11. En apuros

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"¡Maravilloso!" fue la palabra que usó la principal administradora para describir la convivencia. Según ella, este año fue mejor que el anterior. Más lectores asistieron, más jóvenes se unieron a la aplicación y más divertidos fueron los días.

Todos los escritores estábamos sentados en el suelo de una pequeña sala en espera de la noticia que la señorita Mist nos tenía preparada. Se veía emocionada y muy acelerada. Caminaba de un lado a otro marcando la punta de su tacón en el suelo y sonriendo como si de una joven enamorada se tratara. Algunos decían que era la anterior esposa del creador de NewBook, otros decían que no era más que una administradora de cuarenta y cinco años dedicada a la aplicación en cuerpo y alma. Pero no había duda de algo: era la mano derecha del creador.

—Como sabrán, hoy es el último día en esta convivencia. Muchos de ustedes partirán nuevamente a sus hogares y dejaremos esto como un lindo recuerdo. Con la posibilidad de que sean nuevamente invitados. Pero NewBook al ver el éxito que esto está teniendo, decidió que una noche más no nos vendría nada mal. Razón por la que estamos regalando otra noche con todos los gastos pagados. Comprendemos que algunos han comprado sus boletos de regreso, por lo que no es obligatorio quedarse.

¿Dios, el destino, y la suerte estaban de mi lado? ¡Claro que sí! Aún no comprábamos los boletos de regreso, y la sonrisa de Scott me hizo asegurar que él tampoco lo había hecho.

—Así que, levante la mano quién estaría dispuesto a continuar con esta aventura.

Dana fue la primera en levantar la mano, de ahí, dieciocho de los veintidós escritores, lo hicieron. Entre ellos estaba Scott.

—Tienes suerte —susurró Dana, provocando que una ligera sonrisa se impregnara en mi rostro.

—¡Perfecto! En la salida pueden anotar sus nombres y sus datos. Cuando acaben no olviden seguir con el itinerario. Hay muchos entrevistadores esperando una exclusiva —dijo lo último con una sonrisa que provocó miedo.

Caminaba en dirección a una mesa desocupada cuando Scott me llamó, me tomó del brazo y me unió a una de sus entrevistas con un par de reporteros. Después de dar algunos datos sobre mí, los reporteros no tardaron en reconocerme, aumentando el interés de la exclusiva con dos escritores jóvenes.

—Dinos, Eileen, ¿en quién te inspiraste para crear el maravilloso personaje de Seth Enerson?

La pregunta me puso en un gran apuro, todos esperaban mi respuesta con una gran sonrisa y claramente no podía mentir en mi respuesta. Hablaba de Seth como si fuera el chico que tanto me gusta. Claramente, Scott era mi inspiración. ¡Hasta el nombre llevaba la misma primera letra!

—Estuve enamorada de un chico. Mi anhelo por conocerlo y que sintiera lo mismo por mí me inspiró en escribir esta historia.

—¿Qué opinas acerca de los rumores?

—¿Rumores?

—Hay una página de rumores la cual dice que te inspiraste en otro escritor y que dada las casualidades, puede ser el mismísimo Scott Helmman.

Scott frunció el ceño y mantuvo su vista fija en mí en espera de una explicación. ¡Cielos! ¡Era de esperarse, fui demasiado obvia!

—Mi abuelo fue un actor canadiense en el cine mexicano. Claramente la historia fue modificada para inspirarme en mis sentimientos. Sebastián Larsson murió hace un par de años. Era su segunda admiradora, por eso decidí buscar un nombre que le hiciera honor a su memoria. No era un escritor pero pertenecía al mundo del arte.

Los dos reporteros, los dos camarógrafos y Scott, sonrieron con ternura. Estaban conformes con mi mentira, aunque yo me sentí la peor persona del mundo. Admiraba al abuelo, pero la falsa historia no era más que eso, una farsa. ¿Qué excusa le iba a decir a Scott si se llegara a enterar de la verdad? Hasta ese punto era una chica sincera ante sus ojos.

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