•CAPÍTULO 9

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Taehyung lo vió salir de la cocina y contuvo un suspiro. Conocer su pasado explicaba muchas cosas. Pero de lo que Yoongi no parecía darse cuenta era de que bajo ese duro exterior había una buena persona. Yoongi no quería ni oírlo, claro. Pero lo era.

¿Cómo habría sido antes de Irene?

Un hombre fuerte, dispuesto a confiar en los demás y a entregar su corazón, imaginó el menor ¿Podía haber algo mejor?

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el timbre del horno y Taehyung colocó la pizza en una bandeja.

¿La ex de Yoongi lamentaría haberlo dejado?, Se preguntó. ¿Se habría dado cuenta de lo que había perdido? No la conocía, de modo que no podía saberlo. Sólo sabía que si él tuviera una oportunidad de estar con Yoongi se agarraría a él con las dos manos y no lo dejaría escapar.
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La fiesta de Navidad de los empleados de industrias Min fue un completo desastre. Taehyung odiaba ser crítico, pero era imposible no darse cuenta de los incómodos silencios, las miradas entre unos y otros y las risas falsas de los nerviosos empleados.

Era evidente el miedo que le tenían a Yoongi. Nadie comía o bebía y casi todos miraban el reloj, decesperados por marcharse.

—Una fiesta interesante —murmuró el peli gris, en la puerta del salón del hotel. Aunque le pareciera bien que Yoongi quisiera saludar a todo el mundo, su presencia no estaba ayudando en nada. Era muy poderoso, y relajarse con él era difícil.

—Estas cosas son siempre aburridas. —mencionó el mayor.

—Tal vez si hubiera música. . .

—Tal vez —Yoongi miró por encima de su cabeza—. Ahí está Moonbyul de contabilidad. Tengo que hablar con ella, vuelvo en seguida.

Taehyung se escondió tras una enorme planta y sacó el móvil para llamar a su casa. Hyunjin contestó de inmediato.

—¿Podrías traerme la máquina de karaoke? Pídele a Kookie que te ayude.

—¿Para que la quieres, hyung?

—Estoy en una fiesta que necesita ayuda urgente.

Taehyung le dió el nombre del hotel.

—Ah, que elegante —dijo hyunjin.

—Sí, pero la fiesta es un desastre. Daos prisa.

—Muy bien hyung, tú toma una copa de vino.

—No sé si eso me ayudará —suspiró Taehyung, guardando el móvil en un mini bolso que traía con el.

Al otro lado del salón, Yoongi se encontraba charlando con un grupo de personas. Probablemente ejecutivos pensó.

Tres noches atrás, se había marchado antes de que la pizza se calentase, arguyendo que tenía que trabajar. Y seguramente era cierto. El trabajo era un escape para él y lo entendía. Aunque el menor no trabaja tantas horas, era un experto en no examinar sus problemas. Sus primos y Jungkook lo mantenían ocupado, por no hablar de los proyectos del colegio. Si estaba todo el día corriendo, no tenía que pensar que hacía seis meses que no salía con nadie, por ejemplo. Sin contar a Yoongi, claro.
Después de las navidades se prometió así mismo . Entonces empezaría a salir otra vez y buscaría a alguien que lo viese como algo más que un hermano o un amigo. Minho había dicho que iba a prestarle un par de amigos. . . aunque eso había sido antes de que ingresara en la clínica. Se preguntó entonces si seguiría enfadado con el. Cómo no podía hablar por teléfono con él o ir a visitarlo durante las primeras semanas, no tenía forma de saberlo.

Durante los primeros veinte minutos, Taehyung se tomó su copa de vino e intentó hablar con la gente, pero todos estaban demaciado tensos como para contestar con algo más que monosílabos. Hasta que, por fin, aparecieron Hyunjin y Jungkook con la máquina de karaoke.

—He traído canciones de los ochenta—dijo Hyunjin mientras ayudaba a enchufarla—. Me imaginaba que la gente de la fiesta sería muy mayor.

—Qué bonito. No lo dirás encerio, ¿Verdad?

—Hay hyung, tú te lo tomas todo encerio. Claro que estoy de broma, tonto. He puesto música navideña —hyunjin miró alrededor—. Pero ¿Cómo vas hacer que canten?

—He decidido sacrificarme

Jungkook hizo una mueca.

—Minho hyung, no te merece.

—Dimelo a mí.

Cuando la música empezó a sonar, todos se volvieron para mirarlos. Habían elegido Jingle Bell Rock. Tal vez esa canción lograría hacer que entrasen en el espíritu navideño.

—Buena suerte, hyung —dijo jungkook.

Taehyung tomó el micrófono y empezó a cantar. Tenía una voz modesta, por decir algo. Suave, sin muchos regritos, pero alguien tenía que salvar aquella fiesta. De modo que intentó no pensar en el temblor de su voz o en el calor que sentía en su rostro.

Jungkook y Hyunjin se unieron valientemente al peli gris, y luego una pareja que que estaba al fondo del salón se apuntó también. Unos cuántos más se atrevieron entonces con el estribillo y en la tercera ronda la mayoría de la gente estaba cantando.

Un par de chicas decidieron tomar el micrófono y cuando terminaron de cantar había una cola esperando. Taehyung suspiró agradecido, y se terminó la copa de vino de un solo trago.
Aún estaba temblando. La buena noticia era que los empleados de Yoongi habían empezado a charlar y a pasarlo bien.

—Has cantado —dijo Yoongi.

—Lo sé.

—¿Por qué?

—¿Tan mal lo he hecho hyung?

—No, pero era evidente que estabas incomodo.

—La fiesta era un desastre, y había que hacer algo.

Yoongi miró alrededor y luego volvió a mirar a su menor.

—No era tu responsabilidad.

—La gente debería pasarlo bien en una fiesta de Navidad ¿No es para eso para lo que se hacen?

Yoongi lo miró como si no lo entendiera.

—Ve a hablar con ellos hyung —sugirió Taehyung—. Pregúntales cosas sobre sus vidas, finge que tienes interés.

—¿Y luego que?

—Sonríe, eso los dejará desconcertados.

Yoongi lo miró con sorpresa en su rostro, pero luego hizo lo que pedía el menor. Taehyung lo vió acercarse a un grupo de hombres que estaban bebiendo cerveza y tirándose de las corbatas.
Sus empleados no eran los únicos desconcertados, pensó. También lo estaba el. Salía con Yoongi por razones que no tenían nada que ver con el amor o la amistad siquiera. Básicamente, le había chantajeado para que lo acompañase a ciertos eventos con el objetivo de demostrar que era una persona agradable. Entonces ¿Por qué quería estar con su hyung, ayudarlo? ¿Por qué cuando lo veía sonreír con esa sonrisa de encías tan característico en él, tenía que sonreír también?.
Era una complicación que no podía permitirse. El quería una historia de amor y Yoongi quería estar sólo. Yoongi un multimillonario, y él un simple profesor de primaria. Había un millón de razones por las que una relación no podía funcionar. Y ninguna de ellas podía evitar que deseara precisamente aquello que no podía tener.
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•||SEDUCIDO POR EL MILLONARIO||•  •|YOONTAE|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora