15. El Día más Brillante del Año

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El viaje terminó pero la diversión no.

Ya en Sendai, regresaron las prácticas, pero con un agregado que condimentaba la rutina. Ahora los días estaban llenos de besos que brotaban esporádicamente; ahora tenían algo de lo cual pensar cuando se asfixiaban en aburrimiento; ahora tenían la garantía de que, aunque un día fuera mal, tenían algo -alguien- que sin duda los iba a alegrar. Al final de cada práctica, Hinata acompañaba a Kageyama hasta su puerta, se tomaban su tiempo despidiéndose y luego pedaleaba de vuelta a su casa. Tres, cuatro, cinco días después, el profesor Takeda les dio unas maravillosas noticias: iban a volver a Tokio al campamento de verano. 

Antes de irse de vacaciones, habían ido unos días a Tokio para participar en el campamento compitiendo contra otros prestigiosos equipos, como Nekoma o Fukurodani. Había sido una experiencia tan enriquecedora como inspiradora y la noticia sola de volver a vivirla era suficiente para llenar de energía a los chicos.

Pero antes de partir nuevamente, Shoyo tenía un asunto pendiente. Se aclaró la garganta.

-¡Natsu! -llamó a su hermana de golpe, aunque estaba justo frente a él-. Si no me equivoco, creo que nosotros dos teníamos algo pendiente...

Los ojos de Natsu destellaron.

-¡El Día Súper Especial de Hermanos!

-No, no, ese nombre no me gusta -negó Shoyo con la cabeza. Luego la miró de costado, esbozó una sonrisa y habló con voz ceremoniosa, como si estuviera vendiendo un producto en la televisión-. ¿Qué te parece, en su lugar, "El Día más Brillante del Año"?

-¡Ah, me encanta! -exclamó Natsu con voz brillosa mientras aplaudía entusiasmada-. ¿Cuándo? ¿Cuándo lo festejamos?

-Mañana mismo -afirmó Shoyo con resolución-. Diría que hoy, pero ya no sería un día completo. Pero no hay problema, lo bueno se hace esperar.

Efectivamente, lo bueno se hacía esperar. Shoyo aún se sentía algo culpable por haberse gastado el dinero en irse de vacaciones sin su familia, así que se esforzó en armar los preparativos para que todo saliera sobre ruedas. Al día siguiente, se levantó temprano para cocinar un desayuno para comer juntos.

Se le quemó.

Aunque lo que contaba era la intención, y la comida estaba rescatable así que, cuando Natsu se despertó, la disfrutaron juntos y se divirtieron viendo quién podía hacer más ruido comiendo corteza quemada. Cuando terminaron de desayunar, jugaron dos juegos de mesa, de los cuales ganaron uno cada uno. Luego de eso, Natsu se vistió con ropa extravagante y desfiló por un pasillo improvisado con objetos de la casa, y Shoyo hizo de juez. En algún punto, Natsu le pidió de cambiar roles y fue Shoyo el que desfiló, mientras que Natsu le decía "¡Así no se camina! ¡Hay que poner un pie delante del otro!", y después se reía cada vez que Shoyo se caía por culpa de los tacos.

Para la hora del almuerzo, su mamá vio que estaban pasándola tan bien que decidió cocinarles a cada uno su comida favorita. Con la panza llena, se sentaron juntos a ver la televisión para digerir y descansar un rato. Miraron la película favorita de Natsu: Barbie Fairytopia. Cuando terminó, Shoyo apagó la pantalla y miró a su hermana con cara de circunstnacia.

-Nuestra próxima actividad es el volley -anunció. Natsu abrió la boca y estaba a punto de festejar cuando Shoyo la interrumpió-, pero primero tu regalo.

-¡Mi regalo! ¡Bieeeeeen! -empezó a aplaudir Natsu. Shoyo fue a buscar la bolsa y se la entregó. Ella la abrió a velocidad récord y destrozó todo el papel. Cuando abrió la caja que estaba dentro de la bolsa, sus ojos brillaron-. ¡WOOOOOOW! -exclamó en asombro.

-Son tenis deportivos especiales para volley -explicó Shoyo-. Si quieres iniciarte en el deporte, debes bautizarte con el mejor calzado.

-¡Gracias, Shoyo!

"I'm here" || KAGEHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora