Sueños y tormentas

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Música de Liz Callaway "Once upon a december, male version-Deana Carter version". Todos los derechos reservados al compositor original.

Abrí los ojos y vi que me encontraba enmedio de un bosque, con nieve cayendo sobre mí y mis ropas negras. Por alguna extraña razón, no sentía frío o entumecimiento, cómo de alguien que esperaría estar entre un montón de nieve. Me incorporé y sacudí el exceso de nieve de mis ropas y botas y comencé a caminar entre los árboles.
"No lo entiendo...¿Donde estoy? Parece el Bosque Prohibido de Hogwarts, aunque" al mirar mejor el ambiente que me rodeaba "No lo es...este Bosque parece más sereno y más iluminado" pensé al notar cómo los rayos abarcaban todo el lugar.
Comencé a caminar entre los árboles mientras la nieve caía a mi alrededor. Ignoro cuánto tiempo pasé caminando, parecía que lo hubiera hecho por días o meses. Parecía como si ese bosque y yo fuéramos similares, ambos éramos silenciosos,misteriosos, severos e imperturbables.
De repente, apareció un claro frente a mí, al acercarme pude ver que había una persona de espaldas a mí. Por instinto, saqué mi varita y le apunté:
-¿¡Quién eres?! ¿¡Qué hace aquí!?-
La persona no me respondió, lo cuál se me hacía muy arrogante y grosero.
Al acercarme más pude notar que se trataba de un joven mago, muy cercano a la adultez. Al principio no podía ver quién era al estar cubierto con una larga capa con capucha de color morado, pero cuando estuve a su izquierda, éste se quitó la capucha. Tenía cabellos negros y largos, un rostro pálido, cetrino y alargado junto con unos ojos negros enmarcados por unas cejas rectas y pestañas pequeñas que acentuaban su mirada inquisitiva pero suave al mismo tiempo. Poseía una boca delgada y rodeada por una barba nazarena, semejante a la que tenía Christopher Willis. Al reconocerlo, la sorpresa y la ansiedad se apoderaron de mí.
-¡Eres....no puede ser! ¡¿Acaso eres...?!-
Para mi frustración, el joven no me respondió, miraba la nieve y el bosque imperturbable. Entonces comenzó a cantar una canción que denotaba su soledad, tristeza y ansias de encontrar a alguien con desesperación. No tuve valor para interrumpirlo, era como si su dolor fuera el mío. Cuando terminó de cantar, estuvo un tiempo observando todo lo que le mostraba su vista frontal hasta que lo oí decir:
-¡No importa lo que cueste, te encontraré Fausto Bellemore! ¡Y a mi familia también! ¡Recuperaré lo que nos fue arrebatado injustamente! Es una promesa de vida.-
Luego se volvió hacia su izquierda y dijo:
-Ahora lo sabes, Severus. ¡Tienes que salvarnos a todos! ¡Debes terminar lo que yo pude atenuar!-
-¿¡Disculpa?! ¿¡Cómo es qué puedes...?! ¿¡Qué es lo que debo hacer?! ¿¡Dime.... qué sabes de la maldición de nuestra familia?!-
-La maldición es nuestra cadena y también es nuestra llave... sólo tú y tú familia podran recuperar nuestra antigua gloria desde los tiempos de oro de la magia-
-¿¡A qué te refieres!? ¿¡Tú eres Sebastián Prince!? ¿¡Qué pasó con nuestra familia?!-
-Lo descubrirás....solo puedo decirte que a pesar de todo lo que has pasado....estoy orgulloso de que seas mi heredero legítimo. ¡Recupera lo nuestro, Severus! ¡Libera a tu familia! ¡Prométeme que lo harás! ¡Prométemelo, Severus! ¡Severus! ¡Severus!-mi interlocutor se alejó de mí entre una tormenta de niebla y nieve.
-¿¡A dónde vas!? ¡Regresa!- traté de alcanzarlo pero mis piernas corrían muy despacio a pesar de mis esfuerzos para alcanzarlo.
-¡Severus! ¡Severus! ¡Severus! ¡Despierta por Dios! ¡Estamos en peligro!- Desperté abrupto y vi que Augustus me zarandeaba con fuerza. El barco se balanceaba de manera violenta de un lado a otro por fuertes corrientes de aire.
-¡Maldita sea, Augustus! ¿¡Qué nunca te enseñaron a no entrar en un cuarto ajeno sin permiso?!-
-¡Papá tiene problemas para dirigir el barco, estamos en medio de una tormenta!-
Al oír aquello, me vestí rápidamente y guiado por Augustus me dirigí camino hacia la cubierta.
-¡Espera! ¡No puedo dejar sola a Iliana!-
-¡Ella está a salvo en su camarote! Es mejor que esté ahí que allá arriba.-
La idea de dejarla sola, no me gustaba nada, pero sabía que Augustus tenía razón. Le pedí que fuera con Iliana y se quedara a su lado. Entre réplicas, aceptó. Al llegar a la popa, pude ver el cielo negro y oscuro mientras la lluvia arreciaba y brillantes relámpagos surcaban el cielo, ví a Séptimus manejando el timón con todas sus fuerzas mientras Christopher y los demás Guardianes atendían sus órdenes mientras la tormenta arreciaba.
-¡Es un huracán Severus! ¡Nos tomó por sorpresa! ¡Será mejor que ayudes a tu hermano!- explicó Christopher mientras aseguraba las velas con Ramsés.
-¡Sabía que ese mortífago nos traería mala suerte!- soltó Ramsés pero las miradas de Christopher y la mía lo hicieron callar.
Tras mucho esfuerzo, logré colocarme a su diestra:
-¿¡NO SE SUPONÍA QUE PODÍA NAVEGAR SIN AYUDA!?-
-¡AL PARECER NO, SI HAY UNA TORMENTA DEL INFIERNO!- y entonces lanzó una orden a Betsabé- ¡Asegura los víveres, y dile a Kalen Mael que te ayude con los animales!- ella corrió dirección a los almacenes seguida por éste.
-¿¡CÓMO ES QUÉ SABES NAVEGAR?!-
-Antes de ser profesor de física, tomé un curso de navegación por correo. Siempre había querido viajar en barco....¡PERO AHORA ME ARREPIENTO DE MI DESEO!-
- Sí que eres una caja de sorpresas hermano ¿¡Qué hago!?-
-¡Ayúdame a no morir! ¡Mis lentes están muy empañados y apenas veo por donde vamos!-
Impervius!- y las gafas de Séptimus repelieron el agua como si fueran parabrisas.

Música de Brandon Fiechter "Rescue at the sea. Mermaid music". Todos los derechos reservados al compositor original.

-¡Gracias, hermano! ¡A todo babor! ¡A todo estribor!- gritaba Séptimus mientras maniobraba el barco entre las nubes y la lluvia. De repente, se oyó un tronido muy fuerte.
-¡Es el almacén! ¡El motor de vuelo debe haber sido alcanzado por un rayo! ¡Debemos descender!- gritó Kalen.
-¡Maldición! ¡De acuerdo!- sin embargo mi hermano se notaba nervioso y agotado. Lo empujé hacia un lado.
-¿¡Qué te sucede!? ¿! Estás loco?!-
-¡Apártate, estás en las últimas! ¡Dime lo que debo hacer!-
Séptimus gruñó. Al mirar el timón, tuve ganas de desistir, no era un timón común y corriente. En su base había cientos de palancas de distintos colores mientras las aspas y dientes giraban alrededor. Comencé a dirigir el barco siguiendo las instrucciones de Séptimus.
-¡Agarra el timón con fuerza! ¡Esa palanca ayuda a descender el barco! (Y me señaló una palanca roja en el centro del timón) y esa otra, la amarilla, ayuda a asegurar el casco durante el despegue y el aterrizaje...¡No vayas a tocar la palanca naranja, esa dispara cañones y hechizos! ¡Mueve la roja hacia tí, con delicadeza o se romperá! ¡La verde ayudará a amortiguar la caída!-
Poco a poco el barco comenzó a descender hasta que logré colocarlo sobre el agua pero descubrimos que nuestros problemas no habían hecho más que agravarse. Siendo un huracán, el agua revolcaba el barco de un lado a otro como el aire. Las olas eran tan grandes cómo gigantes y furiosas cómo éstos. No paraba de pensar:
"¡No puedo dejar que está tormenta nos venza! ¡Ojalá estuvieran Mc Gonagall o Harry Potter a mí lado! Ellos sabrían que hacer, yo solo soy un pocionista que nunca se atrevió a salir de Hogwarts. ¡Estúpido! ¡No te lamentes y comienza por sacarnos a todos de este lío!" Entonces un grito me distrajo de mis pensamientos.
-¡Hombre al agua!- gritó Ramsés.
-¡Séptimus! ¡No!- grité al darme cuenta de que había sido él, al parecer una ola muy grande arremetió contra la popa y el impulso lo había lanzado al agua. Estaba a punto de saltar pero Christopher y Ramsés me lo impidieron.
-¡Es inútil! No se puede ver nada-
-¡No voy a abandonarlo! ¡Es en estos momentos cuando más deberían comportarse cómo los Guardianes que dicen ser!- y antes de que pudieran detenerme, me sumergí en el agua.
Lancé Lumus Máxima para ver a través del agua, nade con todas mis fuerzas hasta que distingui un reflejo dorado y azulado en medio del agua oscura. Al acercarme pude darme cuenta de que ese reflejo provenía de unos cabellos dorados y ojos azules que me miraban con atención y curiosidad enmarcados en un rostro de marfil y ¿Un cuerpo con escamas? Al reconocer a la criatura me estremecí por dentro.
"¡Es una sirena! No como las que hay en Hogwarts, debe ser una especie distinta. Debo tener mucho cuidado o ella me matará".
Pero antes de que pudiera hacer cualquier movimiento, ella me atrapó un brazo. Intenté zafarme pero era inútil, me obligó a nadar hasta que reconocí a mi hermano Séptimus. Había logrado conjurar el encantamiento de casco-burbuja y nado hasta mí. Al querer agradecerle a la criatura, me di cuenta de que no estaba con nosotros.
"Seguramente huyó... que criatura más rara, en lugar de atacarme...me ayudó"
Séptimus y yo nos tomamos de la mano y gritamos:
Ascendio!-
Nos impulsamos como saetas de Fuego hacia la superficie dónde el barco y su tripulantes nos divisaron. Logramos aterrizar justo en la cubierta.
-Gracias, Severus...te debo la vida-
-Lo que sea por mantener a mi familia con vida y a salvo-
Los Guardianes me felicitaron mientras Augustus y Iliana nos abrazaban y besaban.
-¡¿Oigan, alguno sabe quién es ella?!- gritó Ramsés asombrado.
Volteamos a nuestra derecha y vimos que no éramos los únicos en abordar el barco.
Una mujer de cabellos rubios y ojos azules, vestida con algas verdes nos miraba tímida y expectante.

Severus Snape y los Guardianes de la Magia (Lecciones de justicia e identidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora