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Kim Taehyung podía aceptar una rueda pinchada por qué el coche era viejo y debería de haber cambiado las ruedas la primavera anterior. También podía entender que Yeontan hubiese comido tierra en el patio y que vomitase después sobre sus pantalones favoritos.
No sé quejaría de la carta que había recibido de la compañía eléctrica señalando, muy amablemente, eso sí, que tenía pendiente la última factura... Otra vez. Pero todo eso le había ocurrido el mismo día. ¿El universo no podía darle un respiro?
En el viejo porche de su casa, Taehyung reviso el resto del correo. No había más facturas, a menos que esa carta de la SNU exigiéndole de inmediato el pago de la matrícula de su primo Hyunjin.
La buena noticia era que su primo había conseguido entrar en esa prestigiosa universidad. La mala noticia era que él tenía que pagar sus estudios.
Incluso viviendo en casa, el coste de una carrera era enorme, y Taehyung hacia lo que podía para ayudar.-Un problema para otro momento -se dijo a sí mismo mientras habría la puerta y dejaba el correo en la caja hecha de macarrones y pintada con purpurina dorada que sus alumnos le había regalado el año anterior.
Suspirando, entró a la cocina para mirar a la pizarra donde anotaba los horarios...
Era miércoles, de modo que Hyunjin tenía clases por la noche. Yeji, la gemela de Hyunjin, estaría trabajando en el restaurante Jihwaja. Y Jungkook el estudiante de intercambio de Busan, había ido de compras con unos amigos.
De modo que tenía la casa para él solo... Al menos durante un par de horas. Y era como estar en el cielo. Sonriendo, saco de la nevera una botella de vino blanco y, después de servirse una copa, se quitó los zapatos y salió descalzo al jardín.
La hierba era tan fresca bajo sus pies. . . Al rededor de la verja crecían plantas y flores. Estaba en Seoul y allí todo crecía de maravilla mientras pudiera pagar la factura del agua. Además, le recordaba a su madre, que había sido una estupenda jardinera.
Pero apenas se había dejado caer en él viejo y oxidado balancín bajo la jindallea cuando sonó el timbre.
Por un momento pensó en no abrir pero, suspirando, volvió a entrar a la casa, abrió la puerta y miró al hombre que estaba en el porche.
Era de buena estatura y atlético, su traje de chaqueta destacaba unos hombros y unos torsos anchos, parecía un príncipe de cuentos. Tenía un pelo rubio cenizo y ojos negros gatunos, los más fríos que había visto nunca. Y parecía enfadado.-¿Quien es usted? -le espetó, a modo de saludo-. ¿El novio de Minho? ¿Esta él aquí?. -Taehyung lo miró perplejo.
-Hola -le dijo-. Imagino que así es como quería empezar la conversación.
-¿Qué?
-Diciendo "Hola".
La expresión del Hombre mayor se ensombreció aún más.
-No tengo tiempo para charlar. ¿Está aquí Kim Minho?.
El tono no era nada amistoso y la pregunta no lo ánimo en lo absoluto. Dejando la copa de vino sobre la mesita, Taehyung se preparó para lo peor.
-Minho es mi hermano. ¿Quien es usted?
-Su jefe.
-Ah.
Aquello no podía ser bueno, pensó, dando un paso hacia atrás e invitándolo a entrar con un gesto. Mihno no le había contado mucho sobre su nuevo trabajo y él tenía miedo de preguntar.
Mihno era. . . Un irresponsable. No, eso no era verdad del todo. A veces era encantador y cariñoso, pero tenía una vena diabólica.
El hombre entró en a la casa y miró al rededor. El salón era pequeño y un poco destartalado, pero acogedor, pensó Taehyung. Por lo menos eso era lo que quería créer.-Yo soy Kim Taehyung -le dijo, ofreciéndole su mano-. Él hermano de Mihno.
-Min YoonGi.
Taehyung tuvo que disimular una mueca cuando el desconocido estrechó su mano. Afortunadamente, no había querido apretar, por qué podría haberle roto los dedos.
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•||SEDUCIDO POR EL MILLONARIO||• •|YOONTAE|•
RomanceA Min YoonGi, un poderoso hombre de negocios, no le gustaban los ultimátums, a menos que fuera él quién los diera. Pero la junta le estaba exigiendo que cambiara su dura imagen pública. Cuando conoció al dulce Kim TaeHyung, profesor de guardería, su...