Parte 17: Confusión.

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Fuera de la iglesia, se vieron rodeados por humanos y demonios, almas oscuras listas para devorar las almas que se ofrecían ante ellos. El rubio observó al líder: alto, fornido y de una cabellera roja infernal, su compañero le observaba desde una corta distancia, su sonrisa desquiciada revelaba el deseo de esa nueva revancha de la batalla inconclusa. Apenas alcanzó a deslumbrar el brillo del acero cuando su nueva espada se movió por su cuenta bloqueando el ataque.



− Una espada nueva no te servirá de nada –le dijo el ojeroso a pocos centímetros de su rostro –pero hará más divertido cortarte las alas.

− Vamos a ver quién termina rebanado –respondió con una mirada fría.



Y sin pensarlo se enfrascaron en la continuación de su batalla anterior, sin paredes que los contengan ni heridos de quien preocuparse ¿Puede uno pelear en mejor condición? Las plumas negras volaron más el demonio mantuvo su forma humana todo el combate ¿Qué sería la extraña impresión que le daba?

En cuanto a sus compañeros, Zoro portó dos de sus katanas y arremetió contra el líder que tanto dolor le había causado ¿No era momento de vengar a lo que más amó? Dejó salir el odio que mantenía guardado y el deseo de venganza llenó sus pensamientos en un único objetivo: matar aquello que cruzara por delante.



¿No merecía su hermana una venganza así?

¿No estaba cansado de retener aquella pena?



Si tan solo el dolor desapareciera, si aquellos gritos se alejaran de su cabeza. Si la visión del cuerpo profanado de su hermana en un charco de sangre desapareciera al cerrar los ojos.



Furia, todo lo que su corazón y mente sentían era una ira incontrolable y el deseo de acabar con todo frente a él. Y eso era lo que iba a hacer.

Aquellos que guardaban su dolor, las personas amadas que cargaban en su espalda el peso de los caídos en combate sin queja ni llanto. ¿Puede ser el infierno más cruel que aquel en que nació?



La iglesia permanecía impenetrable, aquel destello de luz pareció levantar una frágil barrera entre ellos y el mundo ¿Cuántos demonios hacen falta para romper un cristal? ¡Oh, piedad para aquellos que se guarecen tras su frágil protección! Humanos, ángeles y traidores bajo el mismo techo a espera del fin de aquella nueva pesadilla ¿Cuántas veces negaron la existencia de dios? Mas aquellas plumas danzando en el campo de batalla no solo confirmaba dicha existencia si no que les infundía un nuevo temor ¿Son ángeles y demonios malvados por igual?



La multitud de humanos y demonios se agitaba en vista de aquella pelea ¿Qué les impedía interrumpir aquel combate para ganar en número? Pero los demonios se abalanzaban y retrocedían, estiraban las garras pero no actuaban, quedándose a raya de la pelea de sus líderes contra aquella pareja de igual contraste: ángel contra demonio y humano contra humano.

La brillante espada de oro macizo contra la larga espada de su oponente, brillos metálicos destellaban fugaces al encontrarse y nadie pareció retroceder ante los ataques. La mirada de enojo del rubio de alas negras no perdía de vista al ojeroso de expresión divertida, expectante de como herir a su enemigo.

Con las alas en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora