El sol se escondió lentamente tras el horizonte. Clarisse miraba risueña la luna mientras cepillaba su castaño cabello.
—Deja que lo haga yo...—se acercó una silueta en la oscuridad.
—¡Madre! —se sobresaltó un pequeño instante.
—¿Por qué tan agitada? —cogió el cepillo de las manos de su hija y continuó cepillando su cabello ondulado. —Tan hermoso rostro...—tomó su mentón y dirigió su rostro hacia ella. —Si no fueras mi hija, estaría incluso disgustada de que compararan tu belleza con la mía. Lástima que solo heredaste mi rostro y no mi audacia, tanto talento de la naturaleza desperdiciado en una cabeza hueca...—soltó el mentón de la muchacha y la miró con hastío—si fueras un poco más astuta tendrías al Conde comiendo de tu mano, pero no sabes utilizar tu belleza a tu favor. La inhibición no te llevará a ninguna parte, querida niña...
—¿D-de que habláis?
—¡Ingenua! — suspiró—No te has percatado por un momento, ¡el Conde ha puesto sus ojos en ti!
—¡No es posible! ¿Qué decís de forma tan precipitada? —llevó inconscientemente sus manos cerradas a su pecho.
—No sabes nada, ¡nada! —propició un pequeño chasquido en la frente de Clarisse —Se cansará pronto si sigues mostrando esa indiferencia tuya, para lograr tus objetivos debes tomar a veces la iniciativa por tu propia cuenta. La timidez no será tu aliada... ¡Es mentira que a los hombres les gustan las muchachas inocentes, son extremadamente aburridas!
—¡Pero madre...!
—Pequeña tonta... ¿Por qué crees que tu padre aceptó el cargo de regidor en Boston? ¡Para saldar las deudas de Reino Unido! Esta finca y los terrenos son lo único que nos queda que merezcan la pena. Si tu padre llegara a fallecer... A falta de un heredero que continúe con el legado y el título de barón,¡ estaríamos totalmente desamparadas! El Conde es una oportunidad que se te ha presentado ante nuestro incierto porvenir, vivirías como una princesa en palacio y serías respetada por todos en Inglaterra. ¡Se consciente por una vez en tu vida y sedúcelo sabiamente! La belleza es un arma que está de tu parte, además, ¿el Conde te interesa, cierto? ¿Sabes cuan afortunada serías al unirte al hombre al cual deseas? ¡Él no tendrá objeción en casarse contigo! —sujetó firme y ásperamente sus hombros.
—¡Madre por favor detente! —se deshizo de su agarre—¡Soy vuestra hija! ¡¿Cómo me pedís que haga algo tan vergonzoso?!
—¡Haz lo que quieras! ¡Cuándo tu padre no esté para protegerte caerás de tu torre de marfil y te darás cuenta de la crueldad de este mundo! —se giró con desdén y propinó un portazo al salir de la habitación.
Clarisse durmió entre lágrimas aquella oscuranoche.El día había sido hermoso, no entendía cómo podía haber terminado de aquella forma ni que había hecho mal, pareciera que su madre estaba atenta a cada paso en falso que daba y que en vez de ayudarla, provocaba aún más su hundimiento.
ESTÁS LEYENDO
Jardín de cenizas
RomansaLa acomodada familia Rossmore llega a Boston en el año 1869, para instalarse en una gran finca a las afueras de la ciudad. Clarisse dejará atrás su tierra y se aventurará en un camino tortuoso lleno de traiciones, ambición y muerte pero también con...