Aquel destello duró menos de un segundo, más en ese tiempo el rubio se encontró solo en un espacio falto de color, de un blanco cegador, solo él se encontraba en aquel espacio.
Una brillante soledad.
Luego todo tomó color y, mientras todos aún se encontraban cegados en aquel espacio, él observó al sacerdote que sostenía una extraña vara de oro en alto. El ave se agitaba en su hombro y alzaba el vuelo de vez en cuando a su alrededor.
Ellos hablaban en su propio lenguaje.
Seguía aturdido como los demás ¿Qué pasó con la Sacra Inquisición? ¿Ace y Luffy estaban bien? ¿Zoro? A medida que sus sentidos se acostumbraban notó lo que pasaba: el clero había repelido a los ángeles de una forma que no lograba comprender.
Miró al cielo y descubrió la confusión en ojos de sus ejecutores: no esperaban algo que los detuviera ¿Quién sino dios podía hacerlo?
Quizás el diablo...
Quizás...
− ¡Blasfemias! –gritó Smoker, cuya expresión de satisfacción desapareció hace tiempo –eres tú –dijo señalando al sacerdote –el primer traidor ¡Judas Iscariote!
El coro de asombro y desaprobación se escuchó en los cielos, más las voces mudas de los alados desterrados no parecían asustadas de lo dicho. Los segundos pasaron y los humanos fueron por fin liberados de la deslumbrante soledad.
Asustados, todos miraban a sus compañeros más nadie parecía herido, incluso los ángeles encarcelados eran libres de las ataduras invisibles y volvían a su forma aparente de humano. Solo los ángeles escucharon aquellas palabras. Solo ellos entendían el significado.
− No puedes protegerlos por siempre –murmuró –tarde o temprano caerán a manos del cielo.
Entonces, todos los alados se dispersaron en distintas direcciones pero con un mismo objetivo: al pabellón del cielo. La tranquilidad momentánea volvió pero la sensación de inquietud no se movió.
El cielo hizo su movida.
− Así que es verdad –murmuró el rubio acercándose al traidor nombrado –eres Judas Iscariote.
− El mismo que pena y vaga –dijo con ironía.
− Debiste morir hace años –dijo el pelinegro –el suicidio...
− Lo hice –dijo cansado –pero parece que nadie quiere mi alma.
− Imposible –le discutió el rubio –los demonios jamás resistirían un alma como la tuya –luego agregó –sin ofender.
− No hay problema –a cada momento sus fuerzas se agotaban –este es mi castigo.
− Tu energía vital se está perdiendo –se alarmó el rubio acercándose a él.
Mas en el mismo momento que intentó tocarle, el ave amenazó con morderle. En todo ese tiempo no se había despegado de su hombro a no ser para revolotear a poco espacio de él. Es más, ahora que lo notaba, el plumaje del ave parecía cambiar de tonalidades ¿No era de un hermoso azul rey cuando lo vio en el cuarto de Zoro? Pues entonces ¿Cuándo su plumaje tuvo esos colores rojos y anaranjados tan vividos?
Desistió de la idea de acercarse al hombre y se concentró en los, ahora libres, pelinegros.
− ¿Ya no están presos del consejo?
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Con las alas en la tierra
FanficSus alas blancas se expandieron todo lo que podían, armonizando con su delgada figura, un bello ángel de cabellera rubia que, por desafiar a dios, recibió un castigo...