Mi abuela sentía una debilidad por Jackson, siempre le consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Incluso mis padres querían más a Jack que a mí. Era un niño demasiado consentido para ser el hijo de la niñera.
El día de su cumpleaños...
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-Me pregunto qué haremos mañana- me dijo Jack mientras me abrazaba y me hacia cosquillas en la espalda.
-¿Qué sucede mañana?-le pregunté. No podía ser un "MesAniversario" porque seguíamos en febrero y tampoco teníamos que juntarnos con la hermana de Hiccup para organizar la boda hasta dentro de una semana, así que estaba completamente perdida.
-¿En serio Els?-me encogí de hombros y lo miré con inociencia para que no se enojara por mi ignorancia.
-En serio, mañana no hay ninguna fecha especial-le dije.
-Es San Valentín-me explicó.
Por supuesto, mañana era 14 de Febrero, el día de los idiotas enamorados. Jackson sabía como me ponía ese día, molestaba a las parejas si las veía besándose en la calle o si caía en un día de clases, me burlaba con Ares de los chicos y sus regalos.
-Bueno,¿Y qué con eso?-Jack me soltó y me miró con seriedad.
-Lo sabía, todo es una farsa, tú no me quieres-dijo en un hilo de voz. Ya conocía ese truco, los últimos días había descubierto lo mal que me sentía cuando fallaba como pareja, así que se aprovechaba de eso y me hacía sentir culpable para que hiciera lo que él quisiera. Antes le habría lanzado un libro por la cabeza para que me dejara en paz, pero ya estaba tan acostumbrada a verlo como mi futuro esposo que cuando me decía estas cosas, a pesar de saber que eran mentiras y que lo hacía para controlarme, sentía una bofetada en la cara.
-Lo siento, Jack...-me disculpé, pero él no cambio la expresión triste de su rostro. Me coloqué de puntillas y lo besé con rápidez, vi un atisbo de sonrisa y me separé-¿Qué quieres hacer mañana?
-Vayamos a comer a algún lugar después de la escuela- asentí y le dije que podríamos invitar a Rapunzel con Flynn, para hacer que de una vez esos dos tuvieran una cita.
-No,quiero tenerte sólo para mí- me dijo con terquedad.
Era absurdo, pasábamos todos los días juntos en la escuela, lo iba a buscar después del trabajo, no me dejaba sola cuando estábamos en casa y dormíamos en la misma cama.
-Pero, Jack...-comencé a protestar, pero él bajo la mirada con decepción y tuve que evitar las ganas de darle la espalda y marcharme de nuestro cuarto.
-Hazlo por mí-susurró.
Y eso fue el punto final de nuestra discusión.
No me quedó de otra que aceptar la cita, Jackson sabía como hacerme ceder a sus peticiones. Nunca lo habría imaginado, desde los quince años él me obedecía y parecía sumiso a mis órdenes, pero ahora que parecía saber lo que me proponía con esto de hacerlo feliz de bajo de cualquier circunstancia, se aprovechaba y ocupaba todos los medios que tenía a su disposición para hacerme caer bajo sus pies.