13. Mirar para el costado

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-Hinata.

Hinata levantó la cabeza a la voz de Kageyama. Jadeando con las manos en las rodillas y los pies enterrados en la arena, no tenía suficiente oxígeno para formar un pensamiento coherente. En su lugar, solo respondió:

-¿Agdsfk?

-Tienes que comprarle el regalo a Natsu -dijo Kageyama. Hinata abrió grande los ojos. Se llevó una palma a la cabeza y, de repente, se olvidó que le faltaba el aire.

-¡El regalo a Natsu! ¡Es verdad, lo había olvidado! -exclamó. Entonces, su expresión se relajó y miró a Kageyama con interés. Una sonrisa conmovida dobló sus labios ligeramente hacia arriba- ¿Cómo lo recordaste?

Kageyama se encogió de hombros.

-Tú me lo dijiste.

-¿Y te acordaste?

-Pues... sí -contestó Kageyama como si fuera una obviedad. Vio a Hinata mirarlo con una incredulidad cubierta en un velo de afecto, su sorpresa reflejada en sus ojos tanto como su sonrisa. Kageyama se desconcertó- ¿Qué pasa?

-Nada -dijo Hinata mientras ensanchaba esa sonrisa hasta mostrar los dientes. Kageyama frunció el ceño, sin entender. Sintió que se estaba perdiendo de algo pero no sabía bien qué, así que decidió seguir de largo.

-Entonces... ¿Qué le comprarás?

-No lo sé aún. Le prometí algo especial, así que más me vale encontrar algo que la emocione mucho. Debería ir esta tarde... -Hinata levantó la mirada hacia Kageyama como un perro levantaría las orejas hacia un estímulo que captura su atención- ¿Me acompañarías?

-¿A comprarle algo a Natsu? No sé si... no podré ser de mucha ayuda.

-Es para que me acompañes, tonto. Así me entretienes mientras compro.

-¡No soy tu entretenimiento!

Hinata estrechó los ojos con expresión burlona.

-Ya lo veremos.

Esa tarde, después de almorzar y descansar un rato en la casa, Kageyama y Hinata partieron hacia un pueblo cerca de allí. Yamaguchi se había ofrecido a acompañarlos pero, por alguna razón, Tsukishima le había dicho que mejor se quedara. El pueblo quedaba a unas treinta cuadras, por lo que Suga les había dicho que los llevaría en el auto, pero los otros dos rechazaron la oferta, alegando que no les haría mal caminar. 

-¿Están seguros? Los dos solos por treinta cuadras de ida y de vuelta, suena como receta para catástrofe. No se vayan matar entre ustedes -bromeó Nishinoya.

-No lo haremos -aseguró Hinata, a la par que veia a Tsukishima apretar los labios, como conteniendo un comentario.

Así, partieron su caminata en arena, tierra y asfalto.

-También le tengo que pensar un nombre súper especial para nuestro día de hermanos -comentó Hinata mientras se metían al sendero del bosque que los llevaría a la ruta-. Solo que no se me ocurre cuál -miró a Kageyama. Este se quedó unos momentos en silencio hasta que notó los ojos de Hinata posados sobre él con expectación.

-¿Me estás preguntando a mí un nombre?

-¡Sí!

-Olvídate, no tengo creatividad.

-¡Vamos! ¿Qué tan poca imaginación puedes tener? Ayúdame con esto -rogó Hinata. Kageyama se lo pensó por un momento.

-¿Día de Super Hermanos? -sugirió inquisitivamente tras unos segundos.

-Sí, es verdad, muy poca imaginación.

-¡Oye! ¡Tú me lo pediste! Yo te advertí -Kageyama estrujó la cara en una mueca ofendida. Hinata, al verlo, se rio.

"I'm here" || KAGEHINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora