●Tyler●
Apenas abro la puerta de la casa de mi hermana estoy tentado a dar media vuelta y salir por donde vine. El estruendoso llanto de mi sobrino se escucha en toda la casa y estoy impresionado ante la fuerza de sus pulmones.
Me cubro las orejas con mis manos y le doy una patada a la puerta para cerrarla. Con toda la paciencia que puedo reunir me adentro a la casa donde hay una orquesta de llantos todos los días desde hace tres meses, según me han comentado.
― ¿Qué le hacen al pobre niño para que llore de esa forma?― grito para que me escuchen y funciona porque veo a mi hermana salir de la cocina con el pequeño pero gritón Marcus en sus brazos.
― Gracias al cielo― se acerca a paso rápido y prácticamente me arroja al niño cuando pasa por mi lado, me apresuro a acomodarlo en mis brazos y me balanceo para tratar de calmarlo mientras le doy una mala mirada a Ariadna―. Ya no lo soporto, ha estado así desde que despertó y no vio a Devon junto a él― se queja.
― ¿No tendrá hambre?
― Ya comió― bufa―, fue el único momento en el que se quedó callado pero cuando terminó, empezó a llorar otra vez. Lo que quiere es a su padre― entrecierra sus ojos hacia el niño y quiero reír―. Si Devon está en la casa, yo no existo para él, y si no lo ve al despertar pasa justamente esto.
― ¿Y dónde está el padre del año?― dejo de balancearme al ver que no funciona y el bebé solo sigue llorando.
― Fue a comprar pañales y unas cuantas cosas para hacer el almuerzo.
― Ya, Marcus― miro al niño que se va poniendo rojo―. Empiezas a parecer un tomate y por mas adorable que te veas no creo que eso sea bueno.
― ¡Estoy de vuelta!― mi cuñado cierra la puerta como puede, tiene las manos llenas de bolsas― ¿Por qué está llorando?― pregunta con el ceño fruncido.
― Dame eso― espeta y le arrebata las bolsas―. Te toca― es todo lo que dice y luego desaparece en la cocina.
― Se supone que yo iba a cocinar― mira por donde se fue Ariadna y luego se encoje de hombros acercándose a mí―. Ven aquí, pequeño cascarrabias. Ya te he dicho que no pongas a mami de mal humor, luego se desquita conmigo.
Observo atentamente como se balancea de un lado al otro con el niño en sus brazos y éste se va calmando a medida que le habla. Es divertido ver la diferencia de tamaño entre ellos dos, si bien un bebé ya es muy pequeño en los brazos de alguien, en los de su padre es como una pulga.
― Al parecer se te da bien esto de la paternidad.
― Quien lo diría, ¿no?― ambos estamos concentrados en el niño que ahora se encuentra tranquilo mientras se chupa el pulgar―. Ary se queja de que nuestro hijo no la quiere pero no se da cuenta de que tienen el mismo carácter― ríe―. Ya veo venir muchas discusiones en el futuro.
― Te deseo mucha suerte y ojalá tengas paciencia. Lidiar con ellos dos va a ser muy difícil, Ary me hacia la vida imposible cuando éramos pequeños.
― Por esa razón estoy pensando en que sería mejor quedarnos solo con Marcus por un largo tiempo.
― Veamos qué tanto tiempo tardan en darle un hermanito.
― ¿Dónde dejaste a tu sombra?― pregunta burlón.
― Adam tenía una reunión de trabajo en Seattle, no pudo acompañarme esta vez.
― ¿Te quedas a comer? Cuando Ary está de mal humor cocina muy bien― lo miro curioso y el solo se encoje de hombros―. Cosa suya.
― Cualquier cosa es mejor que aguantar a la Tía Mary.
― ¿Está en la casa de tu madre?― asiento y él finge estremecerse―, almorzar con ella es asegurarte un dolor de cabeza.
― Por eso mejor me quedo aquí molestando a mi hermana.
― Dijo que quería hablar contigo de algo importante.
― ¿Sobre qué?
― Pregúntale a ella― no dice nada más y da media vuelta, yo lo sigo adentrándome en la cocina.
― Devon dice que quieres hablar conmigo― ella deja de cortar las verduras y levanta su vista hacia nosotros― ¿Y?― insisto al ver que no dice nada.
Suelta el cuchillo y le manda a Devon una mirada mortal pero él hace como que no se da cuenta y sigue jugando con la mano de su hijo.
― Se suponía que lo haríamos después de comer.
― ¿De verdad?― ella rueda sus ojos y rodea la isla hasta llegar a mi lado.
― Es Jayson― es como si una alarma se activara en mi cabeza apenas dice eso.
― ¿Qué le pasó? ¿Está bien?
― No le ha pasado nada pero definitivamente no está bien― suspira―. Estoy preocupada por él; ya no habla con nadie, hace meses que no va a la casa de nuestros padres y si lo vieras…― niega con su cabeza― ha perdido demasiado peso y tiene más ojeras que rostro.
― La última vez que lo vi parecía estar sabiendo llevar las cosas.
― Pues la última vez que nosotros lo vimos nos cerró la puerta en la cara― miro sorprendido a mi cuñado por tal declaración―. Si, nosotros tuvimos la misma reacción.
― Queríamos preguntarte si podrías hablar con él, ustedes siempre han sido muy cercanos, tal vez a ti te escuche.
― ¿Yo?― frunzo el ceño―. Si sabes que no soy el mejor consolando a la gente, ¿verdad?
― Pero eres el mejor ayudando a los demás a sacar la cabeza de su trasero― Devon se ríe de manera “discreta” detrás de ella―, y eso es justo lo que necesita en este momento.
― Ary…― trato de elegir las palabras correctas para hacerle entender―, su novia murió hace apenas unos meses; no puedes esperar que actúe como si nada hubiera pasado o como que todo está bien. Yo también extraño al Jay alegre y parlanchín pero sería mejor darle tiempo.
― Pero él…
― Aun no termino― la interrumpo y sé cuento odia eso, la mirada fulminante no se hace esperar―. Voy a hablar con Jay, lo invitaré a pasar un tiempo conmigo en Seattle.
― Tal vez le haga bien― lo miro agradecido por el apoyo―. Aquí todo le debe estar recordando a ella y eso puede que solo lo haga deprimirse más. Además allá tendrá al loco de Adam, puede que él logre animarlo.
― Tú crees que Adam es un payaso― afirma mi hermana.
― Claro que no.
― Como sea― ahora dirige su mirada hacia mí―. Gracias, Tyler.
― Yo también me preocupo por él, veré que esté bien― le aseguro.
Y quiero creer en mis propias palabras, porque no me gusta nada de lo que me han dicho hace un momento. Nada de lo que dijeron suena como el Jayson que yo conozco y eso hace que sea inevitable preocuparme.
Me pregunto qué tan mal debe sentirse para haber tenido un cambio tan brusco de personalidad. Yo no he experimentado lo que es perder a un ser querido y espero que pase mucho tiempo para que eso suceda, por lo que ni siquiera puedo imaginar el dolor que debe estar soportando por sí solo.
Lamentablemente mi primo no tiene a nadie con quien compartir sus penas, la madre de su novia lo culpa por su muerte y no quiere verlo ni en pintura, con el padre sucede lo mismo, ella solo tenía una hermana a la que Jayson ni siquiera llegó a conocer, y por increíble que parezca, la chica no tenía amigos.
Así que Jayson ha estado atravesando la pérdida él solo y eso no es bueno, no cuando él siempre tuvo miedo de la soledad. Es momento de que meta mis manos en el asunto para hacerle saber que no está solo, que tiene una familia y amigos para ayudarlo a superar esto.
●Skylar●
― Mira lo chiquito y precioso que es― dice Sean con voz de bebé.
― Y nació con cabello― agrega Jessica con la mirada fija en Tyler―, he visto algunos que nacen calvos.
― Deja que el tío Sean lo cargue― se lo paso y él lo sostiene con mucha confianza.
― Deja de hablar así― lo reprende mi amiga.
Debo admitir que estoy más tranquila desde que ellos dos llegaron, había demasiado silencio y por tonto que parezca, extrañaba oírlos pelear. Ahora estoy más relajada al saber que no estoy sola y de poder tener con quien compartir este momento.
― No alcen tanto la voz, lo van a despertar.
― Lo siento― ella lleva una mano a su boca y luego se acerca a mi cama― ¿Cómo te sientes?
― Cansada, adolorida…― suspiro―, pero mucho más ligera.
― ¿Cómo 2 Kg menos para tu espalda?
― Exacto― suelto una risita y me relajo cerrando los ojos―. No puedo creer que al fin lo tengo conmigo.
― Querrás decir tenemos― la miro enarcando una ceja―. Por si no te has dado cuenta, Sean planea adueñarse de él.
― Me costó ocho meses de embarazo y cuatro horas en trabajo de parto. Es mío.
― Díselo a él― levanta su mentón hacia el pelinegro―. He notado que el cabello de Tyler es más claro que el tuyo― trata de hacerlo sonar casual.
― Ya sé― lo miro de reojo―. Eso lo sacó de él.
― ¿Qué otra cosa crees que haya sacado de su creador?
― Aun es muy pequeño para saber eso, en unos cuantos meses más podré responderte.
El estruendoso llanto del susodicho llama nuestra atención y veo a Sean mirando con la cara arrugada a mi hijo, no puedo evitar reírme.
― ¿Tiene un megáfono oculto o qué?
― No, solo es un bebé que despertó con hambre― le sonrío y extiendo mis brazos para que me lo entregue.
Hace pocas horas traje al mundo a esta pequeña personita que sin siquiera intentarlo me hace sonreír. He podido confirmar que lo que muchas mujeres dicen es cierto: una vez que tienes a tu bebé en brazos, se te olvida todo el dolor y las molestias que has pasado para llegar a este momento.
Desde que vi su pequeña y arrugada cara cuando lloraba por primera vez es como si los ocho meses antes de eso fueran como un simple borrón. Ahora mi mundo gira a su alrededor y no tengo quejas al respecto porque eso me hace feliz.
― ¿Ya llamaste a tu padre?― pregunta Sean.
― Lo hice justo antes de que ustedes llegaran― rio al recordar el grito que soltó―. Debe estar en camino justo ahora.
Mi padre se había quejado de no haberle avisado antes, pero le hice entender que en ese momento mi cabeza no servía más que para pensar en una posición que me hiciera estar cómoda. No me sorprendería que cuando se aparezca en el hospital llegue cargando diez bolsas de regalo para el nuevo miembro de la familia.
La única espinita que no me deja tranquila es la que me recuerda que mi madre no estará aquí, me gustaría verla entrando junto a mi padre por esa puerta, pero sé que no sucederá y es tan triste que ya me esté haciendo a la idea de que pasará mucho tiempo hasta que la vea de nuevo.
Bien se dice que no se puede tener todo en la vida.
(...)
Los meses pasan demasiado rápido para mi gusto, pareciera que desde que Tyler llegó a la casa los días se vuelven más cortos, aunque debo admitir que me encanta verlo crecer.
Di a luz hace tan solo cuatro meses y puedo asegurar que aunque mi hijo sea un niño tranquilo, no es para nada fácil ser madre. Dividir mi tiempo entre la universidad, mi hijo y no descuidarme a mí misma como mujer ha sido muy difícil.
La doctora Brown me había dicho que trate de encontrar un momento solo para mí, para recordarme que además de ser madre también soy una persona que necesita unos minutos de soledad en los que puedo relajarme y entender que no soy una máquina que opera las veinticuatro horas.
Han habido mujeres que se perdieron a sí mismas luego de ser madres, están tan metidas en ese papel que se olvidan de que ellas también necesitan ser cuidadas; que de vez en cuando está bien hacer una pausa y ponerse antes que nadie. Me ha dicho que muchas mujeres han caído en la depresión post parto debido a eso.
Yo he sido bendecida con un padre y dos amigos increíbles, que me apoyan en todo y me ayudan con lo que pueden. Sin lugar a dudas ellos tres han sido mi pilar estos últimos meses.
Creo que he tenido mucha suerte porque Tyler es un bebé de ensueño; es tranquilo, adorable y casi no llora en las noches. Tiene sus momentos irritables, obvio, pero no suelen suceder muy a menudo.
― Eres tan bello― lo miro agitar sus puños mientras descansa en su carrito y luego devuelvo mi atención a la pintura, no es fácil lograr una buena de él cuando está despierto ya que mueve mucho sus manos pero estoy satisfecha con el resultado―. Ya es la quinta pintura que hago de ti, a este paso llenaré el apartamento con tus retratos.
― ¿Ya acabaste de acapararlo? Quiero jugar con él― se queja Sean desde el marco de la puerta, está con los brazos cruzados y hace un puchero.
― Te recuerdo que es mi hijo y te dejo acercarte a él solo porque soy buena contigo.
― Si, si― hace un ademan restándole importancia a lo que digo― ¿Puedo llevármelo?
― En un rato tendrá hambre― cojo a Tyler y lo llevo hasta donde se encuentra mi amigo―. No dejes que haga un berrinche antes de traerlo, cuando veas que empieza a inquietarse, llámame― le advierto.
― Ajá― ni caso me hará, lo conozco―. Ven conmigo, hay un traje que compré esta mañana, quiero ver cómo te queda― su voz se va haciendo lejana hasta que dejo de escucharla.
Yo regreso a la butaca frente al lienzo y me pongo a analizar la pintura, me salió mejor de lo que esperaba teniendo en cuenta que no pintaba hace muchísimo tiempo. Tyler aparece mordiendo su pequeña mano convertida en un puño, lleva un conjunto verde limón que hace resaltar sus ojos, que aún no se deciden por un color. Han ido cambiando con el paso del tiempo, al principio eran oscuros, de un negro azulado pero últimamente parecen verdes, muy similares a los míos.
― No tiene el color de mi cabello, por lo menos debe sacar el de mis ojos― refunfuño.
― ¡Sky!― el grito de Jessica me hace dar un brinco en mi asiento ocasionando que riegue pintura sobre el lienzo pero no le presto atención y salgo disparada fuera de mi habitación.
A medida que me acerco a la sala voy escuchando el inconfundible llanto de Tyler, cierro mis ojos mientras sigo caminando porque estoy segura de que Sean hizo caso omiso a mi advertencia y dejó de mi hijo inicie con su berrinche.
― ¿Qué pasó?― observo como Sean intenta hacer que mi hijo acepte el chupete que le ofrece en medio de su rabieta, niego y me acerco a paso rápido para tomarlo en mis brazos y empezar a mecerlo―. Aleja eso, Tyler lo odia.
― ¿Desde cuándo?
― Desde que vino al mundo― suspiro―. Se molesta cada vez que se lo acercan a la boca.
― No lo sabía― se rasca la nuca.
― Te lo dije el otro día pero estabas muy ocupado modelando tu ropa y usándolo a él de juez― Jessica cruza sus brazos.
― No importa, solo tiene hambre. Vuelvo enseguida.
― Pediremos pizza, ¿quieres?― asiento como respuesta para Jessica y me dirijo hacia la habitación de Tyler.
Va calmando su llanto poco a poco y yo niego divertida, siempre hace lo mismo cuando ve un chupete, los odia y no logro encontrar una explicación para ello.
― Ese carácter no lo sacaste de mí― sus ojos están clavados en los míos y ahora puedo ver un pequeño rastro gris en ellos que no había notado antes―. Debes tener mis ojos, deja de cambiar su color.Él balbucea y yo estoy a punto de derretirme porque considero a mi hijo la cosita más linda que he visto.
Definitivamente esos ocho meses de tortura valieron la pena.
Capítulo dedicado a EmilenithaCespedes
OlgaAbadiaAcosta
AracellyZapataAngelAquí tienen el capítulo recién terminado. Sé que me atrasé unos días pero en estas fechas se me hace muy difícil encontrar tiempo para escribir, si se topan con algunas incoherencias o datos mal puestos les pido que me los señalen, así los edito luego.
Pero bueno, ya volvemos a los capítulos semanales, gracias por la paciencia y espero que estén tenido un buen inicio de año ♡.
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Mi destino eres tú
Roman d'amourSkylar está a punto de casarse con el hombre de sus sueños, o al menos eso es lo que ella creía, porque justo la noche antes de su boda, descubre que su prometido y la que se suponía era su mejor amiga la habían estado engañando durante mucho tiempo...