1

226 7 2
                                    

Suena el despertador, abro los ojos y lo único que logro pensar es en lo que significa ese ruido, siempre me he preguntado si su creador se habrá arrepentido y lo habrá odiado tanto como yo; pero para ser sincera es necesario, después de todo sin él me terminaría levantando al mediodía, y eso si tengo suerte.

Me levanto y veo por la ventana, apenas me asomo por la ventana me decepciono, lo único que puedo ver es nieve, nieve y más nieve, ni un pequeño asomo azul en el cielo; obviamente esto es lo que cabría esperar de un día de principios de enero, en especial si eres de Pensilvania pero, maldita sea, soy de California, en este preciso momento podría estar en una playa tomando el sol, aunque eso es solo un pequeño sacrificio, aquí estoy mucho mejor, debería vestirme para ir al instituto.

Cuando entro a la cocina lo primero que me encuentro es a mi papá leyendo el periódico, sus ojos azules se desvían de este al notar mi presencia y me dedica la sonrisa más sincera que he visto en mucho tiempo, llevaba demasiado tiempo sin recibir una así.

-Buenos días Aria,- dice dejando a un lado el periódico y dedicando toda su atención hacia mí- ¿cómo dormiste?

¿Cómo dormí?, en el poco tiempo que llevo viviendo con mi papá me he dado cuenta de que esa es su forma de preguntarme si estoy bien, si me siento cómoda.

-Bien papá,- le contesto dándole la sonrisa más auténtica que he tenido en mucho tiempo, es una lástima que a pesar de eso no sea tan buena como la suya- ¿y eso que sigues en casa?-dije extrañada.

Mi papá era la persona más puntual que conozco, siempre se iba temprano para evitar cualquier tipo de contratiempo, eso era algo que mi papá y yo no compartíamos precisamente, pero que estaba segura que iba a cambiar si seguía aquí.

-Quería despedirme de mi hija en su primer día de clases,- en ese momento desvío su mirada hacia unas tostadas y un par de huevos fritos en un plato- aquí está tu desayuno.

Me senté y me dispuse a comer, mientras lo veía hacer lo mismo, tengo que admitir que siempre me he parecido más a mi papá que a mi madre: ella es rubia, cabello liso, ojos avellana y con una piel increíblemente pálida, en especial teniendo en cuenta que vive en Los Ángeles; mi papá y yo tenemos cabello negro con ligeros rizos y ojos azules, la única diferencia que tenemos es que yo todavía tengo la piel broceada, pero eso es algo que perderé, hasta tenerla pálida por la falta de sol al igual que él.

-¿Clarie ya se fue a trabajar?- dije.

-Si se fue a la oficina hace media hora.

Clarie era la esposa de mi padre, o en otras palabras mi madrastra, ella es desde mi punto de vista lo más contrario a mi madre que mi papá pudiera conseguir, mientras que mi madre es sumisa, completamente dependiente y un poco tímida, ella es decidida, extrovertida y completamente independiente, todavía no sé como mi papá la convenció para casarse con él.

-Deberías ir saliendo- dijo mirando el reloj.

Subí la mirada y me percaté de que sólo faltaban quince minutos para mi primera clase, así que me apure a lavar los platos y despedirme de mi papá.

Al salir a la calle lo primero que noto es que hace más frío del que pensaba, pero no había tiempo para lamentarse. Me dirijo al BMW negro que se encuentra esperándome, nunca antes había tenido un carro que pudiera manejar en California, mucho menos uno tan bueno, aunque viéndolo por otro lado no tenía nada allá, o por lo menos nada que tuviese un verdadero valor para mi... mejor dejo de pensar en estas cosas y me concentro en la carretera.

Diez minutos más tarde ya estaba estacionando en la entrada de un imponente edificio de fachada moderna pero con un suave toque clásico, tengo que admitir que el arquitecto de el instituto Young Mastermind era un genio; si pensabas que el instituto se llama así por que solo admiten a niños genio, me temo que no, si bien es un colegio excelente y con muy buena reputación, ese nombre solo lo pusieron para que los padres pudieran presumir y sorprender más a sus amigos millonarios, la estupidez humana me impresiona cada día más.

Mente en serie(sin terminar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora