¿Qué es la magia en realidad?

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Todos los derechos al autor original de la imagen.
El día se me fue volando como un snidget dorado mientras leía más filosofía muggle existencialista en una de las mesas más apartadas de la biblioteca, pero las palabras de Hermione Granger me taladraban la cabeza sin cesar.
"Sólo tú puedes encontrar tu propia filosofía de vida".

-Veo que Christopher y Betsabé se me han adelantado con la lección...esperaba llegar antes pero veo que ya está realizando la primera tarea que planeaba para usted profesor Snape-

Me sobresalté y miré que al lado de mí se encontraba Kalen Mael, aquel mago que me recordaba a la familia Malfoy pero sin su característica arrogancia y malas costumbres. Vestía una enorme túnica color celeste-turquesa con figuras de estrellas y planetas bordados con hilos de oro, plata y bronce junto con una larga capa color azul claro traslúcida que dejaba pasar la poca iluminación que había en el lugar generando un efecto de aurora boreal. Vi que sostenía con su mano derecha el característico cetro con la luna tallada en la parte superior que parecía sacar chispas doradas y blancas. En cuanto su mirada se cruzó con la mía, me sonrió.

-No quisiera ser grosero pero ¿Qué hace usted por aquí? ¿No tiene asuntos más importantes que atender con sus colegas?-
-Veo que tienes una baja opinión respecto a tu persona Severus...¿Puedo llámalo así? Siento que no hablo con un mago de primer año sino con un igual.-
-Como quiera mientras no me falte al respeto.- dije con sequedad.
Kalen me miró por unos segundos antes de sentarse enfrente de mí. Su mirada era inquisitiva pero curiosa, casi como la de Dumbledore pero al mismo tiempo era benévola y comprensiva como si pudiera saber mejor que el ex-director lo que pensaba o me preocupaba.

-¿¡Qué tanto me mira?! ¿Es que acaso de dónde viene no han visto un mago estudiando en una biblioteca?- para mi sorpresa, él se rió.
- No, es solo que para ser un héroe del Mundo Mágico, me sorprende su aversión a la fama y gloria que se ha creado. No es muy común. La mayoría de los magos que he conocido en vida las aceptaban sin ton ni son. Pero usted insiste en llevar una vida sencilla y a las sombras. No digo que sea algo malo....pero todo en exceso es malo. Cómo sea... estoy aquí para enseñarle las ramas de la magia que dominó y espero que puedan ser de su interés. Esperaba darle una clase filosófica para ver su enfoque hacia la magia, aunque debo reconocer que mis colegas anteriores ya lo han hecho.-
-¡Lo que yo no entiendo es por qué ustedes insisten en enredarme con tontas preguntas existencialistas o enfrentarme con plantas asesinas o fabricar pociones qué ni conozco cuánto podría estar practicando mis sueños o aprendiendo un hechizo cómo se debe!-
-Hay mucho que debes aprender Severus. Puede que seas inteligente en cuanto a la práctica y teoría elemental mágica, pero hay mucho que desconoces y es nuestro deber abrirte esas puertas, puertas cómo está- y para mí sorpresa se materializó una enorme puerta de roble enmedio de los libreros. Era arqueada y con la figura de un fénix con las alas extendidas con una chapa hecha de bronce.
-Vamos...hay mucho trabajo que hacer-
-Solo espero que la señora Pince no sufra un infarto cuando vea la puerta enmedio de un librero- la idea de dañar la imagen que tenía de mí no me gusta nada.
-Descuide, la puerta desaparece en unos 10 segundos después de ser invocada. Sígame o se quedará atrás-
Rápido tomé mi cuaderno de estudio y mi varita y lo seguí. En cuanto la puerta se cerró, miles de velas iluminaron una gran escalera de caracol que parecía infinita entre más la subía.
-Disculpe... pero ¿Cuántos escalones tiene este pasadizo? Siento que hubiera subido estos escalones por una hora-
-Son dos mil escalones Severus-
-¡Dos mil! ¿¡Qué pretende?! ¿Qué me agote hasta el cansancio subiendo o me dé un infarto?-
-Jaja jajaja, no Severus- dijo Kalen mientras subía con toda naturalidad con todo y su bastón. -Esto es un recordatorio de que por mucho que un hombre pretenda saber, nunca estará cerca de saberlo todo. Alguna vez fui arrogante y cómo usted le dijo a la señorita Granger, un insoportable sabelotodo hasta qué me di cuenta de todo lo que ignoraba y tuve que reinventarme de nuevo ¿Dije algo malo o incómodo?- se sorprendió al ver mi cara de sorpresa que rápido quité de mi rostro.
-No es sólo que, un viejo colega mío siempre me decía mucho esa palabra... reinventarme o reconstruir mi vida. -
-Ahhh sí, el viejo Albus Dumbledore, un amigo de confianza mío aunque siempre pensé que a veces un poco desfasado...fui uno de los pocos que le advirtió en su juventud del peligro de escuchar demasiado a ese Gellert Grindewald pero no me escuchó así cómo de no llevar a Tom Riddle a Hogwarts, aunque supongo que de los errores se aprende.-
-¡Errores que nos han costado miles de vidas! Me cuesta aún creer que siendo tan sabio fuera a cometer errores tan simples qué se hubieran resuelto con simple sentido común-
-Tal vez Severus, pero concuerdo con Christopher al decir que a veces debemos permitir que vuelva la oscuridad para que la gente aprenda a apreciar mejor la luz. Solo decidimos actuar o aconsejar si consideramos que es necesario hacerlo, pero no somos los amos de nada ni de nadie. Solo somos simples sirvientes de la Creación. Quién olvida está máxima premisa, está condenado a luchar contra sí mismo. Bien, ya hemos llegado.
Enfrente de nosotros se alzó una puerta dorada con el mismo tallado y con una chapa de diamante. Kalen la abrió con suavidad y aplaudió varias veces en la oscuridad hasta que miles de tapices que simulaban las estrellas y galaxias iluminaron toda la estancia.
Si era una torre, tenía que ser más grande que las torres de Astronomía y  las casas de Ravenclaw y Gryffindor juntas. Había muchos libreros de toda forma y tamaño alrededor llenos de millones de libros de todo tipo de forma, pasta y tamaño. Un enorme planetario descansaba colgado sobre el techo y cuyos planetas, lunas y sol rotaban y se trasladaban simulando el Sistema Solar copernicano. Había también muchos cojines y tapetes de estilo oriental que complementaban varios sillones de cuero negros y cafés así cómo varias mesas rectangulares con banquitos hechos de fresno y pino con diversos instrumentos astronómicos. Pude notar que la estancia tenía varias ventanas cubiertas con cortinas de terciopelo azul rey mientras otras dejaban ver la luz del sol. Era como si el salón de Trelawney se hubiera fusionado con la biblioteca y la Torre de Astronomía.

Severus Snape y los Guardianes de la Magia (Lecciones de justicia e identidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora