12. Cero cambios

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El último día de la convivencia. ¿Quién diría que me dolería tanto? Aunque, a diferencia de Dana, mi sentir era poca cosa. Adrien cargaba a Dana como un costal de papas, Dana se veía rendida, como si el efecto del mejor sedante ya hubiera hecho lo suyo.

—¿Tienes su maleta? —preguntó Adrien mientras acomodaba a su hermana menor de manera que no le incomodara su peso.

—Sí —respondí mientras la alzaba con esfuerzo.

Los escritores se despedían entre sí, todos hicimos un fuerte vínculo, intercambiamos números y juramos leer nuestras historias. El viaje en esos instantes resultó ser un perfecto desastre. Hawái nos había mostrado su lado hermoso y su lado malvado, dejándonos experiencias para contar a las futuras generaciones.

—Iré con Dua a la recepción.

—Todo se ha acabadoooo... —Cantaba Dana mientras ladeaba sus brazos en el aire.

No pude evitar reír. Observaba a Adrien en otra faceta, la de un hermano preocupado por su pequeña hermana. Soportó los berrinches de Dana durante toda la mañana y recorrió todo el hotel en busca de una máquina expendedora de dulces para lograr tranquilizarla. Aún tenía la paleta en su mano derecha.

—¿Eileen? —La voz de Scott me provocó un sobresalto. Di la media vuelta, un poco triste por haber claudicado antes de lo esperado—. Me alegra haberte encontrado antes de partir.

—Lo mismo digo.

—¿Nos veremos de nuevo?

—Comenzará una nueva etapa en mi vida y los viajes pasarán al último plano.

—Entonces...

—Fue un placer conocerte. Eres un chico maravilloso y muy inteligente. No sigas creyendo que una relación es una distracción, muchas chicas quisieran tener la suerte de que les escribas relatos desde tu maravilloso punto de vista. Escribe tu propia historia, dale un enfoque diferente a la vida.

—Tomaré en cuenta tu consejo, Eileen. Tú igual eres una chica hermosa e inteligente.

Nos miramos un par de segundos, Scott se iba acercando poco a poco. ¿Estaba a punto de besarme? ¡Dios, iba a suceder! Y sucedió, sus labios y los míos se juntaron en un corto y para nada efusivo beso. Solo un contacto. Nuestro beso fue diferente a los que él solía narrar en sus historias. No fue un beso apasionado o efusivo, tan ligero y suave como una pluma. Me encontraba confundida y decepcionada, habíamos sacrificado tanto por tan poco.

—Te deseo todo el éxito del mundo —dijo. Me brindó una última sonrisa, se dio la media vuelta y salió del hotel.

Miré el cerrar automático durante cinco, o tal vez siete segundos, mi mente repetía el pequeño beso una y otra vez. Era como si hubiera despertado de ese maravilloso sueño con un trágico final. ¿Por qué me besó si no significaría nada? ¿Por qué marcó el incio de una historia sabiendo que también era el final? ¿En verdad era un buen escritor, o no sabía la estructura de una historia?

Caminé hacia los chicos aún petrificada, ellos se encontraban en el mismo estado que yo, tan confundidos como impresionados.

—¿Eso fue todo? —preguntó Dana.

—¿Te gustó? —continuó Dua.

—Creo que comenzaré a mezclar colores por mí misma.

Adrien sonrió al ver mi seguridad. En definitiva, se sentía orgulloso por mí. No por el haber decidido una vida de soltería, sino por haber aceptado de buena manera que una relación con Scott no era tan importante como yo pensaba. Aunque a pesar de todo, seguía existiendo una pregunta dentro de mi cabeza: ¿Por qué el destino arregló todo esto de una manera impresionante involucrando a Scott Helmman en ese plan?". Una pregunta extraña y muy mal formada. Una pregunta que tal vez no tendría respuesta y se quedaría como una" casualidad del destino".

Un amor entre letras ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora