Capítulo 9

5.7K 329 3
                                    

Capítulo dedicado a CieloDeCristal8

●Skylar●

A pesar del frio que hace, las manos me empiezan a sudar por los nervios que siento. Cada paso que doy para regresar a la tienda solo hace que mi ansiedad aumente y ya no sé qué hacer para calmarme y no vomitar de nuevo. Es que ni siquiera se me ocurre que le voy a decir cuando esté parada frente a él.

No se me ocurre ninguna manera de empezar la conversación sin quedar como una loca, capaz que él ni siquiera me recuerde. Y si lo hace, nada me asegura que querrá hablar conmigo. Soy una persona totalmente desconocida que se acercara a él solamente para cambiar por completo su vida, eso sí me deja hablar.

Me pongo a pensar en la escena que vi antes de salir corriendo al baño, donde él se mostraba cariñoso y protector con la mujer embarazada que estaba a su lado. Ambos me daban la impresión de ser muy unidos y debo admitir que se los veía muy felices.

¿Qué relación tienen? ¿Sera su pareja? ¿Alguien de su familia? ¿O simplemente son amigos muy cercanos?

Si resulta ser su novia o algo parecido esto terminará siendo una catástrofe. A penas me acerque para pedirle que hablemos la mujer podría empezar a preguntarse que querría una desconocida con su pareja. También está la cuestión de que si lo que pienso resulta ser verdad, significaría que le fue infiel conmigo.

Me detengo en seco y siento que voy a volver a vomitar, tan solo pensar en que pude estar involucrada en una infidelidad―aunque no haya estado consiente de que lo hacía― otra vez, hace que las ganas de hablar con él desaparezcan y el deseo de ir corriendo a casa aumente.

No puedo meterme en una relación, no puedo hacer eso. Él ya está formando una familia y yo no tengo nada que ver allí, lo único que hare si se lo digo será traer caos a su vida. Puede que él tampoco haya querido hacer lo que hicimos aquella noche. Por lo poco que he logrado recordar, él tampoco estaba en sus cinco sentidos, ambos fuimos víctimas del alcohol y el dolor que sentíamos. Muchos factores nos llevaron a cometer actos imprudentes e irresponsables esa noche.

― ¡Skylar!― el grito y la repentina aparición de Jessica hacen que mi corazón se detenga durante un segundo por el tremendo susto que acabo de llevarme― ¿Dónde te habías metido?― cruza los brazos y me frunce el ceño―. Llevo buscándote como diez minutos.

― No me asustes de ese modo― llevo una mano a mi pecho para asegurarme de que mi corazón sigue latiendo.

― Yo fui la que se asustó cuando no encontraba señales de ti― me tiende una botella de agua y la acepto porque ahora si necesito algo para beber.

― Gracias― digo ya más calmada.

― ¿Te sientes bien? Estás algo pálida.

No sabría decir si es por haber vomitado o por la impresión de encontrarme a Tyler.

― Si, ya se me pasará― le quito importancia pero en mi cabeza aún estoy pensando si volver a la tienda o no.

― No pude encontrar a Sean pero podemos enviarle un mensaje cuando lleguemos a la tienda.

― Ajá― es lo único que digo porque la verdad es que tengo la cabeza en otro lado.

― ¿Qué te tiene así de distraída?

Por un momento dudo si contarle o no, porque se exactamente lo que me dirá: que debería aprovechar la oportunidad y hablar con él.

― Acompáñame― suelto un largo suspiro y tragándome todos mis miedos e inseguridades, camino hacia la tienda donde se encuentra la razón de mis tormentos.

― ¿Compraremos algo para el bebé?― se muestra entusiasmada.

― No… bueno si, pero primero debo hablar con alguien― le agarro el brazo y empiezo a jalarla para que camine más rápido.

― ¿Con quién?

― Con Tyler.

― ¿Ah?

― Encontré a Tyler― empiezo a explicarle―, está en esa tienda y si quiero hablar con él debo hacerlo en este momento.

Es ahora o nunca.

― ¿Eh?― creo que su cerebro ha hecho cortocircuito.

― Solo camina, Jess.

Trato de ignorar mis nervios mientras me dentro al local junto a una Jessica con la mirada perdida. Se ha quedado muda de la impresión, al parecer.

Me dirijo hacia el lugar donde estaban viendo las cunas pero no logro encontrarlos, miro por los alrededores mientras Jessica empieza a hacer mil preguntas a las que ni siquiera les pongo atención.

― Sky, que…

― Busca a un hombre de metro ochenta con cabello castaño y un abrigo de color azul oscuro― suelto su brazo para empezar a recorrer los pasillos, prácticamente estoy trotando en medio de los estantes.

― ¡Espera!― grita intentando alcanzarme pero yo sigo buscando.

Debo encontrarlo. No pudieron haberse ido, no puede ser que haya perdido la oportunidad.

― Iba con una mujer que usaba un gorro blanco y abrigo rojo.

― Maldita loca ¡detente!― se interpone en mi camino y coloca sus manos en mis hombros para sujetarme― ¿Has perdido la cabeza?― su respiración esta tan agitada como la mía y debe hacer pausas para poder hablar.

― Debo encontrarlo― trato de esquivarla pero no afloja su agarre en mis hombros― Jess…― le frunzo el ceño.

― Jess, nada. Vas a explicarme que rayos haces corriendo de esa manera en tu estado.

― Tyler está en ésta tienda, acabo de verlo― hablo rápido porque no puedo perder tiempo―. El sujeto cuyo nombre es el mismo que mi tatuaje está aquí y debo hablar con él.

― De acuerdo, te ayudaré a buscarlo pero cálmate. Podrías haberte caído, con lo torpe que eres― me suelta y saca su celular―. Sean quiere saber dónde estamos. Le pediré que los busque por los alrededores, descríbeme como eran.

Empiezo a describirlos dando todos los detalles que puedo y apenas envía el mensaje, nos separamos para empezar a buscarlos cada uno por nuestro lado. Hay veces en las que veo un hombre con cabello castaño y pienso que es él, pero apenas le veo el rostro me doy cuenta de que no y sigo buscando. En ciertos momentos Sean encuentra a algunas personas que encajan con la descripción pero cuando me envía una foto de ellos le digo que los descarte.

La frustración me invade cuando pasan quince minutos y no hay ni rastro de ellos, comienzo a ponerme irritable porque nuestra exhaustiva búsqueda no está teniendo buenos resultados. Cuando llegamos a la media hora de estar dando vueltas por todas partes, y mis amigos ven que estoy comenzando a marearme y mostrar signos de cansancio, me convencen para detenernos.

― Él estaba ahí― repito para convencerme a mí misma de que no lo imaginé, porque quiero creer que no me estoy volviendo loca.

― Te creemos― Sean me da palmaditas en la espalda como si buscara consolarme―. Puede que ya se haya ido.

Me digo que tal vez eso fue lo mejor, que siga en la ignorancia. Después de todo ni siquiera sabía cómo iba a acabar esa conversación. Me imagino tantos escenarios de cómo pudo haber sido y cada vez estoy más convencida de que no encontrarlo es el mejor de todos.

Quien dice que aún me recuerda, o siquiera me reconocería si nos viéramos. Tampoco estoy muy segura de que me haya creído si le decía que estaba esperando un hijo suyo. Por todos los cielos, es que ni yo lo creería.

― Vamos a casa― susurro.

― Pero…― la miro y se detiene.

― Estoy cansada, Jess. Creo que ha sido suficiente por hoy.

De camino a casa me pongo a pensar en mil cosas, entre ellas está la pregunta de qué hacía Tyler aquí en Nueva York. ¿Vive aquí? Y si la respuesta es afirmativa entonces me preguntaría que hacía aquella noche en un bar de Seattle.

Resoplo, sintiéndome cansada por no poder dejar de pensar en esas cosas, no conseguiré respuesta a ninguna de las preguntas que me haga, lo único que voy a obtener será un dolor de cabeza tremendo. 

Al final, el único que compró algo ese día del centro comercial fue Sean.

●Tyler●

― Ary, acabo de llegar, ¿tenemos que hacer esto justo ahora?― me quejo, yo tenía planeado dormir apenas llegara a mi departamento, claro que no contaba con que mi hermana se apareciera justo antes de cerrar la puerta.

― No seas llorón y camina― ella ignora mis replicas y continua mirando los diferentes tipos de monitores para bebés.

― ¿Por qué soy yo quien está aquí y no tu novio?― pregunto agarrando un chupete y examinándolo.

Según dice mamá, yo odiaba estas cosas cuando era pequeño.

― Porque él se está encargando de pintar la que será la habitación de este invasor― palmea su vientre que ha crecido bastante―. Se suponía que lo haríamos juntos pero el olor de la pintura me hace querer vomitar― rueda sus ojos.

― Así que decidiste torturarme a mí. Lindo― el sarcasmo en mi voz es evidente.

― No te veo todos los días, considera esto como tiempo de calidad entre hermanos.

― Nuestro tiempo de calidad solía ser saquear la cocina de mamá y ensuciar su sofá con chocolate.

― Eso lo haremos después de terminar con las compras; la casa de mamá es nuestra segunda parada― empieza a caminar hacia otro pasillo y yo la sigo arrastrando los pies.

― Cuando quieres puedes ser un verdadero dolor en el…

― ¡Mira, Tyler!― su grito me sobresalta y con horror veo cómo sale corriendo sin importarle caer en el proceso.

La razón de su grito parece ser una cuna color beige que se encuentra al final del pasillo, sacudo la cabeza y camino lentamente hasta llegar junto a ella.

― Estas loca, no puedes correr de esa manera― ni siquiera me mira cando le hablo.

― Me encanta, creo que quedará perfecta con el resto de los muebles que ya compramos.

― Si cierto sujeto estuviera aquí seguro ya te estaría regañando― me ignora olímpicamente mientras señala todo lo que le gusta de la cuna; la altura, el color, el tamaño y no sé qué más.

― Definitivamente voy a arrastrarlo aquí mañana, quiero esta cuna― sonríe y me causa ternura verla tan ilusionada.

― Jamás creí que te vería tan emocionada por ser madre.

― Yo tampoco― confiesa y se acerca para abrazarme―. No me gustaban los niños y mírame ahora, estoy ansiosa por que nazca mi primer hijo.

― ¿Piensas tener más?― eso sí que no lo veía venir.

― Primero pienso averiguar que tal nos va con este, ya luego veré si tenemos otro― le devuelvo la sonrisa y beso su cabeza.

― Estoy feliz por ti.

― Yo también estoy feliz― de repente empieza a reír y yo la miro confundido―. Al parecer alguien más quiere decir que está feliz― toma mi mano y la posa en su vientre donde siento movimiento; el bebé está pateando.

― ¿Crees que salga igual de busca pleitos que sus padres?

― Estoy rogando para que no se parezca a nosotros, porque con el carácter que tenemos su padre y yo― hace una mueca que me causa risa.

― Mamá dijo que saldría igualito a ti para hacerte pagar por todos los dolores de cabeza que le provocaste cuando eras una bebé.

― Si eso pasa haré que ella lo cuide en las noches― toma mi mano y empieza a jalarme en dirección a la caja―. Hablemos con la encargada para que me reserve la cuna y luego vamos por un helado.

― ¿Un antojo?

― No necesito de antojos para querer comer helado. Andando― camina más rápido y yo sonrío divertido.

― Como la señora ordene.

― Vuelve a llámame señora y te meteré un chupete en el trasero.

Ver a mi hermana de esta manera me hace feliz, porque todo lo que quería es que ella por fin encontrara a alguien que la comprenda y la ame en todos los sentidos. Si bien es verdad que al principio nos sorprendió bastante cuando nos presentó a su novio, ahora no podemos estar más felices por ella. Logró todo lo que se propuso y en el proceso conoció a alguien que de verdad la valora y respeta.

No puedo pedir nada mejor para ella.



Mi destino eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora