Lo que mis ojos ven

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"La línea 304, línea 304...."

Kurapika buscaba la ruta completa en metro para poder cruzar la ciudad completa en el mapa de la ciudad publicado en internet. No llevaba más de dos horas en el lugar y ya detestaba el transporte público, tendría que hacer alrededor de cinco transbordos para cruzar la ciudad y los metros no circulaban después de las 00:00 a.m, reanudando cinco horas después.

Había llegado relativamente rápido al final de la ruta de autobús que lo llevó al límite de York Shin, solo tuvo que caminar un poco para encontrar la  entrada de la estación subterránea del metro y poder empezar a circular por la ciudad. Sin embargo, la señalización era pésima y el lugar en donde estaba se encontraba saturado de personas de toda clase, Kurapika solo quería ir a dormir y ya, cosa que no pasaría pronto.

"Solo unos días más y terminaré con todo" dijo dentro de sí. Finalmente, encontró la estación de la línea 304 y abordó el transporte, tendría que bajarse en la octava parada para poder hacer el transbordo.

Al entrar en la apretada cabina del metro, Kurapika se aferró rápidamente a un tubo de metal para tener un soporte seguro durante el viaje, todo el lugar estaba repleto de personas y el rubio no se encontraba en perfectas condiciones para ser precisos. Solo tenía deseos de cerrar los ojos y de dormir o llorar, tenía esa extraña sensación de querer reírse a carcajadas y a la vez, gritar maldiciones por doquier. Tal vez su pobre cordura y sentido común se estaban agotando, pero le atribuía la culpa completa a ese hombre idiota que le recordó a su familia.

Cerró los ojos y se aferró mejor al tubo, habían varias personas agarradas del objeto y si no se alistaba, tarde o temprano lo sacarían de ahí y los tubos que pasaban cerca del techo serían realmente incómodos para viajar por más de una hora sujetado a ellos.

Trató de alejar de su mente la imagen de su familia, su madre y su padre, el abuelo, Pairo, toda la aldea en sí se mantenían en su cabeza, dando vueltas como almas en pena, ¿Sería posible que su familia no estuviera satisfecha con los ojos que logró reunir? Y no sólo ellos invadían sus pensamientos, Kurapika extrañaba en sobremanera a Leorio, cada recuerdo que pasaba por su mente era como combustible para seguir con la cacería que estaba llevando a cabo; cada noche que pasó con los chicos en esa habitación de hotel le hacía sentir más culpable de lo que se sentía. Todo se dejaba ir sobre sus hombros y tenía que ser lo suficientemente fuerte para poder soportar todo y cumplir con su cometido.

Abrió los ojos, desorientado dentro del metro. El lugar estaba medio vacío, aunque todavía no habían asientos disponibles. Kurapika arrugó el ceño y observó las luces del mapa sobre la puerta de entrada, que indicaba en qué estación se encontraban o a cual se dirigían; se tenía que bajar en la siguiente parada. Aún más confundido, sacó su celular para ver la hora, era cerca de las 17:00 ¿Se había quedado dormido o tan solo perdió la noción del tiempo? Por la hora en su reloj, probablemente sí se había quedado dormido, pero no se sentía como si hubiera descansado algo.

Finalmente, llegó a la primer parada de transbordo por la que pasaría en esa ciudad y esperó al siguiente metro para poder continuar. Mientras esperaba en la fila, sacó una barra de granola y la comió velozmente sin hambre, sabía que la comida le ayudaría a mantenerse despierto.

Llegó hasta la última parada del tren subterráneo cinco minutos antes de la media noche, tendría que esperar cinco horas para poder continuar con su viaje, a menos que fuera a caminar hasta la siguiente parada, pero honestamente, no tenía la misma condición física que cuando tomó el examen del cazador con Leorio y los chicos. Fue hasta el baño de la estación, afortunadamente no era de esos lugares en los que cierran todo y no se puede permanecer dentro, aunque este hecho también provocaba que la estación actuara como albergue para indigentes.

La ganancia del perdedor [Leopika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora