Quité el brazo de Adrien bruscamente mientras cargaba la pesadez de mi flojera sobre los hombros. El par de chicos se movió y siguieron durmiendo acaparando el espacio que dejé en medio de ellos. Mis pies se encaminaron a la cocina no sin antes encender mi computadora. El olor a té de limón inundó el pequeño espacio. Acto seguido, lo serví en una taza rosa con un diseño infantil.
Me senté frente al escritorio, abrí mi correo y en lo que cargaba decidí abrir NewBook. Tomé un trago del té, sintiendo mi lengua quemarse. Sin embargo, rápidamente lo escupí. No por lo caliente, sino por lo que vi en la página principal de la aplicación. Ahí estaba mi nombre entre los veintidós escritores invitados a la convivencia.
—¡Estoy invitada! —grité con emoción.
Los chicos se levantaron de un sobresalto. Adrien sabía a qué me refería, por otro lado, Dua no tenía ni idea de por qué me encontraba tan feliz.
—¡¿Qué te pasa?!
—Hay una convivencia de escritores de NewBook. Han invitado a Eileen —explicó Adrien mientras se frotaba los ojos con pereza.
—¡Scott igual está invitado!
Dua se levantó y se acercó rápidamente. Sus hermosos ojos azules estaban tan expuestos que trataba de hallar la razón de su expresión.
—¿Dana igual? ¡¿Nuestra hermana es reconocida en esta plataforma y no lo sabía?!
—Hay una invitación más para la convivencia. El escritor y un acompañante.
—Estoy seguro que papá y mamá la han dejado ir —aseguró Adrien.
Abrí mi correo, en la bandeja de entrada se encontraba la invitación con todos los detalles. La comida, los tragos y la estadía en el hotel estaban totalmente pagados, mas los boletos de avión no entraban en esa lista.
—No iré.
—¡Es la famosa oportunidad que tanto esperabas! —protestó Dua.
—No tengo el suficiente dinero para ir a Hawái. Y aunque quisiera trabajar lavando autos o de mesera, el tiempo y los recursos serían insuficientes.
Nos quedamos en silencio por algunos segundos. El rostro de Adrien expresó melancolía acompañada de una tímida sonrisa. Miraba un punto fijo del suelo, una pierna arriba y la otra abajo en el borde de la cama.
—Dua podría ir con Dana. ¿Yo podría ser tu acompañante?
—Es buena idea —apoyó Dua.
—¿Acaso no me escuchan? —pregunté controlando un poco mi enojo—. No tenemos el dinero suficiente para pagar los boletos.
Adrien movió el dedo índice con mucha rapidez y se levantó de la cama. Cambió su pijama por un vestuario informal, algo digno de rapidez y holgazanería.
—Confirma tu asistencia.
—¿Qué?
—¡Confirma tu asistencia!
Tomó las llaves de su auto, su celular y salió de la habitación con mucha rapidez. Estaba segura de que Adrien tenía un plan en mente para conseguir dinero.
—No tenía rostro de que pensara prostituirse, ¿verdad?
—Eileen, Adrien se prostituye. ¡Pero no! Tenía rostro de tristeza.
Me preocupaba el hecho de que Adrien cometiera una locura con tal de apoyarme. ¿Asaltaría un banco? ¿Le robaría a su amigo el millonario? Un sin fin de posibilidades cruzaban mi mente en esos instantes. Estaba tan distraída en mis pensamientos que no me di cuenta cuando Dua respondió el correo electrónico agradeciendo y confirmando mi asistencia, brindando también mis datos necesarios y los de Adrien.
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Un amor entre letras ✔️
Teen FictionEileen Larsson escribe cartas a cupido ya que nunca se ha enamorado. Está cansada de ver parejas felices y enamoradas. Aconsejada por sus amigos, decide instalar NewBook, dispuesta a escribir acerca del amor y así poder liberal cualquier sentimiento...