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Con ambas manos estiro una manta sobre los cuerpos dormidos de su familia y sin mas abandono la habitación otra vez, pero está vez no fue hacía la cocina o el cuarto de baño... si no que se quedo de pie frente a la habitación de Midoriya, con una de sus manos sosteniendo firmemente el picaporte de la misma.

Es momento de acabar con esto.

Dando una fuerte inhalación, tomando un poco de coraje, abrió la puerta y con pasos pequeños se adentró en el interior.

Estaba completamente oscuro pero gracias a su visión de felino recientemente desarrollada fue capaz de ubicar los objetos que le rodeaban -y sobre todo a Midoriya- con facilidad.

Le vio recostado sobre su cama profundamente dormido. Siempre fue de obtener el sueño con facilidad pensó y apretando sus manos en puños caminó hacía él hasta posicionarse a su lado.

No estaba muy seguro de lo que iba a hacer pero no perdía nada con intentarlo. Además, no iba a aguantar toda una semana para que luego volvieran a lo mismo si tenia una mínima oportunidad de arreglarlo.

—¿Viniste a matarme o qué?— escuchar el tono ronco en su voz le causo escalofríos.

—Ya quisieras que yo acabara con tu miserable vida— el alfa rió bajito y pasando su mano izquierda por sus rizos abrió uno de sus ojos para verle. Tenia que admitir que tener a Katsuki parado allí a un costado de su cama con aquella expresión neutral en el rostro, que no le decía absolutamente nada, daba un poco de miedo.

—Creí haberte dicho que regresaras a la cama.

—Fue invadida.

—Estoy seguro de que los cinco entran perfectamente en una superficie de dos plazas —el omega desvío la mirada y una pequeña mueca se formo en sus labios— ¿Sucede algo? —no le respondió pero vio como sus manos hechas puños temblaban por la fuerza con la que los estaba apretando— ¿Katchan?

—¿Por qué? —Midoriya tomó asiento en su cama mirándole sin comprender. Katsuki exhalo con fuerza— ¿Por qué no me dejaste volver al Saiko?

—¿Disculpa?

—Dijiste que podría volver cuando yo quisiera.

—¿Aún sigues con eso?

—Contéstame— Midoriya suspiro.

—Katsuki, tú elegiste quedarte con Shoto— el cenizo se atrevió a abrir los ojos solo para dedicarle una mirada de indignación pura.

—No es cierto, siempre quise volver pero aquel día tú me lo negaste y no tuve más opción que quedarme allí todos estos años. ¿Por qué me lo negaste?

—Ya te lo había dicho: Pasaron tres años, superalo de una vez.

—Si me das una explicación no volveré a nombrar el tema —Midoriya rodó los ojos exasperado— yo soy quién usualmente lo evita, ¿una vez que quiero hablarlo me vas a ignorar? —silencio— ¡Midoriya!

—Tch, ¡¿Por qué mierda es tan importante discutirlo ahora?!

—¡Pues porque no me gusta estar peleado contigo! —grito y al instante se arrepintió. Se había dejado llevar por la sangre caliente que corría por sus venas, producto del enojo, en ese preciso momento y termino soltando lo que no quería exponer: su verdadero sentir. Pero aunque quiso salir corriendo se quedo allí y su lengua volvió a traiciónarle— ...a pesar de las cosas que dijiste.. no me gusta tener que actuar indiferente, aunque te odio, realmente te odio, más odio el hecho de no poder estar alejado de ti —confesó notando como la camiseta de tirantes que le había visto puesta -en el momento que estuvieron en la cocina- estaba a un lado en los pies de la cama e instintivamente la tomó en sus manos— y de ésta mierda tampoco— dijo en un susurró antes de colocar la prenda sobre su nariz inhalando el aroma del alfa que estaba impregnado en ella, y que tanto negaba necesitar, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Definitivamente odiaba sentirse así.

Obey | DekuKatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora