La mañana del miércoles, Katsuki, despertó al sentir unas caricias en una de sus mejillas. Y al abrir sus ojos se encontró con el rostro sonriente de su madre.
—Buenos días, amor.
—Hola —contestó ronco. Tapándose los ojos con sus manos por el brillo del sol que se colaba en la habitación—. ¿Qué hora es?
—Son las ocho —la voz de Mika no le sorprendió—. ¿Vienes con nosotros a desayunar? —preguntó dando unos saltitos en la cama.
—¿Cómo haces para tener tanta energía a esta hora? —el cachorro rio.
—Supongo que es debido a algo llamado juventud —Katsuki abrió solo uno de sus ojos para verle indignado—, qué pena que tú ya no lo tengas.
—No empiecen con sus tonterías tan temprano —regañó de ante mano Denki, pero de nada sirvió ya que en un abrir y cerrar de ojos tuvo a un puma arrojándose sobre un pequeño guepardo—. ¡Ka-Katsuki! ¡Ya no eres un cachorro, vas a destruir la mansión!
El guepardo se subió sobre la espalda del puma y mordió una de sus orejas. Katsuki nisiquiera se inmutó ante ello, pero fingió su muerte arrojándose al suelo.
—¿Qué rayos? —cuestionó Izuku, que logró escuchar todo el alboroto aún cuando se encontraba en la otra punta de la mansión, entrando a la habitación—. ¿Cuándo se transformó esto en un zoológico? ¡Y sin invitarme!
—¡Ni se te ocurra transformarte tú también! El suelo no soportará el peso de los tres —advirtió el rubio e Izuku hizo un mohín cruzándose de brazos.
—Ya escucharon a su madre, vuelvan a sus formas humanas, bestias salvajes —golpeó el lomo de Mika con suavidad.
El puma negó con su cabeza y miró fijamente a Izuku.
—Creo que quiere que te vayas para poder cambiar —dijo Denki.
—Como si no te hubiera visto desnudo antes, gatito —el rugido de Katsuki hizo vibrar las ventanas—. ¡Está bien! ¡Me voy! —entre risas abandonó la habitación, y en cuanto la puerta se cerró los dos volvieron a sus formas humanas.
—Vístete de una vez, y tú también.
—Sí mamá —dijeron en un tono burlón mientras se ponían se pie y se acercaban a los armarios para buscar algo de ropa.
Aunque como no era la suya, Mika, le robó una camiseta a Katsuki y así se fue. Dejando a los dos omegas solos.—Me alegra tanto que su relación no haya cambiado a pesar de la distancia —murmuró de la nada llamando su atención—, pero no puedes estar siendo cómplice de esas travesuras infantiles, Kat.
—Lo siento. Es divertido —Denki negó con su cabeza.
—No tienes remedio. Anda, vamos —riendo Katsuki se acercó para besar una de sus mejillas y juntos abandonaron la habitación.
•••
—¡Tengan cuidado! —pidió Denki a Mika y Raiden cuando los dos corrieron hacia uno de los árboles del jardín retandose por ver quién podría escalarlo antes.
—¿Papá aún no ha vuelto? —le preguntó Katsuki, jugando con una coronita de flores que Raiden le había dado, observando en su reloj de muñeca que ya eran las tres de la tarde.
Denki suspiró.
—No, aún no. Quizá llegué para la cena.
—¿Qué era lo que tenía que hacer?
—Ir al puerto por unos encargos. Hizashi-san, Shota-san y Nemuri-san fueron con él así que yo no me preocuparía —ambos rieron.
Desde ya se compadeció con el alma de cualquier idiota que se atreviera a cruzarse en el camino de aquel cuarteto de alfas.
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Obey | DekuKatsu
FanfictionMafiaAU + omegaverse sin koseis. Bakugo Katsuki tiene a sus pies al alfa más poderoso del continente asiático. Logró cautivar a Midoriya Izuku, el jefe de la mafia más grande de todo Japón, desde el primer momento en que cruzaron miradas. Y cuando...