Maratón 3/3
Dedicado a:
pilucbs
A33Zyudy
31nahoLop2213●Skylar●
― La próxima vez yo voy a acompañarte― demanda Sean mientras mira las imágenes―. Jessica puede molestarse todo lo que quiera pero en la siguiente cita voy contigo.
― Sus peleas son tan absurdas, ni con mis primos llegué a pelearme por esas tonterías cuando era niña.
― Eso es porque de seguro eras amargada desde niña― me saca la lengua.
― Eres tan― levanta una ceja y me mira esperando que termine―… tú.
― ¿Cómo se supone debo tomarme eso?― me encojo de hombros y no digo nada. Nos quedamos en silencio un rato, puedo ver que Sean está inquieto―. Jessica y yo estuvimos hablando…― lo miro esperando que siga―; no nos gusta que te quedes sola todo el día.
― Sean, no soy una niña ni tampoco estoy hecha de cristal.
― Lo sabemos pero…― me mira con ternura, estoy pensando que de verdad me ve como una niña―, queremos estar junto a ti y apoyarte todo lo que podamos.
― Ya lo hacen y estaré eternamente agradecida con ustedes.
― El punto es que queríamos preguntarte si te molestaría que yo me mude aquí― dice todo tan rápido que me costó entenderlo.
― ¿Mudarte con nosotras?
― Si, bueno― se rasca la nuca, sin dudas está nervioso―, Jessica dijo que aquí hay dos habitaciones que no usan. Pensamos en esto para ayudarte pero si te molesta…
― No, no― lo interrumpo porque lo conozco y sé que si lo dejo seguir no se callará nunca―. De hecho la idea me gusta mucho, pero no tienes que hacerlo solo por eso.
― Bah, esa es solo una excusa. Sabes que me encanta estar con ustedes― se inclina para abrazarme y yo simplemente me dejo mimar por él.
― Solo espero que puedas soportar mi desastre y el de Jessica.
― Ya puedo verme siendo el ama de casa― bufa pero termia riendo conmigo.
Estoy tan agradecida de que Sean y Jessica hayan chocado aquel día en la cafetería, gracias a ello ahora tenemos a un nuevo amigo. Es verdad que nos conocimos hace pocos meses pero él ha ido ganándose nuestra confianza poco a poco y ha demostrado ser una increíble persona.
― Estuve pensando…― digo luego de un rato―, mi padre tiene razón al decir que no buscar a Tyler es un error.
― ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?― se muestra curioso.
― Me di cuenta de que no puedo quitarle el derecho a elegir si quiere formar parte o no de la vida del bebé― me costó entenderlo pero lo logré―. Al principio no quería buscarlo porque me decía a mí misma que él no querría saber nada del asunto, pero yo no soy la que debe decidir eso.
Mi principal miedo de buscarlo era por lo que podía encontrar al hacerlo, no conozco la clase de persona que es el hombre y no sé si vaya a ser una buena influencia o no para mi hijo. No sé nada sobre él, ni siquiera estoy enterada de si está casado, comprometido o algo por el estilo.
Y luego está mi temor hacia el rechazo. No quiero que mi hijo sea víctima del rechazo de su padre, seguro en algún momento de su vida él o ella querrá saber sobre su progenitor y no quiero tener que decirle que esa persona no deseaba formar parte de su vida.
― Sabes que no será fácil encontrarlo, ¿verdad?
― Lo sé, pero esto lo estoy haciendo por la pequeña personita que llegará a cambiar mi vida en unos meses― llevo mis manos a mi vientre.
― ¿Y si él no quiere conocer al bebé?― se muestra cauteloso.
― Entonces los planes que tenía al principio seguirán igual. Me aseguraré de que no le falte nada a mi bebé.
― De eso nos encargaremos todos― me corrige―. Tío Sean cuidará muy bien de su princesita.
― Ni siquiera sabes si va a ser niña― le digo divertida.
― Algo me dice que así será.
― No quiero darte la razón pero mi instinto también me hace creer que será una niña― sonrío.
(...)
― ¿A dónde se supone que vas?― apenas Jessica hace la pregunta Sean gira su cabeza con rapidez hacia mí.
― Al centro comercial; mis pantalones empiezan a quedarme ajustados y me molesta. Además cada vez hace más frio y casi no tengo abrigos.
― Dame cinco minutos para cambiarme y te llevo― Sean deja de lado lo que sea que estaba haciendo en su computadora y se pone de pie.
― No es necesario, yo puedo…
― Sky, por si no te has dado cuenta, está lloviendo a cantaros allí afuera y en un par de horas más empezará a caer la noche. No voy a dejarte ir sola.
― Yo tampoco, el otro día casi te caes en el ascensor― ella también se levanta y empieza a colocarse su abrigo.
― Fue solo un mareo― ruedo los ojos, ambos exageran todo.
― No me interesa, vamos a ir contigo. De paso yo también compraré ropa de invierno ¡Sean, apresúrate!― me sobresalto con su grito.
Miro hacia abajo y me centro en mi vientre, donde ahora puede apreciarse una leve elevación. Sin casi darme cuenta ha ido creciendo muy rápido, cuando uso ropa holgada no se nota pero si se quedan mirando esa área de mi cuerpo es fácil darse cuenta de que estoy embarazada.
En estas semanas han habido unos pocos cambios; Sean ya se ha instalado en el departamento y la verdad es que los primeros días él y Jessica casi se matan entre ellos, pero pudimos arreglarlo y llegamos a un acuerdo, desde entonces las cosas han estado tranquilas. Ya quiero ver cuánto dura eso.
Mi cuerpo está cambiando, ahora ya no puedo dormir boca arriba porque amanezco con dolor de espalda y siento que me falta el aire en esa posición. Ahora tengo más sueño que antes pero cuando estoy despierta me siento con mucha energía y suelo salir a caminar durante media hora al día como mínimo por recomendación de la Dra. Brown.
― ¡Andando, señoritas!― está entusiasmado con la idea de ir de compras, eso es más que obvio. Si hay algo que le encanta a Sean, es ir de compras.
Cuando estamos dentro del ascensor me esfuerzo lo más que puedo para no demostrar el mareo que llega de repente, me sucede cada vez que lo uso y cuando subo al auto es peor. La verdadera razón por la que vendría sola y no le pedí a ninguno de los dos que me acompañe es porque temía vomitar frente a ellos. No es nada agradable expulsar lo que comiste durante el día mientras te están mirando y quería evitar la vergüenza de hacerlo frente a ellos.
Agradezco que cuando estamos de camino al centro comercial la lluvia se va deteniendo, eso me permite abrir la ventana dándole paso al viento frio que me ayuda a calmar las intensas nauseas que siento.
Cuando llegamos al centro comercial le estoy rogando al cielo para que las náuseas y el mareo se me pasen, siento que en cualquier momento voy a salir corriendo en dirección al primer baño que vea.
― ¿Te sientes bien?― Jessica y yo nos detenemos pero veo como Sean ni siquiera se da cuenta y sigue caminando a paso rápido mientras se aleja de nosotras―. Te ves algo pálida.
― Solo son las náuseas, no te preocupes.
― ¿Por qué no me esperas mientras te traigo algo para beber?
― Jessica, estoy bien. Las náuseas son normales, ya van a pasar.
― No creas que no me doy cuenta de cómo estas a punto de meter la cabeza en un bote de basura para vomitar― ubica las manos en su cadera y me mira con las cejas enarcadas.
― Bien― me rindo pero estoy algo molesta de que me trate como si estuviera enferma, las náuseas no van a matarme―. Ve a buscar lo que quieras y yo te esperaré en ese banco que esta por allá― señalo un banco de madera que está cerca de una perfumería.
― De paso veré si encuentro a Sean― se da la vuelta pero mientras se va alejando gira la cabeza de vez en cuando para asegurarse de que no me he movido.
Ruedo los ojos y de mala gana me acerco al banco pero justo antes de sentarme me doy cuenta de que derramaron algo sobre él, porque esta mojado. Decido quedarme parada y simplemente mirar a mi alrededor buscando algo con lo que pueda distraerme.
Mis ojos se quedan clavados automáticamente en una tienda que vende artículos para bebés. Empiezo a caminar en su dirección casi sin darme cuenta y cuando entro en la tienda respiro hondo, hay tantas cosas que no sé cual mirar primero.
Me estoy dando cuenta de que ya tengo 19 semanas de embarazo y aun no he comprado algo para el bebé, no conozco el sexo pero aun así hay muchas cosas que podría comprarle sin importar eso.
Me emociono de inmediato y voy recorriendo los pasillos mirando todo lo que hay, me detengo en la sección de ropa y casi lloro al ver las pequeñas prendas para recién nacidos. Un nudo se instala en mi garganta cuando me imagino con un bebé en mis brazos vistiendo uno de estos trajecitos.
Casi no puedo creer que la idea me emocione tanto, al principio de todo esto yo estaba tan asustada y nerviosa por no saber qué hacer que no pude dar cabida a la alegría que siento ahora. Creo que hasta las náuseas se me pasaron debido a la emoción.
― ¡Mira, Tyler!― apenas escucho ese nombre me giro con rapidez hacia la mujer que lo dijo; podría ser cualquier otro hombre con el mismo nombre, pero mi instinto hizo que actúe antes de pensar haciendo que me dé un mareo como consecuencia.
La mujer se encuentra al lado de una cuna y le hace señas a alguien que no puedo ver debido a los estantes. Siento como mis latidos se aceleran y creo que hasta comienzo a sudar, de repente mi abrigo me resulta sofocante y quiero sacármelo.
Cuando veo una mata de cabello castaño por encima de los estantes siento que podría desmayarme aquí mismo pero me ordeno guardar la calma hasta confirmar si de verdad es quien creo que es. Al fin llega hasta la mujer embarazada y quiero gritar de frustración porque lo único que logro ver es su nuca.
Ella parece entusiasmada mientras señala la cuna, se ve tan feliz mientras se acaricia el vientre y desde aquí puedo notar el anhelo en sus ojos; es la viva imagen de una mujer que sueña con tener a su bebé sus brazos. Él la abraza y besa su cabeza mientras examinan juntos el mueble, uno de sus brazos la mantiene cerca de forma protectora y con el otro le acaricia el vientre.
El hombre rodea la cuna y por fin puedo ver su rostro.
Es él. Es Tyler.
El aire abandona mis pulmones y se me forma un nudo en el estómago, por un momento creo que mis piernas van a fallarme pero logro mantenerme en pie. Los nervios hacen que el nudo en mi estómago se intensifique y trato de ignorarlo pero de repente las ganas de vomitar me llegan con fuerza.
Ahora no, bebé.
Quiero ir hasta él y hablarle, hace dos semanas que mi padre ha contratado a unos investigadores privados para encontrarlo pero no habían tenido resultados. Yo acabo de encontrarme con el sin siquiera intentarlo y no puedo desaprovechar esta oportunidad.
Doy un paso en su dirección pero las náuseas hacen que me detenga, empiezo a tener arcadas y sé que debo encontrar un baño lo antes posible, de lo contrario vomitare justo aquí enfrente de todos, y no es buena idea hacerlo en una tienda donde hay otras mujeres embarazadas, el olor podría hacer que ellas también terminen vomitando.
Miro alrededor pero no veo nada que me diga que aquí adentro hay un baño por lo que prácticamente salgo corriendo de la tienda en dirección a los sanitarios que hay cerca de la entrada del centro comercial.
Llego justo a tiempo porque apenas cierro la puerta de uno de los cubículos, todo lo que comí hoy es expulsado.
Creo que lo peor hasta ahora han sido las náuseas, me agarran en cualquier momento del día y hay ciertos olores que no puedo tolerar. Cada vez que salgo llevo un bolso con un cepillo de dientes, pasta dental y unas mentas. Me lavo los dientes lo más rápido que puedo y salgo a paso rápido del baño.
Es momento de regresar a la tienda y terminar con este asunto de una vez por todas. Sea cual sea el resultado de la conversación, me digo que debo seguir adelante como lo he estado haciendo hasta ahora.
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Mi destino eres tú
RomansaSkylar está a punto de casarse con el hombre de sus sueños, o al menos eso es lo que ella creía, porque justo la noche antes de su boda, descubre que su prometido y la que se suponía era su mejor amiga la habían estado engañando durante mucho tiempo...