21._Tregua

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-¡Mis problemas son más importantes que los tuyos, Mary!- me gritó sentado en la cama.

Le di la espalda y me puse el vestido.

-¡Te comportas como una mocosa mal criada! ¡Solo porque sabes que tengo razón!- continúo mientras abría las mantas para sentarse en el borde de la cama para ponerse el pantalón.

-Para mi es importante- le dije mientras me hacia una cola en el cabello- ¡Pero claro! ¡Tú siempre tomas mis asuntos como si fueran de segunda clasificación! ¡siempre se trata de tí! ¡De ti! ¡De ti! ¡De ti! ¡Y lo que tú quieres! ¡De lo que el señor necesita! ¡Pues entonces deme tiempo para resolver mis cosas y no tener que mencionarlas siquiera!

-¡Tomate todo el tiempo que quieras! ¡No te soporto cuando te pones como una histérica caprichosa!- me grito caminando hacia mí.

-¡Eso haré! ¡No pienso volver aquí!-le respondí.

-¡Vete a vivir debajo de un puente entonces! ¡A ver si las ratas te aguantan!- me gritó en la cara.

En represalia intente darle una bofetada, pero detuvo mi mano en el aire. Tire de mi brazo para soltarme y lo logre, pero con sus garras marcadas en mi piel. Unas gotas de sangre cayeron al piso, sobre mis medias. Levante esa prenda y salí de esa habitación soltando dos palabras, de la forma más fría que pude:

-Te odio...

Tire las medias sobre el sofá y deje el departamento, después de tomar mi bolso. En el pasillo me encontré con el administrador del edificio, quien me llamo para hablar conmigo, mas le dije que en ese momento no podía charlar, que tenía prisa.

Era mediados de Febrero. Había pasado un mes desde que eramos novios y no todos los días eran como ese, pero tampoco eran algo de extrañar ese tipo de discusiones. La mayoría de las veces por tonterías, mas en esta oportunidad era diferente.

Estaba trabajando en un cómic con unos amigos. Ellos publicaron el primer tomo, pero no me incluyeron entre los autores. Aun cuando la historia era mía y fui yo quien hizo el guión. Estaba furiosa por eso y cuando se lo conté a Bills se burlo de mí. Él tiene problemas con su segunda tienda y si, eso es algo relevante en orden de prioridades, yo nunca sostuve lo contrario. Lo que me molesto es que se burlara de mi "ingenuidad". Por supuesto que había tomado precauciones por si algo así pasaba y tenía como reclamar mi parte de autoría en ese trabajo, era solo que me sentí traicionada y todo eso.

Una de las cosas malas de vivir con la pareja, es que no tienes a donde escapar cuando te enfadas. Si solo son novios y cada quien tiene su morada, pues vuelves a tu hogar y ya; pero en mi posición eso ya no era posible. Me gustara o no tenía que verlo tras cada discusión. Tenía que dormir ahí, no necesariamente con él, pero si en la misma casa. Me lo tropezaba en la cocina, el baño y en fin. No podía escapar de él. Pero ese día me quede en cada de Rox y pase la noche ahí.

A la mañana siguiente,tuve que volver al departamento, pues al día siguiente tenía que ir al trabajo y debía lavar la ropa. Otra cosa que había comenzado a molestarme es que Bills, me asignó las tareas de la casa. No todas, pues él seguía pasando más tiempo ahí que yo, pero si cosas como llevar la ropa suya a la lavandería y cocinar la cena que también seria su almuerzo al día siguiente. No me molestaba cocinarle, pero si cuando era cosa de todos los días, pues no era un habito en mi hacer tal cosa. Quizá solo me estaba quejando por tener que adaptarme a la vida en pareja. Ha compartir mi espacio, mi ser con alguien más. Como fuera a ratos necesitaba la cómoda soledad.

El departamento estaba vacío y en ese orden un poco polvoriento, bañado de la luz natural que entraba por la ventana de la estrecha cocina a derramarse en la sala. Dejé mi bolso en el sofá y me asome al dormitorio de Bills, ese en que a veces yo también pasaba la noche. La cama estaba tendida y me recosté ahi un instante, abrazando una de esas almohadas planas y suaves que tanto le gustaban.

Definitivamente vivir en compañía era difícil, pensé y me levante para ir a tomar un baño. Caminé envuelta en una toalla hasta mi cuarto, dejando esos charcos de plata tras mis pasos. Me puse un vestido largo y sali al balcón, para encender un cigarrillo y verlo consumirse en mi mano mientras pensaba ¿Por que estaba sacrificando tanto? ¿Por qué me moldeadas tanto a las formas de otro? ¿Por qué seguía haciéndome esas preguntas como sino conociera la respuesta?

La calle y sus murmullos fueron visitados por la noche  y el reproductor de música, en aleatorio, llevó a mis oídos una canción que no oia hace tiempo y comencé a murmurar suavemente.

"Aprovéchate de mí, de que estoy enamorado.
Aprovéchate que al fin me encontraste por ahí.
Sí te he tratado mal, hasta un punto fatal, permite que arregle las cosas.
Te propongo cambiar, canjear de lugar, ahora eres tú la agresora, desquítate conmigo ahora..."

-¿Siempre tienes que estar cantando?- me cuestionó Bills a mi espalda.

-¿Siempre tienes que estar de mal humor?

-Yo no estoy de mal humor,tus berrinches me ponen así...No eres más que una mocosa.

-Déjame y búscate otra- le dije sin mirarlo.

-¿Cres que me costaría trabajo encontrar a otra mujer? Me seria muy sencillo.

Me gire a él que me miraba con cierta ironía y de brazos cruzados.

-Te odio

-¡Deja de decir eso! ¡si tanto..!- me decía, pero se interrumpió y aparto la mirada de mí.

-Te odio si, pero por lo que tardo en decir esas palabras- le dije y lo sujete por esa camiseta gris que tenía bajo esa chaqueta negra- El resto del tiempo te amo demasiado.

Me miro algo estupefacto. Con esa cara que ponemos cuando nos cantan feliz cumpleaños. No dijo una sola palabra. Cuando me acerque para abrazarme a su cuello, apenas si bajo los brazos para cerrarlos entorno a mi cintura y espalda.

Nada cambiaba mi declaración. Los problemas y disgustos seguían en el mismo lugar, pero es que no pretendía enunciarlo para resolver nada. Solo escapó de mi,como de Bills lo hizo la forma en que me apretó contra él. Hasta me levantó unos centímetros y me dejo suspendida en el aire. Como colgando de un abismo del que él, era mi único soporte, mientras yo era lo único que lo llevaba hacia arriba. Un abrazo que era lo que nos permitía estar a flote. Sin caer y sin elevarnos. Un balance delicado.

-No vuelvas a decir eso otra vez- me dijo en el oído.    

No podía decir que no volvería a pasar. Me aparté un poco de él y tomándolo de la mano lo hice sentar en el piso de ese balcón, para que después apoyara su cabeza en mi regazo. Puso su mano sobre la venda en mi antebrazo y se quedo viéndola con atención.

-No es nada- le dije y movió la cabeza hacia mi abdomen.

-Hueles a postre- me dijo- Me gusta...

No volvió a hablar y se quedó en mi regazo por un largo rato. Supongo que me dormí después porque no recuerdo como fue que termine en mi cama,con Bills abrazándome desde atrás.

DesatinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora