13._Suerte

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Me llevó a una fuente de sodas que estaba bastante cerca. Lo vi pedirse un montón de comida y bebidas azucaradas. A mi me tocaron unas papas, una hamburguesa y un gran vaso de malteada de mango. Espere a que me dijera cual era el motivo por el cual me invito ahí,pero su interés estaba puesto en la comida así que empece a comer también.

- Oye mujer ¿Se puede saber que tipo de relación tienes con el idiota de Bills?- me pregunto antes de llevarse unas papas a la boca.

-Es mi roomie- le conteste.

-¡Ja! Para que Bills haya aceptado compartir departamento es porque tiene más problemas de los que quiere admitir- declaro ese sujeto con un tono burlón-Seguro y debes estar queriendo salir de ahí a comode lugar.

-No, la verdad, estoy a gusto- le dije y tome de mi malteada.

-¿A gusto con Bills? ¿Eres tonta acaso? Nadie esta a gusto con ese palillo con patas- declaro.

-Bueno admito que tiene un carácter fuerte, quisquilloso y grita a todo el mundo, pero solo en ocasiones- le dije ganandome su atención-El resto del tiempo es ordenado, tranquilo y juicioso.

Y misterioso. Tenía una forma de mirar que calaba hasta los huesos y una forma de caminar muy especial. Te hacia apartarte con su presencia antes que con esos gritos desaforados. Pensar en él, me hizo sonreir. Champa me miro de costado, un momento, después presento el asunto.

Resulta que él era el dueño de la tienda frente a la de Bills. La había abierto hace poco, según leí entre líneas, para fastidiar a su gemelo. Me resulto simpático, porque me recordó cuando era pequeña y mis hermanos, mayores, hacían algo super genial y de inmediato yo lo imitaba para que me pusieran la misma atención que a ellos. Después de la charla volví a casa. Bills ya estaba en su cuarto para ese momento.

Una cama amplia era todo lo que veía siempre que me asomaba a esa habitación ¿Qué más tendría allí? Era un espacio al que yo no tenía acceso, mientras que él, invadía todo el mio. Hasta había puesto unas cosas suyas en mi estante. Me acerqué a ese mueble y contemple aquellos objetos un instante. Puedo ser paciente, puedo dejar pasar cosas para que no me quiten la paz; pero creer que por lo anterior no soy capaz de poner límites es un error. Bills podía dejar algunas cosas suyas ahí, pero en el orden que yo destinara. Me fui a la cama después de ordenar el estante.

Pasaba la media noche y por eso me sorprendió verlo sentado en la silla del balcón. Me miró y siguió con la mirada hasta que cerré la ventana y la cubri con las cortinas. Fue cuando me dijo que me había visto irme con Champa.

-Me invito a comer-le dije desde detrás del cristal.

-¿Y aceptaste la invitación de un desconocido?- me cuestionó-No sé porque me sorprende. Aceptaste vivir conmigo como si nada. Eres demasiado confiada.

-Primero dices que soy peligrosa, ahora que soy muy confiada. Ya decídete ¿Qué opinión tienes de mí?-le pregunte con interés.

-Es tarde. Me voy a dormir- me dijo y su sombra, en la ventana, me mostró que se había puesto de pie.

-Me invito a trabajar para él-le dije y se detuvo para mirar a la ventana.

-Espero que no hayas aceptado trabajar para el imbécil de Champa...

-Me ofreció un buen dinero, solo por estar ahí los domingos en la mañana- le dije y en ese momento la ventana se abrió.

-¡Te prohíbo que trabajes para él! ¡¿No te das cuenta que sólo te pretende usar para molestarme?! Primero monta una tienda justo frente a la mía y ahora que...

-Le dije que no- lo interrumpi- Me gusta descansar cuando puedo hacerlo. Ahora ¡Sal de mi habitación!

Me miro, luego solo se fue y yo pude irme a dormir con una sonrisa idiota, no sé bien porque.

DesatinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora