Baje la tapa del sanitario para sentarme allí y secar mi cabello, con la secadora. Mientras ese sonido molesto bailaba en mi oído, fui desglosando lo acontecido esas ultimas horas.Fue diferente a lo que imaginé. Ni mejor, ni peor. Solo diferente. En cierta forma sorprendente y sobretodo, muy satisfactorio. Sus manos dejaron vestigios en mi piel, que aún después de la ducha que me di seguían sacudiendo mi ser. Quizá de una forma demasiado fuerte, pero estaba bien. Aunque ese miedo previo a la jornada retorno.
-¿Terminaste?- me preguntó al salir de la ducha.
-Aún no- le respondí dejando la secadora para poner atención a la huella de sus garras en mi brazo, casi a la altura del hombro.
Bills se recargo contra la puerta, para quedarseme viendo desde allí. Envuelto en esa bata blanquecina y con los ojos fijos en aquella herida, que debí atender antes de darme un baño. Me miraba sereno, pero creo que tenía sus propias controversias.
-No es nada- le dije después de un rato, como intentando aliviarlo un poco de un peso incierto para mí.
-Te espero en la habitación- dijo y se fue.
Eran casi las cuatro de la mañana, cuando cruce la puerta de su cuarto y me deje caer a su costado. La venda en mi brazo, limpia y blanca, contrastaba con esas sabanas rojas, recien puestas y en cuyos pliegues mis ojos dibujaban pequeñas colinas que terminaban en un cordón montañoso de color púrpura que se extendía de forma paralela a mí.
-¿Trabajas mañana? intentó averiguar mientras dejaba caer su brazo a centímetros de mi cabeza, como una invitación que dejan bajo la puerta.
Mi afirmación lo hizo apartar la mirada y clabarla en el techo. Se veía tranquilo, satisfecho con él, conmigo con todo. Una vez puse mi cabeza en su brazo, cual si fuera una almohada, se giro a mi y yo cerré los ojos. Quería dormir y lo hice al amparo de su cuerpo.
Desperté cerca de media mañana. Hacia calor. El sabor salino de su sudor estaba en mis labios que quedaron contra su piel. Me aparte un poco, para levantarme y tras quitarme su brazo de encima, me senté en el borde de la cama para mirar las escasas cosas que habían en ese lugar. Una de ellas era la hilera de trofeos por competencias de artes marciales que estaban en la repisa. Eran viejos y pertenecían a campeonatos de escuela y universidad. Los vi antes, pero tomé poco detalles de ellos.
Me escarbe el cabello con la mano y me deje caer hacia el lado opuesto al que desperté. Con los brazos colgando y siendo iluminados por la luz de la ventana. Me quedé pensando en nada. Era muy tarde para ir al trabajo y en la tarde no tenia nada que hacer. Como detesto no tener algo que hacer. Me levante, le di una mirada a Bills. Dormía tan feliz que sentí ganas de despertarlo y lo hice. Le cubrí la boca y la nariz,logrando sacarlo del mundo de los sueños.
-¡¿Qué acaso estas tratando de matarme?!- me gritó y solo me sonreí, porque tenía una expresión divertida- ¡No le veo el chiste a asfixiar a tu..!
- A mí ¿qué?- pregunté al notar que no quería terminar esa frase.
-Tengo hambre- dijo mientras descansaba su rostro en su mano y veía hacia la pared.
-Pediré algo de comer- le dije mientras iba hacia la puerta- ¿Qué quieres? Yo invito.
Me miró fijamente un instante.
-¿Qué?- le pregunté.
-Eres una mujer un poco extraña- me dijo y se levantó casi de un brinco.
Caminó hacia mi, hasta dejarme entre él y la puerta, apoyando su mano en el muro. Desde luego entendí a que iba ese comentario, pero es que yo no hacia ese tipo de cosas. Llevé mi mano a su rostro y le hice una caricia desde la barbilla hasta el final de su mandíbula. Me gusta sentir ese hueso a través de su piel. Se quedó parado ahí, recibiendo esa caricia sin dar señal de nada. Luego sólo dijo que iba al baño y me dejo ir.
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Desatino
FanfictionEsas decisiones malas que te pueden llevar por buenos caminos o bien esas decisiones buenas que te llevan por malos caminos. Ya sabes, eso que sólo tú no vez como un desatino.