No fue hasta que llegue al lugar que reflexione respecto a un detalle ¿Cómo presentar a Bills?El lugar estaba bastante holgado. No había mucha gente aún. Era todavía temprano. El concierto empezaba a las nueve y acababa a las once, para que todos llegaran a casa a estar con sus familias. Todo estaba oscuro, salvo por las luces de neon de los viejos carteles que decoraban aquel lugar. En la tarima habían músicos afinando sus instrumentos y en la barra un par de chicas fumando. Con la poca ventilación que había en el recinto, el olor del tabaco inundaba el ambiente.
Mis amigos habían apartado una butaca, a prudente distancia del escenario, y ya todos estaban ahí. Milenko me saludo levantando la mano, pero al ver a mi acompañante, la bajo un poco. Supongo que para él y todos aquello fue toda una sorpresa, pues jamás les hablé de Bills o insinúe que estaba en algo con alguien.
-¿Quieres algo de beber?-me preguntó Bills tranquilamente, pero sin quitar sus ojos de esos chicos a los que ya conocía.
-No, no tengo sed.
-Yo sí- me dijo y se apartó de mi para ir a la barra.
Todos se conocieron para mi cumpleaños, pero ahora había un ambiente muy distinto al de aquel entonces. No me hicieron preguntas, pero se morían por verbalizar alguna. Cuando Bills llegó a la mesa, se sentó a mi lado poniendo una gran jarra de cerveza sobre la mesa y dándole una mirada no muy grata al pobre Milenko.
Bills fue cordial, pero más distante que cuando todos estuvieron en el departamento. Cuando Rox le preguntó si le gustaba el Jazz, respondió que no.
-¿Entonces por qué vienes al concierto?- le pregunto Ann.
-Oorque Mary me invito- le respondió volviendo toda su atención a la cerveza.
-Creí que sólo eran compañeros de piso- comentó Rox.
-¿Sí? Bueno creiate mal...
Después de eso no volvió a dialogar. Sólo ha hacer alguna declaración esporádica. En cuanto a mi, me sumé a la charala de las chicas y Milenko, pero una vez la banda comenzó a tocar, toda me atención se fue a la música hasta cuando cambió el ritmo y muchos salieron a bailar. Ni tiempo me dio Ann de decirle que no. Me sujetó del brazo y me hizo pasar, casi, por encima de Bills para que saliera a bailar con ella.
Ann es bailarina profesional. Seguirle el ritmo es muy difícil, pero por intento no me quedo. Ella me a enseñado bastante y la verdad a una clase gratis siempre estoy dispuesta, aunque en esa oportunidad fue un poco diferente. Los ojos de Bills me cayeron encima y no volvieron a partarse de mí durante todo el tiempo que estuve en la pista. Era como dos lanzas que se me iban hundiendo en la carne, lenta y constantemente, provocando un malestar moderado, pero que sostenido en el tiempo me obligó a voltear a verlo. Ahi estaba. Descansando su rostro en su mano y golpeando la mesa con una de sus garras, mientras me miraba en silencioso reclamo.
¿Mi crimen? Dejarlo solo e ignorarlo, cuando él se tomo la molestia de acompañarme al aburrido evento. Dejé a Ann y fui hasta Bills.
-¿Bailamos?- le pregunte,
inclinandome para verlo a los ojos.Pudo decir que no, pero prefirió hacerse el ofendido. Cerró los ojos y giro su rostro hacia el costado, mientras llevaba su mano a la jarra de cerveza. No la tomó porque me senté en sus piernas, tomándolo por sorpresa. Puso una mano en mi espalda y la otra en mi cadera, para sostenerme, luego me miró muy serio. Iba a decirme algo, entonces Milenko exclamó:
-Asi que son pareja ¿Por qué no lo mencionaste, Mary?
El tono de su voz me sonó a reproche y me desconcertó.
-¿Por qué te lo diría?- le cuestiono Bills- Ella y yo no somos nada, pero seras el primero en saber si seremos algo.Oye, Mary ¿Quieres ser mi novia?
Seré honesta nunca antes o después esa pregunta me sonó tan cínica. Pero no pude evitar responder:
-Sí...
-Ahora tienes la primicia- le dijo Bills, ahora sin esconder su burla.
Milenko chasqueo la lengua, se levantó y se fue en busca de su hermana. Yo me quede repasando los últimos acontecimientos y entendí que fue todo eso, como siempre, una vez todo paso. Me sentí un poco mal por Milenko y me levanté para ir a disculparme, pero entonces Bills me dijo:
-Déjalo. Te garantizo que ahora lo último que quiere es ver a cualquiera de los dos.
-No había necesidad de hacer tal cosa- le reclame- Fue cruel...
-No le empezaste a gustar después que a mí. Tuvo bastante tiempo para intentar algo contigo y lo desperdicio. Sus oportunidades terminaron- me dijo con una gravedad que ensalzaba su triunfo- Aunque tal vez si te le insinuó, pero con lo atolondrada que eres ni lo notaste. Para ser tan lista eres bastante lenta en estas cosas.
-A veces realmente eres insoportable- le dije cruzando los brazos, mientras lo veía vaciar la jarra de cerveza- Y yo una estúpida por seguirte el juego...
-Eso no era un juego- exclamó y se puso de pie- Entiende una cosa, yo no estoy para jueguitos de adolescente.
Lo miré un momento y me sonreí con desdén hacia si misma. Esas ultimas semanas no habían sido más que una prueba para él. A Bills le gustaba demasiado la comodidad, como para meterse en una relación sin norte que podía traerle más disgustos que complacencias. Con él nada de relaciones libre y sin definición. Como en todo lo demás, gustaba de saber donde estaba. Bills no ponía atención, ni tiempo en algo que no le interesara. Así mismo siempre definía claramente lo que era para él importante.
Su mano en mi mejilla me saco de mis pensamientos. La forma en que sostenía mi rostro era diferente a otras veces. No me veía, me contemplaba. Muchos podían creer que Bills era mezquino con las caricias, pero se equivocaban. Él las otorgaba sin demasiados reparos al amparo de la intimidad de un departamento e incluso en público, aunque en esas instancias era más frugal, como con las palabras bonitas o románticas. Por mi estaba bien, pedirle más me hubiera resultado una exigencia muy egoísta de mi parte. No aceptarlo tal y como era o tener la estúpida idea de cambiarlo, me resultaba ridículo. Cada quien era como era. Y en esa oportunidad, me pareció sentir que me pedía que así lo aceptara y que él haría lo mismo por mí.
-Vamonos- dijo y le sonreí para asintir.
Me despedi de los demás y salimos a la callé. Eran las 10:30 y aun andaban algunas personas por ahí.
-¿Tomamos un taxi?- le pregunte.
-No estamos lejos de casa. Mejor caminamos- me contestó relajadamente.
-Sí, pero quiero llegar a preparar algo de cenar ¿Te gusta la lasagna?
-Sí esta bueno lo comeré- dijo pasando su brazo sobre mis hombros- Pero tardarás mucho preparando eso. Mejor pedimos algo para comer.
-Sí tú pagas por mi esta bien...
-¡¿Qué?! ¡No seas tacaña!
-No fuiste tú el que dijo que los hombres pagan para impresionar- le recordé mientras sujetaba su mano que colgaba por delante de mi hombro.
-Pero yo ya te impresione- me dijo en tono ladino.
-Yo te impresione más- le dije y aparto la mirada de mí- No lo niegues. Te impresione tanto que me pediste que fuera tu novia...
-Lo dices como si te hubieras pensado negar.
Cambio de tema y empezó a hablar de lo que pediriamos para comer.
-¿No se te hace muy pesado?- me cuestiono, tras oir mi menú.
-Quemaremos calorías con el postre- le dije de forma traviesa y su respuesta fueron dos palabras en mi oído que me sacaron una sonrisa.
Supongo que era una buena relación. Eramos fuego y más fuego. Tal vez por esos nos incendiamos.
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Desatino
FanfictionEsas decisiones malas que te pueden llevar por buenos caminos o bien esas decisiones buenas que te llevan por malos caminos. Ya sabes, eso que sólo tú no vez como un desatino.