[14]-Después de Medianoche

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Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual. Lenguaje ofensivo y vulgar.

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Capítulo XIV: Después de Medianoche

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Unos golpeteos con los dedos se producía en la mesa; el sonido de un cuchillo cortar y picar sobre una tabla. El sonido de la noche silenciosa acompañada por los "grillar" de los grillos. La castaña dirigió su vista al reloj de pared de la cocina, observando que eran las 02:30 de la madrugada. Se sobresaltó de su asiento cuando escucho el cuchillo clavarse sobre la tabla de picar y escuchar como raspaba lo que había cortado. Un líquido rojizo y denso corría por sus dedos sosteniendo uno de los trozos, viendo que se lo llevaba a la boca para después masticarlo y comerlo viendo como degustaba del trozo.

Se acercó con un plato que tenía en su lugar tomándolo, se dirigió hacia ella para depositarlo enfrente, para después pronunciar una palabra.

- - Come. – Dijo con una voz gruesa y profunda.

Ella no podía mover sus brazos por la restricción de las cadenas azules.

- - Oh lo olvidaba. – Chasqueo los dedos haciéndolas desaparecer. – Intenta escapar y te ira mal.

Tomo con dificultad el tenedor y lo clavo sobre el plato cortando un pedazo de Hot cakes o lo que parecía un panqueque quemado y con pedazos de huevo entre otras cosas, que ni quería sospechar. Con dolor en su muñeca lo alzo hasta llevarlo a sus labios y comerlo, sintiendo inmediatamente un dolor punzante dentro de su boca. Inmediatamente tiro el tenedor y prosiguió a escupir lo que le había causado tanto daño. Se asustó cuando vio un alfiler y un poco de su sangre.

- - Te confesare algo. – Dijo soltando una risita mientras se cruzaba de brazos y se recargaba a la mesa. – Los demonios no sabemos cocinar, pero hacemos aparecer la comida. – Con su mano hizo aparecer una servilleta para limpiar la comisura de su labio que escurría una fina línea carmesí. – Te ves adorable con esa expresión. – Mostrando una sonrisa. - ¿Te gusto?

- - Sabe horrible. – Observándolo con una mirada de odio.

- - Lo sé, pero quería complacer a la dama.

"¿Cómo terminamos en esta situación?, tan fuera del cuadro de persecución y los gritos".

- - Dí: "Ah" – Acercándole uno de los trozos de fruta picada que había cortado a los labios de la castaña. Para verla que ella lo aceptaba. – Buena chica.

Masticando la jugosa fruta acida y dulce de la fresa, alivio un poco el sabor horrible sabor metálico de su sangre. – Me dejaras ir. – Señalando con mi mirada las cadenas que estaban enrolladas hasta mis piernas.

- - No.

- - Al menos lo intente. – Dije resignada. – Dame otra. – Abriendo mi boca, para recibir el pedazo de fruta y después la presión de sus labios, sintiendo las manos correr por su rostro sosteniéndolo para después separarse de ella.

- - ¿Te gusto? – Mostrando una sonrisa coqueta.

Asentí con mucha vergüenza y mis mejillas arremolinadas. – No me beses más.

- - No estás en disposición para pedir eso.

"Si a veces me pregunto, ¿Cómo diablos termine en la cocina, atada en una silla y con un demonio preparándome lo que dice ser un postre de disculpa?"

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