Ella observó al joven marchar y en cuanto dejó de ser visible su figura, marchó corriendo a casa de la familia Murphy para entregarle la carta a Eileen, en cierto modo no podía evitar sentirse emocionada por su amiga y curiosa por el contenido de la carta. A lo lejos observó a Eileen, quien estaba recogiendo frutos secos cerca del bosque.
—¡Uff...!—dejó salir una bocanada de aire.
—¿Qué ocurre, por qué estás tan agitada? ¿A caso pensabas que me iba a comer todos las frambuesas y arándanos en tu ausencia?—Eileen extendió la cesta y ofreció del contenido a su amiga.
—No gracias...—sacó el sobre de la falda.
—¿Qué tienes ahí?—asomó la cabeza curiosa.
—¡Una carta del teniente Dumont!
—¿Para mí? ¿Bromeas?—la tomó entre sus manos y abrió el sobre.
—¿Qué dirá el contenido?—preguntó Clarisse con cierta picardía en su mirar.
—No seas impaciente...—aunque se mostraba serena, sus manos temblaron al abrir la carta.
—''Querida señorita Murphy: Me gustaría poseer la habilidad de escribir rimas, para expresar de la manera más hermosa posible los sentimientos que ha despertado en mí. Por más que busco no encuentro las palabras precisas para describir esta sensación de felicidad que me aporta su compañía, o esta soledad cuando no está. De lo único que soy capaz es de poner en vuestrasmanosmi corazón, tomadlo y haced cuanto os plazca porque vuestro es.
Atentamente,
vuestro Jean Paul Dumont.''
Al terminar de leer en voz alta el contenido con gran sorpresa y una sonrisa de lado a lado se llevó la mano al pecho y exclamó: —¡Dios mío!
—¿Qué responderás?—se acercó Clarisse emocionada.
—¡Pues yo...!—releyó la carta—Al menos tiene estilo...He de reconocer que es la primera carta que leo que me ha dejado sin palabras, es bueno saber que aún hay hombres que saben cómo escribir a una dama...
—¿Por qué evades mi pregunta? ¿A caso no te gusta el teniente Dumont?
—Pues sí, es un hombre muy apuesto y extrovertido, pero...¡Oh, bueno Clarisse tú ya sabes!
—Si te gusta no veo donde está el problema, siempre hablas de romance, pero cuando se trata de ti lo evitas a toda costa.
—No es... ¿Quién más cuidará de padre y de Jane? —miró desesperanzada a la joven.
—Creo que la única que puede tomar la decisión eres tú, Eileen.
—Clarisse, si el teniente Dumont fuera un hombre de Boston no tendría problema alguno, pero es un teniente francés que tarde o temprano regresará a su tierra. ¿Cómo crees que terminaría esto para mí, si acepto su propuesta...?
Clarisse guardó silencio y solo abrazó a Eileen con ternura, en un gesto digno de una amiga para dar ánimos. Ambas estuvieron hablando un rato mientras paseaban por el claro. Clarisse ayudó a la joven a recoger frutos del bosque para elaborar una mermelada casera. Cuando el sol se puso la joven decidió regresar a su casa.
***
A la joven le daba la sensación que el tiempo en Boston pasaba más rápido de lo normal, no logra en tender como en un abrir y cerrar de ojos ya había llegado agosto. Como todos lo años en aquella época había un enorme jaleo en la finca. Se escuchaba los esmerados pasos de las jóvenes criadas recorrer los pasillos por doquier. Jocelyn, una mujer bastante serena no podía evitar agitarse al igual que el resto de empleadas, el motivo no era otro que el cumpleaños del alcalde, quien a sus cincuenta y cinco años se sentía más vivo que nunca; una inmensa felicidad le invadía al celebrar con su familia y allegados un día más en su vida. Su esposa Eloise siempre se encargaba de aquellas fiestas, él sentía que su verdadero talento era la organización de fiestas de gala donde demostraba ser la mejor en la materia.
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Jardín de cenizas
RomanceLa acomodada familia Rossmore llega a Boston en el año 1869, para instalarse en una gran finca a las afueras de la ciudad. Clarisse dejará atrás su tierra y se aventurará en un camino tortuoso lleno de traiciones, ambición y muerte pero también con...