Pasaron dos días desde las increíbles noticias. Mi historia seguía en la sección de lo más novedoso. Sin embargo, ya contaba con los suficientes votos para ser muy reconocida. Según Dana, nunca habían visto a una historia crecer tan rápido. Si no conocía a Scott, tenía un pase asegurado a ser una famosa escritora de NewBook. No tanto como él, claro está.
Como todos los domingos, Adrien y yo salimos a comer a nuestro restaurante favorito. No podíamos llamarlo "comida rápida" pero servían lo mismo que en un McDonald's. Adrien devoraba las papas fritas sin cuidado, regando algunos pedazos alrededor de su plato.
—Han pasado dos días —dije en un soliloquio. Acto seguido, suspiré.
—Dos días —repitió—. Tal vez no es tu chico ideal, el amor de tu vida.
El "apoyo" de Adrien no ayudaba a combatir mis nervios. Tampoco quería perder las esperanzas de conocer a Scott. ¿En serio estaba tan ilusionada con alguien que posiblemente jamás conocería? Esa duda incluso no me dejaba dormir.
—¿Qué pasaría si no resulta ser el chico que tanto anhelas actualmente?
No había pensado en eso. Imaginé a Scott como un dios griego, tal vez no tan atractivo, tal vez no tan poderoso, pero sí inalcanzable. No tenía respuesta, solo tenía que cambiar el tema de conversación y vaya que sabía cómo hacerlo.
—¡Puff! ¡Es un axioma!
—¿Axioma?
—Sí, algo lógico. No requiere demostración o explicación.
Se quedó pensativo algunos segundos, hasta que volvió en sí.
—¿Cómo lo haces?
—¿Hacer qué?
—Memorizar todas esas palabras raras que te salvan de situaciones incómodas. Lo haces desde que tengo uso de razón.
—No lo sé. Mi madre solía leer el diccionario en voz alta cuando estaba embarazada de mí. Cuando nací, comencé a interesarme por las letras y las palabras. No hay una explicación concreta.
Abrió los ojos y esbozó una sonrisa sin mostrar los dientes. Era extraño que Adrien y yo conociéramos algo de nosotros diariamente, como si nuestras madres nunca se hubieran conocido en aquella cita médica con el ginecólogo.
—¿Sabes qué hacía mi padre?
—¿Qué?
—Leía la revista Women Idols en voz alta.
—¡Ahora lo entiendo todo! —grité entre risas—. En esa revista solo hablan de mujeres perfectas y esbeltas en casi todos los sentidos.
—Tal vez por eso soy así, y por eso sigo en busca de la chica perfecta.
—¿Tienes una idea de quién puede ser? ¿Has estado cerca de encontrarla?
—Sí.
—¡Adelante! Cuéntame.
Separó los labios dispuesto a responder, pero un par de chicas de tal vez quince años lo interrumpieron.
—¿Eileen Larsson?
—Así es —respondí un poco dudosa. Mi ceño se encontraba totalmente fruncido, haciéndome ver un poco horrorizada.
—¡Oh por Dios! ¡Es cierto que vives aquí!
—Leemos tu historia en NewBook. ¡Somos adictas a ella!
Su emoción me causaba cierta alegría y temor. ¿Me había vuelto la obsesión de las dos chicas?
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Un amor entre letras ✔️
Novela JuvenilEileen Larsson escribe cartas a cupido ya que nunca se ha enamorado. Está cansada de ver parejas felices y enamoradas. Aconsejada por sus amigos, decide instalar NewBook, dispuesta a escribir acerca del amor y así poder liberal cualquier sentimiento...