Capítulo 7. Parte II.

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{LISA} 

Me gustaba la soledad, me gustaba permanecer en la oscuridad y buscar soluciones para que mi cabeza dejará de pensar tanto pero también me gustaba que Rosé me hiciera compañía, así me podía sentir como una persona normal que tenía relaciones interpersonales con otras personas aunque sea por un corto lapso de tiempo. 

 –¿Te disculpaste con Jennie, cierto?–La conocía perfectamente y sabía que sería lo primero que haría, tratar de arreglar mis cagadas. 

–No me gusta que trates a la gente como si fuera basura.–Por el tono de su voz era obvio que aún estaba molesta por mis acciones. Toque su brazo con cierta timidez para llamar su atención. 

–Lo lamento.–Con ella era la única persona con la que verdaderamente podía expresar las pocas emociones que sentía y no sentir pena por mi misma–Lamento ser como soy. Me costaba muchísimo disculparme y aceptar mis errores pero siempre terminaba haciéndolo con ella aunque no quisiera. 

 –Necesitas cambiar tu actitud hacia la pobre chica.–Y aquí íbamos de nuevo.–Lisa, cuando mi padre me entrenó para toda esta mierda yo tenía a mi familia, de alguna manera pasamos juntos por esto y fuera de ellos te tenía a ti aunque no hablabas mucho.–Y realmente sabía lo que iba a decir, lo presentía. Hizo una mueca con sus labios.–Ella realmente no tiene a nadie para guiarla y lo único que estás haciendo es ponerle un peso más en su espalda. Sus padres están muertos y ni siquiera tiene algún familiar que apoye esta porquería.–Y entonces Rosé tenía un punto, uno grande. 

–¿Y que se supone que deba de hacer?–Cuestioné con sinceridad porque la respuesta era algo que desconocía, intentar cambiar mi forma de ser sería un error y el tener que cuidar a alguien por las ordenes de mi padre aún seguía jodiéndome.

 –Lo que te jode es que Marco te lo ha pedido.–Y aquí ella dio justo en el clavo.–Plantéatelo como si fuera tu propia elección, te servirá.–Se dejó caer en la cama como un costal de papas sabiendo que eso me molestaba pero ahora no estaba en posición de reclamarle nada. 

 –No te prometo que seré flores y azúcar como tú pero trataré de al menos tenerle paciencia.–Aquello le bastó para disculparme por mis acciones, me dedicó una sonrisa y soltó un suave golpe a mi brazo a modo de juego. 

 –Seguro con el tiempo te encariñas como lo hiciste conmigo.–Sus hombros se elevaron por lo que yo reí negando suavemente. 

La idea de encariñarme con otras personas no estaba en mi lista y tampoco era que lo necesitará en ese momento o que sintiera que pudiera llegar a hacer falta en un futuro.

 {...}

 Rosé dormía plácidamente a mi lado sin verse afligida por la televisión, ya que estaba acostumbrada ello. 

Ella pensaba que dejaba encendido el aparato por ser una costumbre que opte desde niña pero la realidad era que no dormía absolutamente nada. Desde hace varios años no puedo pegar los ojos por más de dos horas, era como si las malas acciones que algún día cometí se reprodujeran una y otra vez a través de mis sueños. 

Casi siempre era lo mismo, dormíamos cerca de las cuatro de la mañana y faltando un cuarto para las cinco yo ya estaba de pie. Esa noche ni siquiera pude dormir al reflexionar sobre las palabras de la chica que estaba en mi cama. Ella tenía razón en que yo estaba siendo una mierda con alguien que no se lo merecía y básicamente desquitaba el enojo que sentía hacia mis padres y sus ordenes con ella por ser parte de ello.

 Y no estaba en las opciones cambiar porque así era y a mis años era algo que se veía imposible pero si podía tenerle paciencia y enseñarle del negocio sin tener que ensuciarse las manos como nos había tocado a nosotros por azares del destino.

Ghostin (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora