14. Un cambio

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La vida te pone en circunstancias difíciles de vez en cuando. Buscas, ruegas, anhelas una salida cuando ese pensamiento de negatividad inunda tu mente, causando estragos en tu físico. Pasó la noche anterior a entregar el artículo que Amelia me pidió. Una noche de insomnio y miles de pensamientos estuvieron presentes haciendo un magnífico coro en mis oídos. La causa era predecible y muy simple ya que estaba a tan solo unos días de volver a la universidad y de verme como una fracasada al no lograr mi objetivo de vacaciones. Veía las fotos que Scott publicaba y admiraba esa gran vida de rey que se daba. ¿Cómo podía un ser humano tener una vida tan perfecta?

—No es el mejor articulo que has escrito —comentó Amelia mientras dejaba la hoja encima del escritorio.

—No he tenido cabeza para nada.

—¿Qué sucede?

Di un gran suspiro y bajé la mirada un poco avergonzada. Nadie estaba acostumbrado a verme derrotada, mi aspecto físico me había delatado de una y mil formas.

—Una noche de insomnio.

Amelia frunció el ceño y después sonrió, dando un pequeño golpe en su frente como si de algo obvio estuviéramos hablando. Amelia era inteligente, audaz y preceptora, tenía una personalidad única y cambiante.

—Leí tu libro, Eileen. Tengo que confesar que es una maravilla y cualquier editorial estaría dispuesta a pagar una fortuna por un porcentaje de tus derechos de autor. En realidad, pagarían una fortuna solo para que el nombre de la editorial apareciera en la portada.

NewBook y sus editoriales son un poco selectivos. Tendrían que pasar cinco años para que mi libro estuviera en físico.

—¡Cariño! Yo hablo de mí.

—¿De ti?

—Quiero que tu libro sea el primero en ser publicado en la nueva editorial que estoy fundando. Un pequeño apoyo para escritores jóvenes.

—¿Lo dices en serio? —pregunté en un tonto tartamudeo.

—Rechazaste mi origen oferta, no dejaré que lo hagas de nuevo. ¡Un amor entre letras nacerá y junto a él una gran escritora!

—¡No puede ser!

E hice lo que nunca había hecho. El pequeño cuerpo de Amelia estaba rodeado por mis brazos, ella brindaba de la emoción a como podía, pero después de unos segundos nos separamos con incomodidad. Aclaramos la garganta y acomodamos nuestros atuendos.

—Necesito el manuscrito lo más antes posible. Yo me encargo del resto.

—¡Mañana mismo lo tienes aquí!

—Y necesito que accedas a algunas peticiones.

—¡Claro!

—Bueno... ¡Anda, corre y dile a todos!

Corrí hacia la salida, abrí la puerta y salí de la oficina. Después de dar unos pasos, regresé, abriendo la puerta y asomando solo la cabeza.

—Gracias, Amelia.

Amelia respondió indiferente aunque supe que por dentro contenía las ganas de sonreír. Esa era Amelia Simon, la mujer que hizo posible mis sueños y tuvo un cierre perfecto en la historia que escribía dentro de mi cabeza.

La primera parada fue en casa de la abuela. Los trajes que usaba para andar en casa eran elegantes, como si en cualquier momento fuera a salir a una cena de negocios. Alex la acompañaba mientras se comía unos ricos panecillos de canela.

—¿Están listos?

—Sí —respondió Alex con la boca llena.

—¡Amelia sacará mi libro en físico!

Un amor entre letras ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora