Ariadne
A pesar, de haber tenido un buen sueño después de la alocada fiesta del Mall, no me sentía tan bien que digamos, lo qué pasó con Walter me dejó de mal humor y apática.
Hoy no tengo ganas de hacer mucho, lo mejor será meterme a la cama, poner una película y no levantarme por nada del mundo. Estaba dispuesta a seguir mi plan, cuando, Karime, entró desesperada por la puerta de mi habitación.
Me pareció raro, se suponía, que, en solo un par de horas, tenía una cita con Carlo. Entró pálida, un tanto alterada y nerviosa. Nunca la había visto así, me dio mala espina y comencé a pensar lo peor. Por su vestimenta, me di cuenta que ni siquiera tenía planeado venir, traía puesto unos pantalones deportivos, una sudadera y su cabello estaba hecho un desastre.
— ¿Qué pasa? — pregunté asustada
— ¿Qué harías si sabes algo, que cambiará la vida de alguien a quien quieres mucho? — me respondió con otra pregunta
— Depende ... ¿la cambiará, para bien o para mal?
— Para ambas — dijo asustada
— Me puedes explicar, ¿qué te pasa? — dije totalmente confundida
— Tal vez después ... pero ahora dime, ¿qué harías?
— Supongo, que haría lo correcto
Y sin decirme nada más, salió de mi cuarto con la mente en otro lado, me di cuenta, que, cuando hablaba conmigo, parecía tan metida en sus pensamientos, que ni se dio cuenta que no saludo y mucho menos se despidió, simplemente se fue
— ¡Oye!, Karime — trate de llamarla, pero ya se había ido
Me dejó totalmente extrañada, no sabía el motivo de su actitud, pero debía ser algo grave. Pasó aproximadamente un par de horas y se apareció Ximena, estaba totalmente contenta. Lo cual, no era nada raro en ella, así era su personalidad. Parecía que nadie quería dejarme tranquila hoy, solo faltaba mi hermana.
— ¿Cómo estas, Ari? — preguntó mientras se aventaba a mi cama
— Bien y por lo que veo tu estas igual — dije arqueando una ceja
— Pues, sí ... ¿Salimos en la noche?, ya sabes, como en los viejos tiempos, solo tú y yo — me dijo con una sonrisa pícara
Recuerdo muy bien aquellas épocas, como Xime, iba de carrera en carrera, me la topaba muy a menudo en las reuniones y fiestas de la universidad. Solíamos ponernos de acuerdo e ir de casería tras algún nuevo incauto. Eran buenos tiempos, no teníamos que preocuparnos por nada, claro, siempre y cuando nuestros padres no se enteraran. Las dos nos entendíamos mejor en esos aspectos, nos gustaba perder el control, cuando estábamos solas podíamos hacerlo tranquilamente y sin las miradas incriminatorias de Pauline y Karime. A ellas también se les va la mano, pero nunca cruzan la línea, en cambio, Xime y yo, muchas veces no mediamos consecuencias y eso nos trajo algunos problemas en el pasado.
"Eran las diez de la noche y la pendeja de Ximena no se aparecía, habíamos quedado en que vendría, para poder enredarnos con un par de hermanos que estaban buenísimos.
La música estaba a todo volumen y la casa de quien sabe quién, estaba a tope. Renata, mi mejor amiga — o, mejor dicho, la que era mi mejor amiga, pues, la muy perra se enredó con mi hermano, Imanol — es una morena con buen cuerpo, gracias a sus genes colombianos, de cabello oscuro y ojos marrones claros. Somos bastante unidas, lugar en donde este yo, lugar en donde esta ella, siempre andamos juntas. Estamos en nuestro tercer año de la carrera de contabilidad, para mí, esta carrera resulta bastante fácil, definitivamente no es ningún reto. Es por ello, que le sugerí a Ximena, que probara en contabilidad, pero la verdad no estoy segura de que lo logre, la semana pasada converse con algunos profesores y me dijeron que casi ni asiste a clases.
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Ruleta de Amor
ChickLitLa vida es un juego, una ruleta y dependiendo la cantidad que apuestes ganarás menos o quizá más. No podemos predecir quién se llevará lo mejor de la jugada, pero siempre alguien saldrá perdiendo, eso es inevitable. Durante toda mi vida escuché a m...