Parte 15: Verdades.

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Rojo, todo estaba teñido de rojo.

Rostros familiares, sonrisas infantiles y las manchas de sangre en gente desconocida.

Alguien empuña una espada.

Alguien porta una pistola.

Rojo. Es todo lo que pueden ver.



El menor abrió lentamente sus ojos e instintivamente llevó una mano a su ojo derecho. Estaba ahí. Su respiración estaba agitada. Se agarró a unas sábanas y fue entonces que notó que estaba acostado. Se incorporó con dificultad y por un momento creyó que el sueño era realidad y ser ángel un sueño. Él no tenía derecho a ser un ángel. Sus manos teñidas de carmesí con la sangre de los inocentes y culpables por igual.



− Luffy.



La voz familiar le tranquilizó. Al levantar la vista, su amado le miraba preocupado. No había rojo en su mirada pero fragmentos parciales de aquella vida le mostraban un Ace frío y calculador con un brillante ojo derecho mirándole con odio.



Y Ace le veía igual.



¿Qué aspecto tendría a sus ojos?

Esa sonrisa demencial cuando era embargado por la locura a medida que se ahogaba en la ira incontrolada. Aquella bata manchada con las salpicaduras de sangre que mostraba medio pecho mientras las largas mangas ocultaban el arma en su mano.



Eso veía Ace. Un chico capaz de asesinar a cualquiera y disfrutar con ello.



Pero un dulce recuero de aquella vida perdida se aferraba a sus consciencias. Un dulce beso antes de la batalla mortal, la calidez de un cuerpo agonizante y una promesa pendiente.

Las palabras eran insuficientes para expresar penas y culpas más el ruido de la puerta les alertó más que de costumbre, buscando armas inexistentes para protegerse del rubio que ingresaba con agua.



− Chicos, chicos ¡Soy yo! –exclamó en reproche.

− Sanji...



El nombre y su propietario hacia ecos en su mente ¿Cómo no recordar a quien se infiltró en las tropas alemanas para protegerlos? En aquel uniforme militar, con el olor a humo impregnado en su esencia y el cigarro siempre encendido. Mas el ángel frente a ellos no era "su Sanji"no, este era la reencarnación de un Sanji diferente, igual que lo eran ellos sin aquel libro. Sanji estaba libre de su pasado en Núremberg pero seguía siendo Sanji.



La esencia del alma es la misma.


Con las alas en la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora