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A la mañana siguiente, cuando Katsuki despertó, Izuku ya no estaba a su lado.

Desconcertado se froto los ojos mientras erguía su cuerpo en la cama rápidamente observando a su alrededor en busca del alfa, tanto con su mirada como con su olfato, pero no encontró ni rastro de este... dejándole claro que se había ido.

Rendido se dejó caer de espaldas sobre la cama otra vez, con la mirada baja y su labio entre sus dientes, evidentemente molesto pues no se había despedido de él simplemente se había ido y quién sabe cuando volvería a verlo pensó con un deje de tristeza, pero estos se vieron interrumpidos por el insoportable sonido robótico de su celular anunciando una llamada.

—¿Hola?

¡Hola Kat! ¿Cómo estás? ¿Dormiste bien? ¿Ya desayunas te?— Katsuki tuvo que alejar levemente el micrófono de su oreja cuando la energética y alegre voz de Denki le invadió su sentido auditivo.

—Estoy bien, podría decirse que si y no, aún no— respondió en orden cada una de sus preguntas, oyendo le suspirar cuando termino.

Le dije, específicamente, a Eijiro que no alterara tus cuatro comidas diarias— hablo molesto y el cenizo se encogió de hombros, aún cuando no podía verlo, y antes de que pudiera contestar se oyeron unos suaves toques en la puerta.

—¿Bakugo? ¿Estás despierto?— ahg, el pelirrojo insoportable había llegado.

—Hablando del diablo, ya está aquí. Te llamo más tarde Den.

Bien, asegúrate de comer todo, ni pienses en desperdiciar comida Katsuki porque lo sabré.

—Si ajá, adiós.

Nos vemos.

Luego de oír su saludo, colgó.

Perezosamente salió de la cama y dio unos cuantos pasos hasta quedar frente a la puerta, y cuando la abrió creyó quedarse ciego por la brillante sonrisa afilada que le regaló el beta al verle.

—¡Buenos días Bakugo!

—¿Qué tiene de buenos?— contestó empujando la puerta para que pudiera pasar.

—Pues... ¡Te prepare el mejor desayuno del mundo! Eso debe considerarse algo bueno.

—Yo juzgare eso —Eijiro, sin dejar de sonreír, camino hacia una pequeña mesita de madera en el suelo dejando la bandeja con los alimentos sobre la misma. Tomando asiento en unos almohadones puestos en el suelo, junto a Katsuki uno frente al otro, el pelirrojo le vio expectante esperando que probara un bocado— huh... no está mal— respondió cortante luego de probarlo. Eijiro sonrió.

—Es bueno oírlo— rió cálido poniéndose de pie mediante un brinco dirigiendo sus pasos hasta la cama para ordenar las sábanas revueltas.

—¿Dónde... ? —aclaro su garganta— ¿Dónde está Izuku?

—¿El jefe? Estaba con mi señor pero.. creo que ya se fue— respondió restando le importancia. Katsuki mastico el arroz junto a los mariscos con furia.

—¿Dijo algo sobre mi?

—Pues... que te cuidaramos— le sonrió.

—¿Y dónde está el bastardo de dos cara ahora mismo?

—No le llames así, y respondiendo a tu pregunta: En la sala dónde lo conociste ayer pero todavía no vas a verle, primero debemos- — Katsuki rodó los ojos y su cerebro automáticamente ignoro al pelirrojo mientras el se dignó a devorar el resto de la comida en el plato, beber el té a la velocidad de la luz y luego ponerse sigilosamente de pie saliendo a hurtadillas de la habitación.

Obey | DekuKatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora