19._Festividades

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Al dia siguiente no vi a Bills y fue un alivio. Les parecerá extraño, pero a veces necesitaba no verlo. Es que ante él era otra yo o mejor dicho; era demasiado yo. Eso me molestaba, me hacia sentir vulnerable mientras que él seguía dosificando su ser. A ratos eso era medio frustrante y sobretodo me hacia creer que no estábamos sintiendo lo mismo. Pero bueno en esa relación sin nombre yo acepte tal cosa. Tampoco era algo que me molestara ir recibiendo esos trozos de él, cual si fuera armando un puzzle, pero no podía evitar experimentar aquello.

Ese jueves era Navidad y me toco turno en el restaurante que serviría cenas de dicha festividad. Por mi estaba bien. No tenía panorama y Bills dijo que su hermano lo invitó a su casa. Posiblemente solo para presumirle no sé que, porque no sé que más. Cuando salí, ese medio día (por ser turno especial iniciaba más tarde) él estaba sentado frente a un laptop, en mi escritorio, que no usaba con mucha frecuencia. Pese a todo no era muy apegado a la tecnología. Por ejemplo,
siempre llevaba efectivo y prefería pagar sus cuentas de forma presencial.

-¿Tienes que trabajar esta noche?- me preguntó echando la cabeza hacia atrás para verme. 

-Sí y tendré libre la noche vieja- le dije mientras me terminaba de acomodar el pañuelo en el cabello, que era parte del uniforme.

-Adiós Mary- dijo en un tono algo travieso.  

-Adiós- le dije y no volví a verle hasta la noche.

Llegué a casa cerca de la una con una botella de vino bajo el brazo, un ramo de flores y el regalo del santa secreto en que me obligaron a participar. Fue una jornada caótica y todo lo que quería era descansar. Me di una ducha, me puse la pijama y me senté en la alfombra, para ver la televisión mientras comía fresas con crema fría. Lo dulce me gusta poco, pero quería pasar el mal rato que me hizo pasar mi madre, por medio de esa llamada telefónica, poco antes de llegar a casa.  

La TV no transmitía otra cosa que no fueran películas navideñas, que he visto hasta haberme aprendido los diálogos. No quería dormir así que opte por ponerme a dibujar para mantenerme despierta, pero no lograba concentrarme así que volví a la TV. Casi a las tres la puerta se abrió y se cerró con violencia. Lo vi saltar sobre el respaldo del sofá para tenderse sobre el mismo, doblando los brazos tras la cabeza. 

-Hola- le dije.

-Hola- me respondió mirando la fuente de fresas que estaba en la alfombra- Pensé que estarías durmiendo.

-No tengo sueño- le dije mientras lo veía estirar la mano hacia las fresas.

Logré apartar la fuente antes de que la alcanzará y con una mirada de reclamo se sentó en el sofá, para intentar tomarlas otra vez.

-¡No seas egoísta y dame algunas!

-No. Son mías y no te daré- le dije poniendo la fuente sobre mi regazo.

No fue la mejor de mis ideas porque apenas unos segundos después, Bills se sentó a mi espalda. Me atrapo las piernas con las suyas, mis dos manos sólo con una de las de él y me quito la fuente. Lo peor es que se puso a comerse mis fresas, conmigo inmovilizada entre sus extremidades.

-Desafiarme no es una buena idea. Tú no puedes ganarme- me dijo antes de llevarse la primera fresa a la boca.

-¡Me atrapaste desprevenida!

-Es valido atacar a tu enemigo cuando esta distraído- me respondió.

-Al menos suéltame.

-¿Por qué? ¿No te gusta estar así?- me susurro al oído.

No respondi porque me agradaba poder descansar mi cuerpo sobre el suyo, pero no dejaba de aplicar fuerza para evitar que yo escapara y recuperara las fresas. Después de un rato me libero y ofreció una de las ultimas frutas. Sosteniendolas con esas oscuras y filosas garras, puso la fresa frente a mi boca. La mire apreciando el contraste de color entre esas zarpas negras y el fresco tono rojo de la dulce fruta. Luego la tome, muy cuidadosamente, con mis labios. Al morderla un poco de pulpa escurrió por el costado de mi boca. Iba a limpiarlo, pero Bills sujetó mi mano para impedirlo y lamió el jugo de fresa, que se había deslizado por mi barbilla.

Era obvio lo que buscaba, mas esa jornada yo no tenía ánimos. Levanté mi mano para hacerle una caricia en el rostro. Fue suficiente para que se apartara de mí un poco fastidiado.

-Me voy a dormir- dijo casi como una amenaza y se quedo parado al costado del sofá.

-¿Puedo dormir en tu cama esta noche?- le pregunté y solo levanto una ceja- Me quedare en un extremo y no me moveré en toda la noche.

Se me quedó viendo en uno de esos odiosos juicios silenciosos, que acostumbraba, luego me señalo que podía ir a su cuarto. Entre corriendo, antes que él,y me metí bajo las sabanas. Me robe una almohada, la abrace y me dispuse a dormir. Al rato Bills se acostó a mi lado para quitarme la almohada y ponerla tras su cabeza. Me miró de reojo y extendió el brazo hacia mí. Con la invitación hecha me dormí en su pecho. Supuse, entonces, que se dio cuenta de que estaba triste o bien sólo acepto mi negativa. Como fuera, dormí en paz esa noche.

La semana transcurrió sin novedad. Como ahora no iba a la universidad, tenia tiempo libre y eso me permitía dedicarme a mi proyecto con unos amigos. En cuanto a Bills, pues no tenia horario definido. A veces cerraba temprano, a veces se quedaba hasta que todo el bulevar cerraba. En ocasiones me medio ignoraba y en otras me demandaba por completo. Reclamaba mi atención y mis caricias en forma de acertijos fastidiosos. El que yo me resistiera a respoder volvía todo un poco belicoso y una constante prueba de resistencia. Que a veces terminaba un poco mal.

La víspera de año nuevo,era el concierto de Jazz en un bar,algo lejos de allí. Cómo ya le había dicho que iría al evento, pensé que no era necesario recordarselo. Eran casi las siete cuando salí de mi habitación vistiendo mis bermudas negras y una camiseta que dejaba ver mi abdomen. Tengo unas cicatrices ahi, pero hace tiempo deje de preocuparme por enseñarlas. Ademas hacia un calor infernal. Tomaba mi morral, para salir, cuando Bills entró y tras abarcame completa de una ojeada, me preguntó a donde iba.

-Al concierto de Jazz- le conteste.

-¿Tú sola?

-Con unos amigos ¿Quieres venir? Podemos llevar a alguien. Rox llevara a su novio y Milenko a su hermana- le dije con buen animo.

-A la hermana-murmuro- Ese sujeto es patético- añadió cruzando los brazos y apoyando la espalda en la puerta.

-Solo quiere ser amable con ella. La chica no conoce a nadie en la ciudad y...

-¡No pedí la historia de su vida!

Suspiré y me le quede viendo a ver si se quitaba de la puerta.

-Bills...

-¿Mmm?

-¿Podrías dejarme salir?

-Vas a ir a ese lugar. A reunirte con tus amigos- declaró y poniendo las manos tras la cabeza, caminó hacia la sala- Que bueno que tengas un panorama, Mary. Yo me quedare aquí, esta noche.

-¿Por qué no me acompañas?

-Ya te dije que me suena como aburrido. Además en esos lugares no venden nada delicioso.

-Hay tablas de queso y cosas para picar- le dije con resignación- Bueno, nos vemos después, Bills.

-¡¿Vas a ir?!- exclamó justo cuando abría la puerta.

-¿Por qué no lo haría?

-Claro...Seguro y quieres verte con ese amigo tuyo, pues ¡Vete de una vez!

Suspiré y salí ¿Qué lío se traía con Milenko? Bueno no importaba. Dejé el edificio y me fui a esperar un taxi. Allí me alcanzo Bills. Traía una chaqueta de cuerina negra, tres cuartos, y la mía del mismo color. Me dio mi prenda y se apoyó en el poste del alumbrado.

-Gracias...

-Sí, si ... póntelo ¿Quieres? Hace frío y no voy a darte mi chaqueta- dijo mirando mi atuendo. 

-Hace calor...

-Hace frio...

-Me lo pondré después- le dije y con fastidio se aparto del poste para pasar su brazo tras mi cuello y hacer parar un taxi.

 

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