos los jardines.
Riendo, Yoongi le pasó un brazo por los hombros. Pero, de repente Taehyung notó que se ponía tieso. Y supo, sin darse la vuelta, cuál era la razón.
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•||SEDUCIDO POR EL MILLONARIO||• •|YOONTAE|•
RomanceA Min YoonGi, un poderoso hombre de negocios, no le gustaban los ultimátums, a menos que fuera él quién los diera. Pero la junta le estaba exigiendo que cambiara su dura imagen pública. Cuando conoció al dulce Kim TaeHyung, profesor de guardería, su...