Descendieron por aquellas escaleras un buen tiempo, la Vara de Aarón iluminaba débilmente el camino en el frente, mientras que Sabo hacía de antorcha en el centro del grupo. Un fuerte tamborileo resonaba contra las paredes que rodeaban aquella escalera de caracol, a medida que bajaban, el ruido se hacía más fuerte hasta convertirse en un tamborileo constante.
− ¿Qué es ese ruido? Parece piedras –preguntó la pelirroja.
− Algo así –rio el demonio –un granizo tan duro como piedras.
− ¿Qué clase de lugar nos espera al llegar? –preguntó Usopp.
− Ya lo verán –respondió Judas –ya hemos llegado.
Frente a él, un gran arco de roca daba fin a la escalera y la entrada al tercer círculo. Poco a poco, todos se quedaron observando desde el umbral aquel grotesco infierno que se mostraba ante ellos. No había quejidos, hubiera sido preferible escucharlos sufrir que ese constante sorbido y atragantamiento que resonaba. El fuerte granizado caía sobre los cuerpos desnudos de millares de personas que se arrastraban en un fango marrón oscuro, el cual tragaban a medida que avanzaban engordando a cada engullida que daban. Un cuerpo a lo lejos explotó luego de engullir demasiado de aquella sustancia, esparciendo sus viseras e intestinos a su alrededor, pero a nadie parecía importarle, es más, quienes venían detrás de él comieron sus restos sin miramiento mientras el cuerpo de aquel hombre comenzaba a regenerarse y se preparaba para retomar su camino, tragando hasta su propio cuerpo. La pelirroja no soportó aquello y vomitó sin poder evitarlo solo para ver cómo alguien comía lo que acababa de expulsar.
− Esto es... repulsivo –dijo con una mano cubriendo su boca.
− Bienvenidos al tercer círculo –se burló el demonio –donde los gulientos son obligados a comer hasta reventar.
− ¿Cómo se supone que saldremos de aquí? –preguntó Usopp –literalmente no hay camino.
− Bueno, solo caminen sobre ellos –respondió el demonio –odio el granizo.
− ¡Estoy seguro de que si una de esas piedras nos golpea moriremos! –exclamó asustado – ¡y no quiero morir en este lugar!
− Pues no te mueras –le respondió Sabo antes de saltar sobre la primera alma en pasar –debemos ir en sentido contrario lo más rápido que podamos.
Para evitar ser golpeado por el granizo, envolvió su cuerpo en llamas, pero eso no evitó que al derretirse las masas de hielo lo empaparan.
− ¡Odio el granizo!
Continuó avanzando en sentido contrario al que se movían las almas y comenzaron a notar que el terreno en realidad estaba inclinado, no solo se arrastraban hacia la izquierda, alejándose del centro, sino que además estaban subiendo como si esperasen salir de aquel infierno al final de aquella cuesta.
− Perfecto, vayamos en sentido contrario –murmuró el moreno –vayamos al fondo del infierno.
− Nadie te pidió venir –comentó Zoro antes de seguir a Sabo –solo hay que evitar que te den en la cabeza y estarás bien.
− ¡Nosotros somos normales! –le gritó el narigón, pero algo comenzó a suceder a medida que Zoro avanzaba –oye ¿Qué sucede?
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Con las alas en la tierra
FanfictionSus alas blancas se expandieron todo lo que podían, armonizando con su delgada figura, un bello ángel de cabellera rubia que, por desafiar a dios, recibió un castigo...