17 (bis)

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Por alguna razón, en algunos celulares no se ve el final del último capítulo, lo cual es un tanto inconveniente... Así que lo dejo acá, para quienes no lo pueden ver.

Gracias por leerme <3

Tobio parecía desconcertado de pronto, pero a Shoyo no le importó. Se lanzó hacia él, lo rodeó con sus brazos y se aferró con intensidad mientras hundía su cara en su hombro. Medio segundo después, Tobio le devolvió el abrazo. Lo sostuvo con fuerzas, apoyó su cara contra la cabeza de Shoyo y la frotó despacio, acariciándole el cabello con su mejilla.

—Gracias —dijo Shoyo entre exhalaciones. Tobio lo apretó más contra sí.

Entonces Shoyo entendió que las palabras de Tobio, si bien era la primera vez que las pronunciaba, las venía diciendo desde hacía mucho rato. Cada vez que le lanzaba un pase, que lo elegía para sentarse juntos en el autobús, que lo abrazaba o besaba, que le contaba algo que nadie más sabía sobre él: Tobio le había dicho a diario que estaba ahí a su lado. Incontables de pequeñas acciones le habían demostrado una y otra vez su amor, su firmeza, su seguridad. Y hoy, que lo dijo en voz alta, Shoyo lo pudo confirmar.

Tobio, su mejor amigo, su rival, estaba tan enamorado de Shoyo como Shoyo lo estaba de Tobio.

—Tranquilo —le susurró Tobio, y solo entonces se dio cuenta que estaba temblando.

—Sí —se sorbió la nariz—. Lo siento, es que todo esto es demasiado.

—Shhh, está bien —le acarició el cabello con la mano, aún estrechándolo con el otro brazo. El gesto sirvió para tranquilizarlo y, una vez se hubo estabilizado, dio un paso atrás.

—En serio lo digo. Gracias por todo. Por oirme, por abrazarme, por acompañarme siempre. Por pasarme tus balones. Por competir contra mi en todo lo que haces, por ser mi primera oportunidad y mi máximo oponente. Por creer en mi y hacerlo de verdad. Solo... gracias. Por todo. —Tragó saliva, los labios resecos temblando, aún sensibles—. No te vayas nunca.

Tobio le sonrió con una mirada tan cálida que probablemente derritió todo el hielo, toda la nieve, toda la escarcha en su alma. Como un mantra, repitió por una vez más:

—Estoy aquí, Shoyo.

Y Shoyo supo que, a su manera, Tobio le estaba diciendo el sentimiento más antiguo, más sincero, más codiciado y más cotidiano de todos.

"Te amo."

&quot;I'm here&quot; || KAGEHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora