Epilogo

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No podía creerlo. Llevaba toda la mañana dando vueltas sin rumbo por la ciudad, intentando asimilar la noticia: estaba embarazada. Estaba aterrada por muchas razones. Demasiadas en verdad, pero en ese momento solo una de esas me torturaba y era como reaccionaria Bills. Camino a casa, sin embargo, iba pensando en cosas como nuestras finanzas. Puede parecer una idea muy frívola, mas son ese tipo de cosas que me centro cuando estoy en situaciones como esa.

Bills y yo vivíamos bien. Teníamos suficiente para llevar una vida cómoda y tranquila que nos permitía tener tiempo libre. Ahora todo eso desaparecía. Fueron siete años muy buenos, a pesar de todo.

Esa tarde le llamé y le pedí que llegara temprano. Iba a decirle rápido. Ocultarle algo no era buena idea. Lo único que lograba con eso era exaltar su curiosidad. Llego cerca de las cinco. Fue directamente a la cocina y se me quedo mirando desde el umbral.

-Y...¿Qué tienes que decirme esta vez?- me preguntó con su ánimo de fiscal.

-Estoy embarazada. Tengo ocho semanas- le dije sin titubear, pero temblando.

Esperaba que su rostro se deformara con la sorpresa. Ciertamente era lo último que esperaba oír, pero no reacciono como supuse lo que me asusto más.

-¿Estas segura?- preguntó de forma desértica.

-Sí- respondí con hilo de voz.

Caminó hacia mí y al quedar a un paso de distancia se encucliyo para quedarse viendo mi abdomen casi de la misma forma en que se quedaba viendo un platillo que no hubiera probado antes. Lentamente llevo su dedo índice hasta mi vientre, pero di un paso atrás. Me miro entonces y moviendo la cola casí como si fuera un látigo me pregunto:

-¿Cual es el problema?- me preguntó viéndome fijamente.

El médico me lo explico, pero no oi mucho por la conmoción. Sin embargo, yo estudiaba algo que me dio el conocimiento para comprender las complicaciones de un embarazo de este tipo. Verán las especies más relacionadas entre sí intercambian generalmente parte de su genoma como consecuencia de la hibridación. Es decir, los híbridos son parcialmente viables y fértiles, mientras que las especies más distantes suelen no concluir con un intercambio genético. Si esto último sucedía entre Bills y yo,nuestro hijo podía sufrir malformaciones y ni siquiera llegar a nacer.

Con una expresión de duda, Bills me escucho. Se puso de pie y lo único que me dijo fue:

-Estarán bien a diferencia de nosotros. Los niños son un montón de responsabilidad y calamidades en potencia...

Eso era algo más parecido a lo que me espere. Por supuesto su empático comentario, se ganó una respuesta  igual de gentil de mi parte.

-Calmate- me dijo después de un rato-No debes alterarte. Muero de hambre. Pediré algo de comer ¿Qué quieres? Se me antoja algo de sukiyaki y también 
shabu shabu. Mejor vamos a un restaurante- me decía mientras iba a la sala, caminando relajadamente, con las manos cruzadas tras la cabeza- El imbécil de Champa abrió un restaurante. Ven vamos a comer ahí.

Y en serio que su actitud fue lo más desconcertante de todo, pero logro tranquilizarme. De algún modo. Me cambie y salimos rumbo a ese restaurante que obviamente no fue escogido al azar.

Al llegar esos dos tuvieron un intercambio de insultos y reclamos. Pese a eso Champa, nos llevo a una de las mejores mesas.

Con el hermano de Bills no me llevaba bien. Tampoco mal. Era una relación muy distante.

Bills pidió casi todo el menú,yo sólo Teriyaky.

-Oye ¿Estas segura que puedes comer eso?- me pregunto- Tiene demasiada salsa de soja y eso contiene bastante sodio. Puede hacerle daño al niño.

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