SEXTO CAPÍTULO

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POV CAÍN

– Rafael, dirígete a la zona de monitoreo inmediatamente y no regreses aquí hasta que tengas alguna idea de qué mierda está sucediendo – Caín se limpió el sudor de la frente. Se negaba a creer que tendría que enfrentar lo que sea que estuviese allí afuera sin la ayuda de su padre – Alessandro, organiza todas las tropas que tengas ahora mismo. Necesito la mayor cantidad de soldados que puedas reunir.

Sin las tropas especiales, estarían en considerable desventaja, pero no tenía otra opción. Su padre se las había llevado en su expedición.

Estuvo a punto de sufrir un paro cardiaco cuando Lucifer, con toda la calma del mundo, le susurró algo a Focalor, mientras se arreglaba desinteresadamente el reloj que llevaba en la muñeca. Tan pronto como terminó de hablar, abrió un portal hacia el castillo escarlata. En un abrir y cerrar de ojos, Focalor había desaparecido.

– Necesito que mantengan la calma todos los presentes. El palacio cuenta con protección celestial; nada ni nadie cruzará estás puertas sin mi autorización. Absolutamente todos se encuentran a salvo – Buscó a Pandora con la mirada, mientras esperaba que sus palabras tuvieran el efecto deseado en los invitados de sangre roja.

¿Y Pandora?

– Mi señor, todo tipo de vigilancia ha sido neutralizada por la explosión. No tenemos ni la menor idea de qué ha sucedido en la frontera – Caín estaba a punto de perder la cabeza.

– Necesito tropas en la frontera ya mismo. Manda a Alessandro en este instante.

Una segunda explosión sacudió los cimientos del edificio con una fuerza que logró que algunos invitados perdieran el equilibrio. A lo mejor, se lo estaba imaginando, pero podía escuchar gritos pidiendo ayuda fuera de la fortaleza. Aunque no tenía ni la menor idea de qué era lo que debía hacer a continuación, estaba haciendo su mejor esfuerzo para fingir que sabía qué rayos hacer en una situación como aquella

– ¿Dónde carajos está Pandora?

– ¿Necesita ayuda, su alteza? – La voz de Lucifer provocó que los vellos de la nuca se le erizaran.

El demonio chasqueó los dedos al mismo tiempo en el que abría un portal unilateral. Del otro lado, el caos se desataba. Bestias que nunca antes había visto devoraban a los habitantes sin piedad alguna. Los escasos demonios de forma humana incendiaban las casas a medida que ganaban terreno.

Intentó pensar con claridad. Sus comandantes estaban desperdigados por todo el castillo intentando controlar la situación y su padre haciendo quién sabe qué en quién sabe dónde. Necesitaba ayuda y, en ese momento, Lucifer parecía ser su única salvación.

Hizo lo posible por acallar a su orgullo – Lucifer, por lo que más quieras, permíteme usar tus portales esta noche. No puedo permitir que mi pueblo caiga simplemente por-

No pudo continuar. Lucifer tomó la palabra – Patético – Sonrió – Planeaba ayudar sin que te humillaras de esa forma. De todas formas, es bueno que reconozcas tu incompetencia, ¿verdad?

Caín le devolvió una mirada tan fría como el hielo. No se atrevía a responderle por temor a que se negara a colaborar si acaso dejaba que su orgullo hiciera de las suyas. Se preguntó qué hubiese hecho su padre en su lugar. No necesitó pensarlo mucho. Era obvio que sacrificaría unas cuantas vidas por mantener su honor intacto.

Negó con la cabeza. Ya había tomado una decisión; no valía la pena seguirle dando vueltas al asunto. Condujo a Lucifer hacia la entrada del cuarto de armas después de dejar a un par de soldados a cargo de los invitados. Los demonios no habían tardado más de un par de minutos en comprender que la amenaza de aquella noche no significaba peligro alguno para ellos. A pesar del buen rato que ambas razas habían compartido juntos, no había sido suficiente para que los demonios se preocuparan genuinamente por aquel reino de desconocidos. De todas formas, no había esperado que así fuera.

El secreto de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora