Capítulo 2. Parte II

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{LISA}  

Detestaba que saliera el sol, odiaba sentirme atrapada entre las cuatro paredes de mi habitación porque eso me hacía pensar y era algo que trataba de ignorar la mayoría del tiempo.

 Unos golpes suaves a mi puerta llamaron mi atención y con tan solo el tocar sabía que se trataba de Hae. Ella nos acompañaba desde que tenía memoria y básicamente me conocía mejor que mis propios padres, era lo más cercano a una abuela que tenía. 

 –Hola, Lili.–Una sonrisa adornaba su rostro como todos los días, era la inyección de alegría que mejoraba un poco mi humor aunque no lo demostrará seguido. 

–Hola, Hae.–La salude sin mucha efusividad de mi parte y ella acostumbrada a ello, solamente se introdujo a la habitación. –Tu padre te necesita abajo.–Anunció levantando el desastre que me rodeaba, entre ropa sucia y platos de comida a medio comer. 

–No es necesario que limpies, estoy bien así.–Admití sin ganas, a lo que ella bufó suavemente.

 –Lili, es mi trabajo y además nadie puede vivir entre tanto desastre.–Habló como si me estuviera advirtiendo que la dejará hacer su trabajo. Tomé una sudadera del montón que yacían en el clóset y la coloqué en mi torso. 

 –Por cierto, te olvidas de que vivo día a día en el desastre y no hablo de mi habitación.–Algunas veces me gustaba usar el sarcasmo para aligerar mi sentir sobre todo lo que acontecía a mi alrededor y aunque la mayoría de las personas con lo que llegaba a hacerlo no lo entendían, Hae al menos se quejaba preocupada por mi.

 Ella era como de la familia y en muchas ocasiones les aconsejó a mis padres que me llevarán a terapia por mis actitudes y mis malos hábitos pero justo como personas nacidas en otra época solo alegaron que los psicólogos eran para personas trastornadas gravemente y que por supuesto su hija no lo necesitaba. 

 Usualmente evitaba el contacto con mis padres a menos que se tratará del negocio y que me solicitarán tan temprano solo significaban problemas. Mi padre estaba sentado en la sala principal, olía a tabaco revuelto con el perfume de mi madre por lo cual asumí que también estaba ahí y una voz más suave me hizo percatarme que no estaban solos y que posiblemente me arrepentiría de bajar. 

 –¿Me llamabas?–Pregunté de inmediato al introducirme al lugar, rogando porque no se tardará y me dejará volver a mi habitación lo más rápido posible para ver el día pasar como usualmente lo hacía. 

 –Vamos, Lisa, acércate.–Ordenó él con un tono de voz suave, invitándome a pasar con su mano izquierda. 

Le hice caso sin replicar y una sonrisa apareció en sus labios al verme y ver a la chica que estaba frente de nosotros. No le tome mucha importancia porque algunas veces solo se trataba de intentos de negocio o algún acuerdo de donación a la beneficencia así que no me intrigaba mucho la identidad de la desconocida.

–Lisa quizás no recuerdas mucho a Jennie pero ella y tú jugaban hace algunos años.–La voz de mi padre parecía relajada y agradecía bastante que no estuviera de mal humor porque no podía tolerarlo. Inspeccione a la chica de pies a cabeza y aunque conocía su nombre en realidad estaba muy cambiada para reconocerla a simple vista. 

–Hace algunos años no nos veíamos.–Jennie se puso de pie y avanzó tres pasos hacia mi, quedando frente a mi y extendiendo su mano en dirección a mi. 

El contacto físico con alguien que no tenía mi confianza era algo que no me agradaba pero me sentí presionada por la mirada de mi padre clavada en mis hombros por lo que accedí a estrechar su mano después de titubear unos segundos.

 –Disculpa a Lisa, a veces despierta de mal humor.–Soltó una suave risa debido a que su comentario solo le causó risa a él y yo negué mentalmente, tan poco me conocía para no saber que no dormía nada.–Necesito tu ayuda. Jennie ha vuelto para ocupar el puesto de sus padres dentro de la organización y he decidido que tú la entrenes por decirlo así.

Tenía razón en que solamente él lo había decidido porque si por mi fuera ahora mismo lo hubiera dejado con media palabra en la boca y hubiera subido a mi habitación para escaparme de esa responsabilidad. 

 –Genial.–Expresé con sarcasmo y pude notar la expresión de mi madre como la que hacen las mamás a los niños cuando hacen alguna cosa mal frente a otras personas. 

 –Te encargarás de enseñarle todo al respecto, la distribución, las carreras de autos y a disparar de ser necesario.–Suficiente tenía yo para además ser la niñera de la heredera de los Kim.Ni siquiera me molesté en replicar porque era inútil, cuando al gran jefe se le metía una idea en la cabeza era imposible sacárselo y simplemente teníamos que obedecer. 

 –Tenemos que organizar una fiesta para hacerlo oficial con toda la organización además de plasmarlo legalmente.–Habló mi madre por primera vez emocionada, puesto que su debilidad eran las fiestas ostentosas donde se bebía champagne y se comían bocadillos de mar costosos que en realidad sabían asqueroso. 

 –No es necesario.–Dijo la chica apenada por la decisión de mis padres y bueno, al menos no parecía interesarse en esas estúpidas reuniones. 

 –La primera regla es que así se hace esto, quieras o no.–El fastidio era obvio en mis palabras y ella se limitó a sonreír por no saber que decir o donde meterse.

Lo último que quería era dejar botado el trabajo de esta noche por una maldita fiesta y quedarme encerrada sin escapatoria con un montón de personas de las cuales el noventa por ciento de ellas ni siquiera las toleraba.

Ghostin (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora