7. Ojos que cambian, parte II

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Llevaban horas de viaje. Daichi iba manejando como un abuelo, con Tanaka riéndose de él y apurándolo en el asiento del copiloto.

Tras ellos, Kageyama y Hinata se estaban peleando.

—¡IDIOTA! ¿¡QUÉ HACES!?

—¡NO ME GRITES!

—¡¡ENTONCES SACA TUS PIES ASQUEROSOS DE ENCIMA MÍO!!

—¡QUIERO DORMIR!

—¡¡NO ASÍ!! —Kageyama sacó los pies de Hinata de encima de su piernas con un manotazo.

—¡HEY! —se quejó Hinata. Luego, se agarró la sudadera que le había prestado a Kageyama, lo hizo una pelota y lo tiró al regazo de este.

—¿Qué haces?

Se inclinó hacia la izquierda y tendió su cuerpo a lo largo de los asientos, su cabeza sobre las piernas de Kageyama.

—¿Qué haces? —repitió este último.

—Ya te dije, quiero dormir.

—¿Encima mío?

—¡No puedo de otra forma! Que tú seas un slenderman de patas largas no significa que yo no pueda aprovechar que entro y acostarme.

—¿Y si yo no quiero que te acuestes encima mío?

—Te jodes.

—Per...

—¡Hey! ¡Allá atrás! —llamó Daichi desde el frente— ¡Cállense o los tiro del auto!

Kageyama frunció la boca y Hinata esbozó una sonrisa pícara mientras aprovechaba el momento para acomodarse. El primero levantó los codos en alto, abriendo las manos anonadado, y se lo quedó mirando estupefacto, como no pudiendo creer la escena, no pudiendo creer la impunidad de Hinata. Este último, a su vez, cerró los ojos con una expresión plácida. En cuestión de minutos, Hinata ya se encontraba en una paz onírica, durmiendo encima de Kageyama.

• • •

Los ojos de Kageyama contemplaban el paisaje rural que se encontraba a su izquierda, difuminado por la velocidad. Su barbilla reposaba sobre su puño izquierdo y su frente se inclinaba hacia la ventanilla, fría contra su piel cálida.

Con su mano derecha, no sabía qué hacer.

Hinata había estado usándolo de almohada por 20 minutos y, por 20 minuto, Kageyama había estado moviendo torpemente su brazo derecho, sin saber dónde apoyarlo. ¿Tras los respaldos de los asientos del costado? ¿Delante, sobre el respaldo del asiento del conductor? ¿Reposando sobre el cuerpo de Hinata?

Al final, había decidido dejar colgar su mano en el espacio entre la espalda de Hinata y los asientos. No era la posición más cómoda, pero solucionaba el problema.

Sin embargo, no mucho después de haber estacionado su brazo en ese lugar, Hinata se movió. Giró; pasó de estar recostado sobre su lado izquierdo a estarlo sobre su lado derecho. La mano de Kageyama ya no quedó entre el asiento y la espalda del pelirrojo, sino entre el asiento y el abdomen del mismo. Incómodo, Kageyama sacó su mano de esa zona y empezó a buscar nuevamente un lugar donde dejarla.

Mientras escaneaba el espacio en busca del lugar apropiado notó, gracias a que la cabeza de Hinata había girado con el resto de su cuerpo, que este había babeado la tela de sus pantalones.

Kageyama miró hacía abajo con ojos inexpresivos y una sensación sorprendentemente tranquila, tal vez no llegando a procesar lo que estaba viendo, como si la mancha de baba siempre hubiese sido parte del pantalón, como si no fuera novedad.

"I'm here" || KAGEHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora