12._Hermano

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Un extraño miedo me invadió despues de un rato y decidí apartarme de él. No parecía necesitar una almohada, pero aun así le acomode un cajin bajo la cabeza antes de irme a mi habitación. Me senté en la alfombra, descansando la espalda contra la puerta y me quede pensando en algunas cosas que venia haciendo.

Muchos pueden creer que miento, que alguien como yo no puede ser tan inepta en ese aspecto, pero se equivocan. En ese sentido soy un desastre. No me doy cuenta de que alguien me interesa románticamente. Ni siquiera de que pude haberle estado coqueteando hasta mucho después. Repasando ciertos eventos la cabeza comenzó a darme vueltas, asi que me fui a dormir. Al día siguiente me aguardaba la rutina y debía descansar. Desperté cerca de las tres con algo de sed y salí a la cocina. Bills seguía ahí, en la alfombra, solo que ahora en una posición mucho más incómoda. Ese tipo tenia una elasticidad envidiable.

Apague el ventilador, pues la noche estaba fresca y me acerque para despertarlo. Ni siquiera se movió cuando lo toque. Insistí, pero aplicando un truco que me enseño una amiga. Le cubrí la boca y la nariz con mis manos. Al no poder respirar tendría que despertar y lo hizo. Me miro de una forma extraña, como si hubiera visto una aparición y note un pequeño sonrojo en su rostro.

-¿Estas bien?-le pregunte.

-Sí, solo tuve un sueño- decía, pero se interrumpió.  

-¿Un sueño? ¿Qué tipo de sueño?- le pregunté y descanso su barbilla en su mano, para apartar la vista de mí.

-A veces tengo sueños proféticos- dijo como en un murmullo apretado y sin mirarme.

-¿Si? Yo también tengo de esos a veces- le dije sentandome junto a él, en una postura más cómoda- Cuando era niña los tenia con mayor frecuencia y me asustaban mucho. Por eso desarrolle insomnio. Ahora rara vez pasan, pero odio cuando ocurren ¿Qué vaticinio te ha hecho tu sueño?

Volvio a mirarme. De arriba a bajo, en esa oportunidad. Me pareció que estaba un poco incómodo. Se puso de pie y sin decir nada se fue a su habitación y no volví a verlo hasta el martes.

Por esos días las cosas no me habían salido bien. Reprobé un examen y rompi una botella de vino en el trabajo que tendría que pagar. Además me había peleado con Rox. Tania la cabeza en otra parte o en otra persona, lo que me molestaba bastante porque me diatraia. Así que andaba con un humor extraño.

Cuando llegue al departamento,
Bills no parecía estar allí por lo que tire la mochila sobre su sofá y fui a darme una ducha. Me puse una falda larga y un top, hacia calor esa tarde-noche. Me senté en el balcón y me quede mirando al edificio de en frente solo por ver algo, mientras me hundía en mis pensamientos. Acabe durmiendome ahí y despertando unas horas después. Entre a mi habitación y casi doy un grito al encontrarme ahí a Bills, recostado en mi cama. Le gustaba descansar en la silla del balcón y como yo estaba en ella, el muy desvergonzado, entró a mi cuarto a reposar.

Ese dia no andaba muy bien. Ese día mi paciencia era poca y me subí a la cama con la única intención de tirarlo de ella. Lo logré y cayó de cara al piso.

-¡¿Pero que crees que estas haciendo?!- me grito mientras se ponía de pie, con la mano en el rostro.

-Esta es mi habitación ¡Y no tienes permiso de entrar en ella!

-¡Estabas durmiendo en mi silla!

-¡¿Y eso qué?!- lo interrumpi- ¡No tienes derecho a meterte así en mi espacio! ¡No puedes invadirme de es manera!- le grite tomándolo por la camiseta.

No puse atención a mis propias palabras ni a esa exaltación desproporcionada hasta después. Desde luego Bills no se quedo callado y me grito también.

-¡Si te molesta compartir este espacio conmigo vete a otro sitio! ¡Yo no tengo porque aguantar tus berrinches!

-¡No es berrinche!- grite y lo empuje con ambas manos.

-¿No? ¿Qué es entonces?-me preguntó cerrando su mano en mi muñeca para liberarse de mi agarre.

Esa pregunta me enfrió. Supongo que mis ojos,ven ese momento, delataban la conmoción que yo estaba sintiendo por simplemente descubrir que ese tipo me gustaba. Lo peor es que repasando algunas de sus declaraciones tuve la sensación de que Bills lo sabia o al menos lo sospechaba.

-Solo tuve un mal día- le dije y tire de mi mano para que la soltara, pero no lo hizo.

-Te dejas llevar, demasiado, por tus emociones- me dijo y soltó mi muñeca.

Aparte mi mirada de la suya y le pedí que me dejara sola. No protestó y fue a sentarse a la silla donde antes yo estaba. Lo vi poner las manos tras la cabeza y estirar las piernas para reposar allí, precisamente, donde quedaba a mi vista. Me miró de reojo cuando yo me senté en el borde de la cama y yo lo mire a él. Comencé a balancear los pies, que colgaban a centímetros del suelo, y note que él comenzó a mover la cola de un lado a otro, suavemente. Aparte la mirada y Bills miro al frente, mientras se hurgaba los dientes con una de sus garras. Con fastidio me levante a mover la cortina para no verlo más y volví a recostarme en mi cama, de espaldas a la ventana. No habían pasado ni dos minutos cuando la luz me advirtió que la cortina no estaba en su lugar.

-¡Bills!-grite, pero él ya no estaba ahí.

Salí tras él. La verdad no sé para que, y lo encontré en la sala de pie frente a un sujeto muy parecido a él, pero con varias tallas de más. Aquel individuo me miro, lo que hizo que Bills me mirara también.

-Asi que por eso no querias abrirle la puerta a tu hermano- declaró aquel tipo, para mi sorpresa- Despide a tu cita de turno. Tú y yo tenemos que hablar.

-Esta mujer no es nada mio- señalo Bills con un tono despectivo-Es solo la chica que hace la limpieza.

-¿La limpieza?- repetí y me aproxime para pellizcarle la espalda- Que la limpieza te la haga tu abuela. Yo no soy una mucama. Vivo aquí.

-¡No vuelvas a hacer eso! ¡Atrevida!-me grito.

-No sabia que existiera una mujer capaz de aguantar vivir contigo Bills- comentó aquel sujeto en tomo de burla- Oye muchacha, eres linda ¿Por qué no buscas algo mejor?

-¡Ya di a que viniste de una vez,
Champa!

-Claro, pero...

-Saldré a dar una vuelta-declare y salí para que hablaran en paz.

Era tarde y no tenía donde ir, así que me quede en la entrada del edificio. Media hora después,ese tipo salio del edificio. Vestía un traje muy elegante y de bastante buen gusto, pero eso no era lo que me importaba.

-Adiós Champa- le dije simpáticamente y volteo a verme con una expresión quisquillosa.

Camino hacia mí,que estaba sentada en el barandal de la escalera y me miro con atención.

-Tú eres la chica que repartía volantes, en la tienda de Bills el otro dia.

Eso me tomo por sorpresa.

-¿Quieres una hamburguesa?

 

     

DesatinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora